Para estimar la inflación, el INEI establece una canasta básica de bienes y servicios consumidos habitualmente por una familia representativa del país.
Para estimar la inflación, el INEI establece una canasta básica de bienes y servicios consumidos habitualmente por una familia representativa del país.
Redacción EC

(Informe IPE-El Comercio) Como parte de las celebraciones de fin de año, las familias suelen aumentar sus gastos en bienes y servicios. Así, la mayor demanda ocasiona que, en general, los precios de la tiendan a incrementarse. Frente a ello, cobra relevancia analizar cómo la inflación afecta de manera diferenciada a los distintos sectores de la población según su nivel de ingresos.

INFLACIÓN EN EL PERÚ

En las últimas décadas, la no ha sido un problema para el país. Desde el 2003, el Perú ha experimentado una inflación promedio de 2,9%, la tasa más baja en América Latina. Por el contrario, economías vecinas como Argentina (14,6%), Uruguay (7,7%) y Brasil (5,7%) han sobrepasado largamente la inflación peruana.

El economista Carlos Parodi Trece, profesor principal de la Universidad del Pacífico, resalta la importancia de visibilizar que los impactos de la inflación no son iguales para todos. Así, señala que cuando se habla de precios altos en la economía, los hogares de mayores ingresos no se ven tan afectados porque los productos que consumen se encuentran en menor proporción dentro de la canasta básica.

Para estimar la inflación, el INEI establece una canasta básica de bienes y servicios consumidos habitualmente por una familia representativa del país, cuya última actualización se llevó a cabo en el 2009.

La composición de esa canasta –qué proporción del ingreso se gasta en alimentos o cuánto en transporte, por ejemplo– difiere según el nivel de ingresos de las familias. En este sentido, el IPE utiliza la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) para calcular la inflación según grupos de ingresos.

A partir de la Enaho 2009, se puede dividir a los hogares en cinco grupos de igual tamaño, conocidos como quintiles, ordenados por nivel de ingresos y, con ello, identificar las diferencias en la composición de su consumo.

A medida que incrementan los ingresos de las familias, la proporción del gasto en alimentos disminuye. Así, para el 20% de hogares con menores ingresos (quintil 1), el consumo de alimentos y bebidas dentro del hogar representa el 45% del total de su consumo, mientras que para el quintil de mayores ingresos (quintil 5) equivale al 18%.

Entre los rubros de consumo más importantes para el quintil más rico, resaltan el alquiler de vivienda (20%) y transporte (15%); en el caso del quintil de menores recursos, la participación de esos grupos es de 11% y 7%, respectivamente.

En base a las diferencias de la composición del consumo de las familias, el IPE estima un índice de precios específico a cada grupo de ingresos. Con ello, es posible calcular una tasa de inflación que refleje de manera más precisa el cambio en el costo de vida para cada grupo poblacional.

Como es de esperarse, los resultados señalan que la inflación promedio de la economía difiere más para los grupos de mayores y menores ingresos, mientras que se ajusta mejor para los grupos de ingresos medios.

INFLACIÓN EN EL TIEMPO

Cuando la inflación es motivada por el cambio en el precio de alimentos y bebidas, el grupo de ingresos más bajos tiene los cambios más notorios. Este es el caso del primer semestre del 2018, cuando la economía experimentó menores precios por la reversión del alza de los alimentos dado el fenómeno de El Niño del 2017.

En la primera mitad del 2018, la inflación anual promedio fue de 1%, por debajo del 1,6% del quintil más rico. En tanto, la variación fue de -0,05% para el quintil de menores ingresos.

Por el contrario, cuando la inflación es determinada por otros rubros de consumo, el grupo de menores ingresos es menos impactado. Así, en noviembre de este año, se registra una inflación anual de 1,9%, que se explica por el aumento de los precios de los servicios de esparcimiento y educación, además del alza en la tarifa de algunos servicios básicos de las viviendas.

De este modo, dada la mayor participación de estos últimos rubros en la canasta de consumo de los hogares de mayores ingresos, la inflación de este quintil asciende a 2,1%, frente al 1,5% del quintil de ingresos más bajos. Así, durante este año, las familias de menores ingresos han experimentado la menor inflación.


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