El titular de la Dirección de Aeronáutica Civil, Ramón Gamarra, sostuvo que la suspensión de las operaciones impuesta a Peruvian Airlines no ha sido arbitraria, en vista de que la empresa venía siendo inspeccionada con especial atención desde el primer trimestre del año, luego de que el 25 de abril una de las aeronaves de esta flota tuvo problema en el despegue, en el aeropuerto de Cusco.

Ello propició que tras la revisión de reportes se hallara que los incidentes de la empresa se habían elevado con respecto al promedio. Entonces, el ente “hizo gran cantidad de recomendaciones” a la luz de “la capacidad técnica deteriorada” de la empresa de César Cataño. Este, según dijo Gamarra a Canal N, conoció desde junio qué acciones debían a realizar a fin de volver a los niveles de eficiencia técnica requeridos.

Sin embargo, el 2 de agosto otra aeronave de Peruvian Airlines tuvo incidente en Lima, por una fuga de aceite que suscitó un descenso de emergencia en el aeropuerto Jorge Chávez.

El nuevo incidente propició una nueva inspección, el 10 de agosto, que reveló un deterioro agudizado de la capacidad técnica de la aerolínea, por lo que se determinó las suspender operaciones de todos sus vuelos.

“El principal problema es que no hay gestión de seguridad en las operaciones”, señaló Gamarra, quien añadió que la falta de conciencia de seguridad llega a los más altos niveles de gestión en Peruvian Airlines.

Los pasajeros que tenían comprados boletos en esta aerolínea podrán acercarse a las oficinas de la misma a partir de las 3:00 p.m. de hoy para recuperar su dinero, en caso no hayan podido encontrar no hayan podido encontrar cupos en Taca y Star Perú, firmas a las que se ha endosado los tickets aéreos.

”SON ERRORES DE FORMA, NO DE FONDO” Por su parte, el ex piloto John Elliott —ex presidente de la Asociación Peruana de Aviación Civil y ex directivo de Peruvian Airlines—indicó que en los informes que ha revisado sobre las recomendaciones hechas a la empresa, solo vio “errores de forma, no veo casi ninguno de fondo”.

Señaló a Canal N que algunas de las “observaciones infantiles” tenían que ver con la unidad de medida empleada en el nanómetro para medir el inflado de las llantas de los trenes de aterrizaje; o con el detergente usado para lavar esta parte de la aeronave.

Indicó que el despegue fallido en Cusco y el descenso forzado en Lima no pusieron en peligro a los pasajeros.