Watanabe es una de las voces más destacadas de la generación del setenta; pese a ello, solo ganó un premio importante: el Poeta Joven del Perú en 1970.  OPSE 2004ENE04 PERU JOSE WATANABE CREDITO CORTESIA 2004ENE04 AFD
Watanabe es una de las voces más destacadas de la generación del setenta; pese a ello, solo ganó un premio importante: el Poeta Joven del Perú en 1970. OPSE 2004ENE04 PERU JOSE WATANABE CREDITO CORTESIA 2004ENE04 AFD

A inicios de los aos cincuenta, un nio se sentaba en una esquina del corral de su casa, en Laredo, Trujillo, mientras sus hermanos correteaban alrededor, jugando. Pasaba horas haciendo muequitos de arcilla fresca, an hmeda, que haba recogido de la ribera del ro, en esos paseos espordicos que realizaba con su padre, un inmigrante japons.

Muchos aos despus, ya convertido en poeta, Jos Watanabe cont que fue en esos paseos en los que su padre usualmente callaba, mientras ambos caminaban por los valles que bordeaban Laredo que l aprendi el arte de la contemplacin. Algo que ser clave en su ejercicio potico. Pero ms all de afinar la mirada, en ese ejercicio con la arcilla, l tambin desarroll un gusto persistente por la actividad manual que ms tarde aflorara cuando cortaba sus cigarrillos por la mitad antes de fumarlos o cuando haca origami, o sandalias de madera para sus hijas, o cuando hizo con una cscara de nuez un simptico ratoncito que le sirvi de modelo para una pequea coleccin de relatos infantiles.

Siempre he destacado la habilidad que tena Jos de convertir los eventos cotidianos, plenos de sencillez, en situaciones de pasmosa extraeza y asombro. Esto, sin acudir a la cita erudita ni a la referencia crptica, con genuinas ganas de ser entendido gracias a un lenguaje claro y prolijo. l tena esa extraa cualidad que ostentan los verdaderos poetas de presentar con engaosa facilidad poemas que te emocionan profundamente: hacer de la poesa un fenmeno terrenal y al alcance de todo lector. En verdad un genio, dice el poeta Diego Alonso Snchez Barrueto, un estudioso de la obra de Watanabe. Con esto reafirma lo que el propio poeta sostuvo en varias ocasiones: l casi nunca inventaba nada. Solo parta de las ancdotas, del recuerdo, para generar un poema. Tal vez volvi a ser siempre ese nio que contemplaba el paisaje en la ribera de un ro, mientras sus manos sacaban, entre el agua escurridiza, puados de arcilla fresca.

[embed:1667823] Jos Watanabe de nio (sentado) junto a su vecino en Laredo, Trujillo, en la dcada del cincuenta. (Archivo Familiar)

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En una de sus ltimas entrevistas, Jos Watanabe dijo a la revista espaola Quimera: Soy un poeta realista, naturalista, casi nunca invento los poemas. Por ejemplo, una vez fui a la cocina, encontr estas papas que tienen ojitos y, entonces, yo me sent muy afn a esas papas, pareca que me miraban y en algn momento pareca que era yo mismo o sea el yo nonato, el yo primario y dije: Esas papas soy yo. Esta experiencia ha sido poetizada en A la noche: Mralas conmigo, incompasivo lector:/ cualquier papa soy yo, el primario. Este es solo un ejemplo de una amplia gama de momentos en los que Jos Watanabe se reconocera en otros seres, como en los animales que abundan en su poesa desde El huso de la palabra (1989). No debera sorprendernos entonces que, envuelto en el silencio de la creacin, el jovencsimo Jos Watanabe se reconociera ya en sus criaturas de arcilla, que fuera capaz de escuchar ese rumor gangoso que es el natural lenguaje de las esculturas del mismo material que aparecen en su poema Taller de escultura, que fuera capaz de confundirse con esos mismos rumores, como en el poema Piedra de ro: el barro seco en nuestra piel/ acercaba todo nuestro cuerpo al paisaje:/ el paisaje era de barro. Watanabe parta de la observacin y de la experiencia cotidiana para crear, pero en ese proceso pareca lograr que esos recuerdos e imgenes, esos otros seres a los que se hermanaba, vivieran ms intensamente.

El entrenamiento de la mirada

Es una tentacin fcil y muy transitada pensar que esta forma de ejercicio potico implicaba un acercamiento a la potica del budismo zen, a una voluntad por volverse un uno indiferenciado con lo que le rodea. Sin embargo, la poesa de Watanabe resalta porque an en esa patente empata mantiene su deseo de individualidad, de ser el poeta que observa el mundo (precisamente, algunos de los poemas de El huso de la palabra, sobre todo en la seccin Krankenhaus, dramatiza la dificultad de eventualmente no ser ya quien escuche el rumor pantesta que viene del bosque, sino ser parte de l, como dice el poema Como el pejesapo).

