(Foto: Archivo El Comercio)
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El ruido político se intensificó con la presentación de la moción de vacancia del presidente en el Congreso. La delicada situación política es vista como riesgosa por los inversionistas extranjeros y eso se ha reflejado en los principales activos peruanos.

El dólar tocó su nivel más alto en casi 11 meses el viernes 15 de diciembre y terminó el día en S/3,299. El último registro similar fue el 26 de enero de este año, cuando cerró en S/3,303.

“PPK le ha metido pánico al mercado. Había posiciones cortas [tenencia de dólares de corto plazo] bien grandes de los clientes ‘offshore’, que han activado ‘stop loss’ [órdenes de corte de pérdidas] y el dólar se ha apreciado de S/3,234 a S/3,30 en dos días”, dijo el tesorero de un importante banco local, que prefirió el anonimato.

“Los ‘offshore’ están saliendo y el único vendedor ahora es el banco central”, apuntó. Hoy, el Banco Central de Reserva (BCR) buscó contrarrestar el retroceso de la moneda peruana colocando certificados de depósitos reajustables (CDR) por S/835 millones.

Algunos operadores consideraron que la intervención oficial fue insuficiente porque el dólar siguió subiendo después de sus operaciones.

Por otra parte, la Bolsa de Valores de Lima (BVL) reportó pérdidas en todos los índices que la componen. El índice S&P/BVL Perú General cayó 0,35% arrastrado por las acciones vinculadas a la demanda interna. Sin embargo, esta caída fue inferior a la de la jornada de ayer, de 3,1%, por el incremento en el precio del cobre durante el día.

“La caída responde a la incertidumbre en el mercado y, de hecho, los inversionistas están buscando salir de activos riesgosos”, dijo Marco Alemán, analista de inversiones de Kallpa SAB.

En la sesión se transaron títulos de 49 firmas, de las cuales 31 bajaron de precio, seis subieron y 12 se mantuvieron.

IMPACTO MACRO
El ruido político podría contagiar a la actividad económica y oscurecer el panorama de crecimiento del 2018, según analistas. Sin embargo, para el presidente del BCR, Julio Velarde, el impacto debería ser reducido, siempre y cuando la crisis política se resuelva dentro de los cauces de lo que es constitucional.

“Los fundamentos [de la economía peruana] son muy fuertes y el ruido político sería básicamente temporal. [...] Espero que el efecto solo sea temporal y no afecte las decisiones de inversión que se espera en los próximos años”, sostuvo el funcionario.

Sin embargo, Carlos Parodi, jefe del Departamento de Economía de la Universidad del Pacífico, afirmó que la economía podría crecer entre 3% y 3,5% en el mejor escenario; cifras inferiores a las proyecciones oficiales.

“No depende solo de la solución que se dé al problema, porque va a implicar un gobierno más débil de lo que ya es. No va a poder empujar la economía ni dar señales claras”, dijo.

Al respecto, Juan Carlos Odar, director ejecutivo de Phase Consultores, también cree que el crecimiento estaría en torno a 3,5% en el mejor escenario.

“Está en marcha la recuperación de la inversión minera y eso no cambia por las condiciones políticas. Esto da una especie de piso a las proyecciones”, anotó.

Este panorama cambiaría si la solución no es rápida y resulta políticamente dolorosa. “El impacto va a depender de qué tan rápido se solucione la crisis. Si es violenta o no va por el lado democrático, no crecemos más allá del 2%”, estimó Parodi.

Odar indicó que el peor escenario sería uno en que la crisis se resuelve con elecciones generales, lo que implica un nuevo gobierno y un nuevo Congreso. Ese camino –que se dio durante la crisis del 2000– haría que la economía crezca 1,3% en el 2018, con un estancamiento en la primera mitad del año y una expansión de 2,5% en la segunda parte.

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