Hoy el Consejo Fiscal, liderado por Mendoza, presentará el informe “Las finanzas públicas en el Perú: efectividad y sostenibilidad”.
Hoy el Consejo Fiscal, liderado por Mendoza, presentará el informe “Las finanzas públicas en el Perú: efectividad y sostenibilidad”.
Luis Fernando Alegría

Con nuevas autoridades al frente del Ministerio de Economía y Finanzas, el presidente del , conversó con El Comercio sobre los retos que configuran una aparente encrucijada: reactivar la actividad y lograr la consolidación fiscal.

—El ministro David Tuesta apunta a generar ahorro por S/2.000 millones en “gastos superfluos”. ¿Hay espacio para lograrlo?
El tema de los gastos superfluos, en términos macroeconómicos, es un número muy pequeño, es un pie de página. Algo conseguirá, pero creo que no mucho, porque es algo que todos los gobiernos quieren hacer y no han podido. Seguro que hay ‘grasa’ en el sector público, pero detectarla y cortarla es una tarea muy difícil.

—Al mismo tiempo ha resaltado el rol reactivador de la inversión pública, pero no despega. ¿Cuál es su lectura?
Esa dificultad tiene que ver con factores ajenos a la política fiscal: el tema de Odebrecht y del caso del ‘club de la construcción’. Las empresas que hacían las obras ahora están impedidas de hacerlo. El D.U. 003 fue catastrófico, no percibieron que si esas empresas dejaban de trabajar íbamos a cobrar un alto porcentaje de nada.

—¿La Ley 30737 tendrá el efecto de reactivarla?
Buena parte del daño ya está hecho y va a ser muy complicado recuperarse. La buena noticia es que en algún momento tiene que levantarse esa dificultad y la inversión pública comenzará a subir. Dudo de que lo haga al ritmo que se espera para este año [17,5%], que era la cifra que sostenía el [estimado de] 4% de crecimiento del PBI.

—¿Cómo lograr una reactivación económica y al mismo tiempo recuperar solidez fiscal?
La receta de David Tuesta suena muy bien: bajas gasto corriente, que no tiene mucho efecto recesivo; subes el gasto de capital, que tiene un potente efecto expansivo; y haces algo en ingresos tributarios.

—¿Cuánto es el efecto de gastos e ingresos sobre la actividad económica?
Si la inversión pública aumenta un sol, eso tiene un multiplicador de 1,21 en el PBI. Un sol en gasto corriente tiene un impacto de 0,5, y bajar impuestos en un sol tiene el menor impacto, solo 0,25. Hacer política fiscal con inversión pública es lo que mayor impacto tiene.

—Entonces, ¿no son objetivos contrarios entre sí?
Propiciando una elevación de ingresos –con la suerte del contexto internacional y algunas políticas– y poniendo énfasis en la inversión pública, podemos conseguir el impacto deseado de recuperar la economía y lograr la consolidación fiscal.

—¿Esto podría gatillar más inversión privada?
El componente individual más importante es el precio mundial de las exportaciones, que son exógenos a nosotros. Entre los determinantes domésticos, la inversión pública aparece como el principal determinante. El resto de factores tiene menor importancia. Pese a que la inversión pública está creciendo menos de lo que esperamos, la coyuntura externa solita va a hacer que la inversión privada dé un salto. No gigante, como en años anteriores, pero va a ser mucho mejor que el año pasado.

—¿Qué espera por el lado de la recaudación?
La historia de que vamos a aumentar la base es una que viene desde la colonia. Algo se conseguirá, esperemos. Pero no hay que hacerse grandes expectativas: la recaudación va a crecer más por la coyuntura internacional que por el impulso doméstico.

—¿Las reformas estructurales ayudarían a la situación?
Eso que está bien siempre hay que hacerlo. Pero con la misma burocracia y tramitología hemos tenido años en que la inversión privada crecía 20%. Seguro hay cosas que mejorar en Pro Inversión y en la tramitología, pero en un modelo macroeconómico serían insignificantes. Difícil que compitan con el peso de las condiciones internacionales y de la inversión pública.

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