Debido a que permanecieron cerrados varios meses para evitar la expansión del coronavirus, los restaurantes están solicitando que el Ejecutivo dicte algunas medidas de corte tributario para evitar mayores efectos negativos en sus ingresos. (Foto: Hugo Curotto / GEC)
Debido a que permanecieron cerrados varios meses para evitar la expansión del coronavirus, los restaurantes están solicitando que el Ejecutivo dicte algunas medidas de corte tributario para evitar mayores efectos negativos en sus ingresos. (Foto: Hugo Curotto / GEC)
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Élida Vega Córdova

La exoneración del por tres años y una prórroga en el pago del (IR) del 2021 y 2022 para el 2023, son las (Ahora Perú) para que los recuperen la liquidez perdida por la pandemia.

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Pero, ¿hasta qué punto resultará posible que dichas medidas encuentren eco en el Ejecutivo, sobre todo cuando en el mes de noviembre los ingresos tributarios volvieron a reportar una caída de más de 10 puntos?

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Según Renzo Grández, tributarista de Payet, Rey, Cauvi, Pérez Abogados, “por un tema de política fiscal dicha pretensión no procedería porque se va a tomar una decisión en la que se pondere la recaudación y lo más probable es que el ministro [de Economía] priorice esa situación”.

Al respecto, Luis García, socio del Estudio Muñiz, sostiene que tratándose de medidas de difícil aprobación, porque podrían ir contra la recaudación, debería analizarse como alternativa la aplicación de “incentivos o normas que serían más viables y fáciles de aplicar”.

ELIMINACIÓN DEL ITAN

Según el tributarista, una modificación tributaria que podría beneficiar a restaurantes, empresas de turismo y hoteles, sería la derogación del ITAN, porque tal y como funciona ahora “es un absurdo no solo porque termina descapitalizando a las empresas, sino porque también les genera un problema financiero grave. Esta sí es una propuesta viable y va a aliviar a las empresas”, afirma.

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Otra modificación, a sugerencia del abogado, podría darse en los sistemas de arrastre de pérdida, que fueron creados para compensar las pérdidas en un ejercicio pero que –conforme dicta la norma– no permite que el contribuyente pase de un sistema a otro.

“En este caso si elijes un sistema ya no puedes cambiarte después y te quedas atrapado en el primero. Pero además de dar facilidades a los contribuyentes para que se puedan cambiar del sistema A al B sin ningún tipo de restricción, también debe hacerse sin límite de tiempo porque en el sistema A se ha ampliado de cuatro a cinco años, pero solo es por la pandemia. Sin embargo, este sector no necesariamente se va a reactivar en el 2021 y en un 100% porque tienen una capacidad de aforo en sus locales”, explica.

IGV JUSTO

Convencido de que se va a ponderar la recaudación, sobre todo porque se trata de un sector con particularidades, el tributarista Renzo Grández considera que los restaurantes deberían seguir aprovechando los beneficios que actualmente tienen como el IGV justo y la depreciación acelerada para máquinas y equipos, que durante la pandemia pasó de 5% a 20%.

Explica que el IGV justo es un beneficio tributario que permite a las empresas con ventas anuales de hasta 1.700 UIT prorrogar el pago del IGV de un periodo tributario hasta por 90 días y sin intereses.

“Así es como se debe sacar adelante al país no con temas impositivos sin previo análisis o exoneraciones sin ponderación. Eso no es lo que necesitamos, lo que necesitamos es promover la inversión con medidas que ayuden a que el Estado recaude más pensando en el país”, sostiene Grandez.

Mientras que también podrían acogerse, según ambos especialistas, al régimen de aplazamiento y/o fraccionamiento (RAF) de deudas tributarias, que hoy tiene una tasa competitiva y preferencial de 0,4%.

DEDUCCIÓN DE GASTOS

Otra medida adicional que podría favorecer a los restaurantes, según Renzo Grandez, es el incremento de la deducción de gastos para las rentas de trabajo de quinta categoría. Refiere que la tasa de deducción podría pasar del 15% actual a un 30%.

“Con esta medida, estas empresas serían más atractivas en cuanto al beneficio porque se impulsaría el consumo y no se afectaría la caja y el Estado ayudaría a que los restaurantes generen más ingresos”, indica.

Pero para Luis García dicha medida tendría un efector indirecto porque considera que “aun cuando la tasa de devolución sea mayor, las personas no van a cambiar sus patrones de consumo”.

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