Baker Mckenzie
Baker Mckenzie
Lucero Chávez Quispe

Frente a cambios en la legislaciones y crisis de confianza en la región que han golpeado al , muestra avances en la adopción de prácticas de .

A una semana de aprobarse la sanción por actos de corrupción entre privados, Jonathan Adams, socio y especialista regional en compliance de Baker & McKenzie habla sobre los efectos de normas similares en Reino Unido y la estrecha relación entre la regulación de los gobiernos y las prácticas de compliance implementadas en las empresas.

¿Qué países de la región lideran las prácticas de compliance?

Yo diría que por mucho es Brasil que está más adelantado no necesariamente por la calidad de las leyes, sino por su implementación y el efecto que ha tenido. No conoceríamos del caso Odebrecht sino fuera por los fiscales en Brasil. [...] En segundo lugar está Colombia, que tiene obligatoriamente programas de cumplimiento para ciertos tipos de empresa. Y yo diría que a partir de hace un par de días el Perú está a la vanguardia con la criminalización de actos de corrupción en partes privados.

¿En otros países también se sanciona la corrupción en el sector privado?

Reino Unido es el caso más conocido, pero en la región no. Es algo que yo veo como vanguardia, porque para allá vamos todos. ¿Cómo se hace la transición de una economía con pequeñas empresas familiares a empresas donde el gran público inversionista puede participar? Protegiendo a esos accionistas, y si se tiene un modelo de negocios basado en coimas no se va a ser una empresa efectiva que pueda competir a nivel globlal. Los países para ser competitivos están haciendo esto, no porque se estén rasgando las vestiduras, es simplemente que tienen que ser más competitivos a nivel mundial. Me parece bastante visionario de la legislación peruana, una ley de vanguardia en el mundo; siguiendo la ley de Reino Unido.

¿Cuáles han sido los resultados de implementar esta medida en Reino Unido?

La ley aplica a operaciones de empresas con vínculos con el Reino Unido con todo el mundo. Todavía no hemos visto un alcance tan fuerte como tiene Estados Unidos,que sí tiene una implementación muy fuerte en todas las regiones. Pero hay que ver esto en el largo plazo. El FCPA (Foreign Corrupt Private Act) que castiga la corrupción entre personas relacionadas con empresas que tienen vínculos con Estados Unidos ya tiene mas de 40 años de existencia. Su equivalente en el Reino Unido es el United Kingdom Bribery Act, y esa es la ley que prohíbe entre otras cosas el soborno entre privados. Pero esa ley tiene menos de 10 años, es una ley relativamente reciente. Toma tiempo construir dentro del gobierno los órganos para combatir este tipo de delitos.

¿Entonces a mayor regulación mayores avances en programas de compliance?

Yo creo que las industrias más reguladas por los gobiernos tienden a ser las industrias que mejor manejan sus negocios en temas de compliance. Pondría en primer lugar a la industria farmacéutica; por su interacción con la salud y los profesionales de la salud tienen que mantener programas de compliance bastante altos. También están las industrias extractivas, como el petrolero, que lo han tomado muy en serio. Algunos de tecnología lo están comenzando a hacer. Las empresas que son globales tienen que tener este tipo de programas porque el riesgo de que desaparezcan con alguna crisis o escándalo es muy alto.

¿Cuál es el principal reto en la región?

Hay un sector rezagado por la informalidad. Creo que ahí el gobierno tiene un papel importante y es legislar de una forma práctica; no haciendo leyes que sean muy estrictas que no se puedan cumplir o de alguna forma cínica aplicar la ley donde pueden sacar provecho. Las empresas que van a seguir y sobrevivir ya tienen claro que el compliance está aquí para quedarse. Sí le toca a los gobiernos legislar para que le sirva al resto de la población y no se queden fuera del compliance.

Entonces, ¿a qué debería apuntar la regulación?

Claramente tiene que haber distinción no en cuanto a permitir prácticas indebidas, pero sí en el nivel de programas que se exigen. Un programa de compliance para una empresa de 5 mil empleados es mucho más complejo que para una empresa de 5 personas. Creo que es importante conservar esas distinciones y exigir la autoregulación de una forma diferente, según el tamaño. El gobierno debería de pensar en los pequeños negocios y cómo ayudarles a sobrevivir en el futuro.

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