Fue su padre, Harumi Watanabe, quien le ense a leer los haikus y l se volvera un lector asiduo de estos poemas breves en su honor. Su poesa se nutrir tambin de otros poetas de la contemplacin. Continuamente citaba, adems de a Basho, Issa y Buson, a Juan Ramn Jimnez, Antonio Machado y Pedro Salinas. De hecho, el primer poemario que leera completo sera La voz a ti debida, a los 16 aos, en la casa de un profesor de secundaria que haba notado su talento para las letras.

Sin embargo, la singular voz de Watanabe, esa tendencia a la claridad que le ha dado a su poesa un extrao equilibrio entre el coloquialismo y el aliento lrico, se debe tambin a las palabras rectas y precisas de su madre, Paula Varas, que posea lo que el poeta llamaba una sabidura popular. Al respecto, Watanabe sola compartir una ancdota: Lo que yo ms apreciaba de ella eran las frases que tena, perfectas para determinadas situaciones. Y una vez me dijo una de esas frases cuando yo le entregu un poemario mo, creo que fue Historia natural, donde incluso hay un poema duro sobre ella. Yo bromeando le dije: Y? Te gust?. Dijo: S, est bonito, t envuelves mierda en papel bonito. Y creo que es una buena definicin de lo que pretendo hacer, o sea decir cosas ms o menos fuertes, intensas, pero con un lenguaje ms o menos difano, transparente.

Lo que le irritaba a Jos era esa rpida vinculacin con lo japons en su obra, que muchas veces vena con la gratuidad de presentar un apellido fuera del comn, ms all de la comprensin real de su obra, nos comenta Snchez Barrueto, y llevado por esta frustracin, Watanabe llegara a afirmar cosas como Yo no me siento representante de dos grandes culturas. Yo escribo nada ms. Es un reclamo legtimo, en cuanto la poesa de Watanabe, fuera de ciertas alusiones presentes para mostrar el contraste entre la actitud contemplativa y la cientfica (como en Acerca de la libertad: Dicen que Hokusai compraba pjaros para liberarlos / Leonardo tambin / pero midindoles el impulso y el rumbo), incluye referencias a las culturas japonesa y andina en Watanabe que estn ligadas siempre a los universos materno y paterno.

Una marca tambin muy presente en su poesa es su inters en la pintura. Su obra no muestra solo escenas plsticas, eficazmente descritas, sino tambin citas constantes a artistas tanto occidentales como orientales. Esta marca fue, incluso, una primera vocacin: Watanabe comenzara a estudiar, terminada la secundaria, en la escuela de Bellas Artes de Trujillo, siguiendo la tradicin paterna (haba heredado ya, para ese entonces, los libros de pintura de su padre). La razn que citan sus amigos para que Watanabe abandonara estos estudios era que se dio cuenta de que uno de sus compaeros pintaba mejor que l. En sus ltimas entrevistas, el mismo Watanabe explic que se debi a la primaca del indigenismo en la escuela en ese tiempo. De todas formas, su inters en la pintura persisti. Como ha dicho Dora Watanabe, su hermana: l siempre ha tenido ojo de pintor, lo ha demostrado en sus pelculas, y lo demuestra en sus poemas.

Poeta en Lima

[embed:1667825] Adems de poeta, Jos Watanabe fue letrista de rock, escultor aficionado, guionista de cine y televisin, dramaturgo, y en su juventud estudi pintura. (Archivo Familiar)

Contaba Oswaldo Reynoso que, en 1966, Eleodoro Vargas Vicua y l decidieron viajar tres das a Trujillo para alejarse un poco del cargado ambiente literario limeo. A poco de llegar, se les acercaron unos jvenes pertenecientes al Grupo Literario Trilce y les invitaron unas cervezas. Entre ellos se encontraba un callado y observador Watanabe, el ms pintn del grupo, segn sus compaeros.

A los pocos meses, Jos Watanabe los buscara en Lima en el bar Palermo, donde en ese entonces se gestaba la edicin de la revista del grupo Narracin. Les entreg el cuento El trapiche, el cual le impresion a Reynoso. Watanabe le dijo que formaba parte de una coleccin de cuentos que ya tena escritos, sobre la situacin de los campesinos azucareros en Trujillo. Ese libro qued indito, pero fue una muestra evidente del talento del joven trujillano, cuya distincin en los Juegos Florales de la Universidad de Trujillo, en 1965, poda no significar mucho para el mbito literario limeo, pero s el que recibiera, cinco aos despus: el primer premio del concurso Poeta Joven del Per, organizado por la revista Cuadernos trimestrales de poesa, junto a Antonio Cillniz.

