Profesionalización: ¿Cómo ha avanzado la educación superior en las familias peruanas?

02/03/2020 09H50 - ACTUALIZADO A 02/03/2020 09H51

(Informe El Comercio/IPE). Para nadie es un secreto que la educación es una de las claves para el desarrollo económico de los países y, en el caso de los hogares, para elevar sus ingresos y mejorar su calidad de vida.

En el caso peruano, Gustavo Yamada y Juan Francisco Castro encuentran que, por cada año adicional de educación superior que reciba una persona, sus ingresos se incrementan en promedio entre 10% y 18%. Frente a ello, los hogares parecen haber apostado por la educación superior de sus hijos.

A partir de los datos de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), el Instituto Peruano de Economía (IPE) estimó el alcance del fenómeno de profesionalización en las familias peruanas en los últimos 15 años. Así, de los hogares con hijos de 16 o más años –edad en la que se suele empezar los estudios superiores–, el 40,6% tenía al menos un hijo que cursaba o había culminado estudios superiores en el 2004; cifra que creció a 52,8% para el 2018.

Estos hogares se pueden dividir en dos grupos, según el nivel educativo de los padres. Por un lado, están aquellos en los que los padres no alcanzaron estudios superiores, pero tienen al menos un hijo que cursa este nivel o ya lo completó. Este grupo se denominará “hogares entrantes”, pues se trata de la primera generación que entra al circuito de educación superior.

En tanto, existen hogares en que tanto padres como hijos alcanzaron educación superior, denominados “hogares consolidados”.

Evolución de la demanda de educación superior. (Infografía: El Comercio)

En los últimos 15 años, el primer grupo pasó de representar 27,2% del total de hogares con hijos de 16 años a más a 32,7%, mientras que el segundo pasó de 13,5% a 20,2%.

Este incremento coincide con una importante mejora en indicadores económicos y sociales. Entre el 2004 y el 2018, por ejemplo, el PBI por habitante casi se duplicó y la tasa de pobreza se redujo de 58,7% a 20,5% de la población.

El avance de los hogares entrantes es especialmente interesante porque indicaría que un mayor número de hogares apuesta por la educación superior de las próximas generaciones. En el 2003, una investigación de Jaime Saavedra encontró que los hogares peruanos tienden a buscar minimizar la variabilidad en su flujo de ingresos. Los resultados descritos apuntarían a que, en un contexto de alto crecimiento económico, las familias han elegido apostar por la educación superior.

DINÁMICA DIFERENCIADA

En el ámbito regional se observa que, entre el 2004 y el 2018, en 21 de las 25 regiones ha crecido la proporción de hogares entrantes. Destacan los casos de Madre de Dios, Huancavelica y Huánuco, donde su participación casi se duplicó y ahora alcanzan el 44%, 31% y 28%, respectivamente. Más aún, Madre de Dios es la región con la mayor presencia de este grupo en el país, seguida por Arequipa (41%), Tacna (41%) y Moquegua (40%).

En contraste, las cuatro regiones donde se redujo la proporción de hogares entrantes son Moquegua, Ica, Junín y Tumbes. El dato no es necesariamente negativo: en estas regiones, el punto de partida era alto y mostraron notables incrementos en la proporción de hogares consolidados. En cuanto a estos últimos, Moquegua (27%), Ica (24%), Tacna (21%) y Junín (19%) lideran la tabla y solo son superadas por Lima Metropolitana (28%).

Es importante hacer dos distinciones en este sentido. En primer lugar, la evidencia apunta a esta apuesta por la educación superior y, por ello, es importante el rol de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) para asegurar un mínimo de calidad en esta inversión que los estudiantes y las familias realizan.

También cabe resaltar que el período de análisis de 15 años muestra ciertos avances aún conservadores porque, cuando se trata de educación, los círculos virtuosos toman tiempo en manifestarse. La OCDE, por ejemplo, señala que los avances en educación rinden frutos 30 años después. En esa línea, la apuesta por consolidar la profesionalización de las familias peruanas seguiría rindiendo frutos en el mediano y largo plazo.