Minedu: Cinco universidades privadas ya están licenciadas
Minedu: Cinco universidades privadas ya están licenciadas

Interrumpo la discusión de mis últimas columnas sobre los elementos para una exitosa reforma previsional para atender el tema que domina las noticias estos días: el cuestionamiento a la gestión del ,

¿Inscribirías a tu hijo en alguna de esas 70 nuevas universidades a pesar de que, en la gran mayoría de los casos, sabes que estás botando la plata que no te sobra y el tiempo que nadie te devolverá? Todos hemos sido cómplices y hemos aceptado una situación claramente inaceptable. La mayoría de esas universidades no debería existir. Pero como son un lucrativo negocio privado con anchas espaldas políticas han crecido, se han reproducido y muchas de ellas son una auténtica máquina de hacer dinero a costa de las falsas esperanzas de nuestra juventud. 

Pero la reforma educativa es a todo nivel y no solo universitaria. La reforma educativa es, de hecho, una de las reformas más complicadas de hacer para cualquier país, porque aun si le va muy bien, los resultados se verán cuando la próxima generación se gradúe. Por ello, el éxito de una reforma educativa debe medirse por cómo se percibe entre quienes son los directamente afectados.

¿Cómo se sienten los profesores con este nuevo esquema que les exige mejoras a cambio de mejoras salariales?, ¿qué opinan los padres con respecto a cómo ven a sus hijos regresar del colegio, ven los padres en sus hijos la ilusión de chicos interesados en aprender más?, ¿los padres empiezan a repensar la idea de que matricular a sus hijos en un colegio privado es mucho mejor que hacerlo en una escuela pública? 

Estas percepciones nos ayudan a entender si estamos avanzando en la dirección correcta. Mirar resultados de pruebas estandarizadas puede ser interesante, pero creo que es mucho más importante escuchar la voz de los que están siendo directamente afectados. El Congreso debería escuchar estas voces para juzgar lo avanzado y el camino trazado.

Soy profesor universitario hace 25 años y conozco al ministro Saavedra hace más de dos décadas. Ninguno de mis ex alumnos de hace 20 años estaba interesado en lo más mínimo en trabajar en el Ministerio de Educación. Ese ministerio era visto como un lugar inerte, burocrático, donde la iniciativa y el cambio eran grandes ausentes. Esto cambió radicalmente con la llegada del ministro Saavedra. Ya no solo algunos de mis egresados, sino inclusive los más destacados entre mis ex alumnos se querían sumar a un equipo renovador, a una tarea que, aunque titánica, veían como alcanzable.

Cuando me piden que diga por qué me gustaría que Saavedra se quedara al mando del ministerio esta es la principal razón: las reformas requieren mucha transpiración, muchas horas-hombre dedicadas a conversar, convencer, viajar, conocer, entender, empezar a hacer y luego seguir haciendo. Pero las reformas también requieren inspirar a los equipos y a los involucrados. 

Este ministro ha conseguido convencer que vale la pena poner muchos más recursos en esta transformación que favorecerá a todos. Me resulta absurdo que Fuerza Popular no entienda que las líneas gruesas del camino trazado son las correctas.

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