(Foto: El Comercio)
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Redacción Economía

Según la encuesta de expectativas macroeconómicas del , a diciembre del 2016, los principales analistas económicos proyectaban un crecimiento de 4,0% del para el 2017. Sin embargo, el escándalo de corrupción a raíz del destape de las operaciones de Odebrecht, el fenómeno de El Niño costero y el lento avance de la inversión pública y privada golpearon el crecimiento.

Como consecuencia, hoy se espera que el crecimiento del 2017 haya cerrado en 2,7% aproximadamente. Lo ocurrido muestra las limitaciones de las proyecciones y la dificultad de predecir el desempeño de una economía en el plazo de un año. No obstante, se pueden identificar ciertas tendencias para el 2018.

DEMANDA INTERNA

En primer lugar, luego de 14 trimestres consecutivos de caída, la inversión privada empezó a crecer desde la segunda mitad del 2017, lo cual se espera que continúe el próximo año.

Este crecimiento responde, principalmente, a la recuperación de los términos de intercambio y mejores niveles de confianza empresarial. Respecto a los términos de intercambio, la expectativa de mayores precios de los metales en el mediano plazo, en particular del cobre, permite a las empresas mineras iniciar inversiones en exploración, así como de sustitución de equipos y mejoras en infraestructura. Entre las grandes inversiones mineras que se espera que se inicien en el 2018, podría destacar el proyecto cuprífero Quellaveco, en Moquegua, el cual invertiría cerca de US$5.000 millones durante un período de cuatro años –aunque es posible que su ejecución se retrase al 2019–.

La recuperación de la inversión privada también se debe a la solidez de otros indicadores de demanda interna. Según el BCR, la confianza empresarial ha aumentado sostenidamente en la segunda mitad del 2017 y a noviembre se encuentra en su nivel más alto en tres años. Asimismo, se observa una recuperación de las importaciones de bienes de capital, indicador de la demanda de inversión, luego de casi cuatro años de caída. Asimismo, se espera un importante avance de proyectos de infraestructura concesionados, como la ampliación del aeropuerto Jorge Chávez y la línea 2 del metro de Lima. No obstante, la coyuntura política puede impactar sobre la confianza ganada y los esfuerzos por destrabar grandes proyectos de inversión.

La inversión pública, por su lado, sería uno de los principales contribuyentes del crecimiento del producto. Según el BCR, los motores que explicarían este crecimiento son la construcción de la infraestructura necesaria para los Juegos Panamericanos y la reconstrucción con cambios, que involucra un plan de 9.804 proyectos por más de S/25.655 millones a lo largo de cuatro años. Estimaciones del Ministerio de Economía (MEF) señalan que, sin el gasto en reconstrucción, el PBI crecería 2,7% en vez de 4% durante el 2018. Respecto a esta, a noviembre, solo se habían adjudicado obras por S/375 millones y ejecutado casi S/110 millones. Con las elecciones regionales próximas y las limitaciones institucionales de algunos ministerios y gobiernos subnacionales, buena parte de la ejecución planificada para este año podría retrasarse al 2019.

Otro componente importante del PBI que se espera tenga un mejor desempeño en el 2018 es el consumo privado. Esta mejora se explicaría por un mayor crecimiento del empleo e ingresos, producto de la mayor inversión privada y pública, y, en parte, por el rebote estadístico, dado el muy bajo crecimiento que tuvo el consumo en el primer semestre del 2017. Otro factor que incidiría en su recuperación es el mayor crecimiento del crédito de consumo, el cual en el primer trimestre del 2017 tenía una variación real anualizada un poco mayor de 4% y a fines del 2017 creció cerca de 6%.

FRENTE EXTERNO

Por el lado externo, se prevé una desaceleración de las exportaciones debido a la moderación del crecimiento del sector minero.
En el caso del cobre, la producción en Cerro Verde y Las Bambas ya alcanzó su nivel óptimo, mientras que la ampliación de Toquepala, que inicia operaciones este año, recién alcanzará su máxima capacidad en el 2019. Asimismo, el incremento de la producción de zinc deberá moderarse luego del fuerte aumento en el 2017. En cuanto a las importaciones, se espera un mayor crecimiento en función de la recuperación de la demanda interna.

INFLACIÓN

Respecto a la inflación, la reversión de los efectos de El Niño costero a lo largo del año la ubica en su nivel más bajo desde el segundo trimestre del 2010.

Por ahora no se esperan mayores presiones inflacionarias debido a que el crecimiento se ubicaría debajo de su potencial en el 2018, a la baja probabilidad de incrementos fuertes del tipo de cambio y a que no hay indicios de eventos climáticos adversos. En este escenario, se proyecta que la inflación caiga por debajo de 1% en el primer trimestre y, posteriormente, se acerque a alrededor de 2% a fines de año.

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