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superalimentos
Manuela Zurita

Hubo un momento en que la comida dejó de ser alimento en el planeta. Pero esta tendencia, auspiciada por las porciones rápidas, por suerte llegó tarde al Perú, donde se le resiste por naturaleza desde la trinchera del hogar. Las mujeres –hasta ahora guardianas de los fogones y las hornallas– se han encargado de transmitir por generación y generación las bondades nutricionales y funcionales de la biodiversidad local. Esa riqueza biológica y ancestral busca comunicar la ‘submarca’ país Superfoods Perú, desarrollada por Promperú en alianza con productores y exportadores agrícolas y pesqueros.

El lanzamiento responde a la mayor demanda mundial de los llamados superalimentos, la cual tiene varias razones. Una de ellas es el crecimiento de la clase media en mercados emergentes, como China e India, con un poder adquisitivo creciente para mejorar sus hábitos nutricionales. Otra es el envejecimiento de la población global: la edad promedio ha subido 10 años y en el 2030 se espera que el número de centenarios alcance los 4 millones. Esto último, en particular, consolida el atractivo del concepto: se necesitan alimentos que ayuden a retrasar los efectos negativos del envejecimiento y prevenir enfermedades masivas, como la diabetes y el cáncer.

En esa línea, bajo el amparo de la marca, también se han incluido productos agrícolas de altísimo valor nutricional como el arándano, el espárrago o el mango, cuyo lugar de origen está fuera del Perú, pero que han encontrado tierra fértil aquí, posicionándonos entre sus principales proveedores mundiales.

“Nos dimos cuenta de que en las ferias emblemáticas, las participaciones no tenían un contenido para ofrecer y sobre el cual luego desplegar campañas”, cuenta Luis Torres, director de Promoción de Exportaciones de Prom-Perú. El funcionario precisa que al menos unas 20 empresas ya están trabajando para adoptar el sello y confía que lo alcanzarán unas mil. La Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (Agap) estima que hay unas 400 empresas identificadas con la marca.

La campaña debería incidir en el cumplimiento de la meta del Gobierno de duplicar las agroexportaciones hacia el 2021 hasta alcanzar los US$10.000 millones anuales, así como en el ascenso del país en el ránking global de exportadores de alimentos, del puesto 36 al 25 en cinco años, apunta Torres.

SUPERGOURMET 
Si algo caracteriza a los superfoods es su cuota de valor agregado, tanto en bondades para la salud como en la presentación del alimento. También en la conveniencia, dirían en Danper, que para atender dicha demanda ha desarrollado alimentos ready-to-eat como el tamal en lata o el Quinua Lunch (quinua sancochada con salsas). La vida útil de estos productos es de cuatro años.

Otro alimento que evoca los sentidos sin descuidar la salud es la sal de maras Laurie-Pujalt, combinada con hierbas aromáticas para cada mercado: francés, americano, italiano, peruano. “Elegimos productos de calidad y hacemos presentaciones únicas”, dice María Luisa Pujalt, su gerenta general, y cuenta que importan de Suiza el sofisticado envase de vidrio, en el que venden la sal cusqueña.

Con foco en el valor agregado, la empresa pesquera Tecnológica de Alimentos (Tasa) ha invertido en el procesamiento de aceite refinado y concentrado de Omega 3 de pescado para la industria y buscan desarrollar colágeno en polvo a partir de las escamas de anchoveta.

“La oportunidad se encuentra en diseñar distintas presentaciones y empaques que permitan ir directo al consumidor final”, refiere Carlos Pinillos, CEO de Tasa, quien recuerda que el 70% del mercado de Omega 3 en el mundo se abastece de la anchoveta peruana. En el caso del cacao, un producto oriundo de la zona fronteriza peruano-ecuatoriana según los arqueólogos, el reto es trabajar de cerca con los pequeños productores, dice Gustavo De Lama, gerente comercial de Romex. El ‘comodity’ ha dado un salto en cuanto al diseño del empaque y las marcas individuales y colectivas, pero aún enfrenta un reto común en asegurar una calidad constante y homogénea, apunta el ejecutivo.

Pero este no es el único desafío: el desarrollo de la industria de ingredientes agroalimentarios debería ser el próximo horizonte.

LOS SÚPER RETOS

La marca Superfoods Perú enfrenta varios desafíos asociados a mejoras en la competitividad en las diferentes fases productivas de los alimentos.

Además de las labores procalidad en cadenas fragmentadas como la del cacao, pero también del café y el mango, existe el reto de la inocuidad. “Más allá de ofrecer un producto nutritivo, es necesario ofrecer un producto seguro e inocuo. Esta es una de las deficiencias que hoy existen en el Perú”, sostiene Carolina Porras, gerenta técnica del Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA).

Otro aspecto es la logística, transporte y cadena de frío, apunta Paulo Pantigoso, country managing partner de EY Perú. “La estrategia es brillante. El éxito se basará en un trabajo conjunto”, dice el ejecutivo, en relación al involucramiento del sector privado.

No obstante, quizá el mayor trampolín a los resultados sea la investigación científica. Al respecto, Miguel Ayquipa, responsable del Programa de Valorización de la Biodiversidad del Concytec, cuenta que existen 27 proyectos de investigación asociados a recursos naturales por S/13 millones. Del total, la mitad abarca alimentos funcionales, cuyos usos intercambian con cocineros en reuniones programadas. A juicio del funcionario, para acelerar la marca es necesario que los privados se acerquen a los científicos.

La Sociedad Nacional de Pesquería (SNP) ha tomado la posta. Según cuentan, en alianza con el programa Innóvate Perú del Produce, investigan cómo darle un mayor valor agregado a los ingredientes marinos, en particular a la anchoveta.

En carrera por crear una oferta de productos nutritivos y funcionales, también está Chile. El país vecino comenzará a investigar productos que el mercado valora, cuenta Héctor Echeverría, director comercial de ProChile. Para ello, han creado un programa de mejoramiento de envases y embalaje y cinco polos de desarrollo y construirán un centro de alimentos. En los primeros dos años invertirán US$60 millones, precisa. No tienen marca. “Hay que tener plantas pilotos de extracción de ingredientes activos”, dice, apuntando que ahí está el potencial.

“Queremos que esa industria se desarrolle [en Chile]”, detalla y observa el potencial que existe en el Perú. “En la medida en que se desarrolle vamos a poder tener una oferta más complementaria.

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