Eva Arias: “Nunca sentí restricciones por ser mujer”
María Rosa Villalobos

El padre de , presidente ejecutiva de la minera Poderosa, no fue a la universidad pero aprendió su oficio en la cancha. Así logró contagiar a su hija Eva la pasión por este sector.

Eres la mayor de ocho hermanos. Tu padre trabajaba como emprendedor en el rubro minero. ¿Tenían un lugar fijo o viajaban mucho? 

La primera operación que hizo fue en una calera de cal, Cut Off, ubicada entre Toromocho y La Oroya. Vivíamos ahí hasta que tuvimos que ir al colegio en Lima, pero todas las vacaciones las pasábamos en una mina, dependiendo dónde estuviera mi papá. 

¿Cómo comenzó él a trabajar en este rubro? ¿Tenía una carrera técnica o fue un aprendizaje empírico? 
Mi abuelo falleció muy joven, cuando mi papá estaba terminando el colegio. No fue a la universidad y comenzó a trabajar. Él siempre valoró mucho la capacitación y ayudó a sus dos hermanos menores para que estudien. Uno es ingeniero de minas y el otro, ingeniero agrónomo. Ambos trabajaron con mi papá todo el tiempo. Mi papá era como un imán, todos terminamos trabajando con él.

Aprendió muy bien el oficio… 
Aprendió de minería trabajando en minería, porque mi abuelo también estuvo vinculado al quehacer minero. Mi papá tenía mucho afán de aprender y conversaba mucho con los ingenieros e iba a las conferencias técnicas. Cuando le decían “ingeniero”, él decía que era ingenioso y que se había graduado de la universidad de la vida. 

Me imagino que eso influyó mucho en ti… 
Nos dio la oportunidad de ver que llegaba la mina y los pueblos alrededor iban creciendo. Uno ve cómo se va construyendo todo donde no había nada. Te enseña a estar ligada a la naturaleza y a las poblaciones porque su deseo de desarrollo y la ayuda de la mina terminan, finalmente, brindándoles una mejor calidad de vida. Cuando uno se vincula con el sector, ve el desarrollo y comienza a trabajar con pasión. 

¿Tu padre fue el fundador de Minera Poderosa? 
Sí, la fundó en 1980. Este año cumplimos 36 años. 

¿Cómo ocurrió?
En 1977 un transportista le trajo el proyecto a mi padre, quien envió un equipo de geólogos para ver si la mina era interesante. Hicieron una exploración de campo; no había carreteras, así que debieron ir a pie y a mula. Les pareció que tenía potencial. La empresa se formó en 1980 y dos años después empezamos la producción en la primera planta que tuvimos en la zona, Marañón.

¿Fuiste parte de la empresa desde sus inicios? 
Sí, soy miembro del directorio desde su fundación pero comencé en la parte financiera y administrativa. Tuve que estudiar algo más porque soy arquitecta. Poco a poco, entré a la parte operativa. 

¿Poderosa es un negocio manejado por tu familia?
Tiene otros accionistas y cotizamos en bolsa pero mi familia siempre ha manejado la dirección. De hecho, uno de los geólogos que fue en las primeras expediciones es, hoy en día, mi esposo. Nosotros tenemos dos hijos: Diego, el menor, es geólogo y ahora trabaja en Poderosa. Mi hija mayor, Jimena, estudió Biología pero hizo estudios en comunicaciones y otros ámbitos. Ahora se encarga del área de responsabilidad social y comunicaciones de la mina. Mi hermana Isabel es accionista y miembro del directorio. 

A pesar de tu cercanía con el sector, decidiste estudiar arquitectura. ¿Por qué? 
[Risas] Mi papá, desde que era muy pequeña, me incentivó el gusto por el arte. Me regalaba libros de pintores, escultores y arquitectos. Recuerdo que de muy chica me regalaron por Navidad un mecano. Cuando lo abrí, me desconcerté y desilusioné. Cuando empecé a jugar con él, cambié, ¡me fascinó! Mi papá quería que estudiara ingeniería porque era buena en matemáticas, pero yo quería algo con más de calidez. En arquitectura  te entrenan para pensar en tridimensional. Cuando comencé a ver cosas más técnicas [en la mina], me fue de mucha utilidad. Cuando los ingenieros me escribían sobre un plano, mi formación de arquitecto podía imaginar sin necesidad de ver, a veces veía hasta los colores. 

En la universidad comenzaste un negocio con dos amigos. Cuéntame de esa experiencia. 
Fue muy divertido, creo que comenzamos en el tercer ciclo de la facultad. Iniciamos con cosas menores, no teníamos título pero poco a poco salieron oportunidades. Tuvimos que contratar profesionales para ir avanzando con los pedidos. No teníamos ni 20 años cuando comenzamos esa empresa, pero me gusta hacer las cosas de manera formal. Los convencí de hacer la empresa con inscripción y estatutos. Al inicio éramos austeros pero sabíamos invertir. Usábamos un solo carro, no salíamos a comer a la calle, gastábamos poco. 

En 1977 decidiste ir a trabajar con tu familia en la mina. ¿Es este rubro machista?
Como siempre estuve familiarizada con las personas vinculadas al sector, nunca sentí que por ser mujer tenía alguna restricción. Mi relación fue horizontal, tengo mucho aprecio por los trabajadores, sus familias y los ingenieros. Siempre he tratado de tener una relación de igual a igual, esa es escuela de mi papá. El ser mujer me ha dado ventajas porque hay un grado de cortesía o un trato más suave. 

Entrando al tema de la nominación al premio LEC 2016, este busca reconocer la innovación y el impacto positivo que un negocio puede causar en la sociedad. ¿Crees que ustedes cumplen con estos dos propósitos? 
Poderosa es una empresa que lleva mejoras, cambio y diferentes oportunidades en la zona en la que se encuentra –región La Libertad–. Nosotros queremos transformar nuestra riqueza mineral en oportunidades de desarrollo, haciendo que nuestros trabajadores se sientan orgullosos. Eso implica un trabajo en equipo muy consolidado. Hemos pasado épocas difíciles porque somos un equipo humano A1. El trabajo de cada uno, dentro de su función, y el trabajo en conjunto hacen que logremos muchas cosas que van más allá de un tema productivo. Interactuamos mucho con las instituciones públicas y privadas para lograr cosas que beneficien a la colectividad.

¿Por ejemplo?
El año pasado financiamos una investigación para crear una variedad de papa resistente a la rancha, una de las plagas de papa más serias. Tenemos dos investigaciones más en curso: una para crear una variedad que sea resistente a climas cálidos y otra para las heladas. Además, hemos construido más de 250 kilómetros de carreteras, postas médicas y hemos implementado programas de salud. También trabajamos temas de gobernabilidad. Lo último es muy interesante porque la propia población se organiza con asesoramiento de una consultora e incorpora un comité. Ellos mismos analizan qué quieren mejorar. Se crearon unos fondos concursables de la empresa, ellos ponen la mano de obra, y pueden acceder a una mejora, sea cual esta fuera. 

¿Qué sentiste al enterarte de la nominación como Líder Empresarial del Cambio 2016? 
Me sentí muy honrada. Fue muy gratificante para mí que nuestro principal banco nos haya nominado. Sentí que estos años de trabajo en equipo, de esfuerzo, de haber estado en una situación crítica y trabajando para sobrepasarla, habían valido la pena. Esto reconoce el trabajo de un equipo humano.

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