Para ese entonces, Watanabe contaba con 25 aos y ya haba abandonado sus estudios en arquitectura en la Universidad Federico Villarreal, para iniciar una formacin autodidacta, leyendo a los autores que sus amigos le recomendaban, anotndolos en pequeos papelitos que llevaba siempre en su bolsillo. Nueve aos antes, su padre haba ganado un billete de lotera, por lo que se haban mudado a Trujillo, y Watanabe fue el primero de sus hermanos en estudiar la secundaria tena en ese entonces ocho hermanos, cuatro mayores y cuatro menores. Otros dos haban fallecido algunos meses antes que l naciera.

Jos Watanabe cuenta que fue la prdida de su padre, cuando l tena 17 aos, y la casi inmediata muerte de la muchacha que le gustaba en secundaria (menos de un mes despus) lo que le llevara a escribir poemas. Ese chico callado, que en 1971 haba publicado su poemario Cosas de familia, se mantena al margen, aunque siempre con un tono amigable, de agrupaciones poticas como Hora Zero y Estacin Reunida; formaba parte junto a Abelardo Snchez Len de los as llamados poetas insulares, tena desde ya una tensa relacin con la muerte.

Un alba ms remota

El huso de la palabra, poemario publicado en 1989, fue considerado, en una encuesta que realiz la revista Debate a creadores e investigadores de literatura, el poemario ms importante de la dcada del ochenta, y es an uno de los ms logrados de su produccin potica. Parece una suerte de recompensa: el libro fue escrito luchando contra el lenguaje de una manera aterradoramente literal, sobrellevando una depresin surgida a partir de una experiencia cercana a la muerte. A los 40 aos fue internado debido a un cncer pulmonar en un hospital en Alemania; cuando le dieron de alta (aunque deba permanecer en observacin el cncer poda volver a surgir en ao y medio), Watanabe se entreg a una profunda agorafobia y depresin que le empobreci el lenguaje. En las noches lloraba pensando en que haba decidido ser poeta, dejando estudios, todo y de pronto ya no tena el lenguaje, declarara ms tarde, es como si un pintor se hubiera quedado sin manos. La experiencia, adems, haca eco de la muerte de su padre, quien falleci de un cncer de hgado ms bravo que las guilas, como escribira en dos poemas.

Si esa experiencia con la muerte le hizo afirmar sus intuiciones pantestas, la de formar parte de un todo, la depresin posterior le llev a tener que luchar para salir de la soledad, escribiendo con un diccionario de sinnimos sobre una plancha al borde de su cama.

Watanabe mltiple

Jos Watanabe no se agota, por supuesto, en sus poemas. No habra ms que mencionar su reconocida labor con el grupo Yuyachkani, con los que escribi una versin libre de la Antgona de Sfocles el ao 2000: un unipersonal cargado del concreto lirismo que caracteriza al poeta, que en sus representaciones, tanto en Lima como en el interior del pas, ha llevado a remecer positivamente la memoria de los aos de violencia poltica, animando a hablar a aquellos que, como la Ismene de la versin de Watanabe, nada pudieron hacer frente a la injusticia.

Sus vetas de guionista y de escritor de cuentos infantiles se iniciaron en 1973, cuando comenz a trabajar para el Instituto Nacional de Educacin en el programa de televisin infantil La casa de cartn. Lo que comenz como un trabajo para escribir pequeos cuentos para ser guionizados, pronto se volvi un trabajo de guionista, debido a las constantes ausencias del encargado. Al ao siguiente, un representante de la Unesco lleg a Lima y se qued impresionado con la calidad de los programas, por lo que invitaron a Watanabe a Mnich.

[embed:1667824] Jos Watanabe construyendo el ratoncito que protagoniza su serie infantil Andrs la Nuez. (Archivo Familiar)

A su vuelta, Alberto Chicho Durn le pedira que trabajara el guion para su pelcula Ojos de perro. Luego no solo escribira los guiones para clsicos del cine peruano como Maruja en el infierno, Alias la Gringa o La ciudad y los perros, sino que tambin continuara su trabajo con la televisin estatal escribiendo guiones para documentales sobre personajes ilustres del Per. Por otro lado, tambin proseguira su labor en la literatura infantil, por ejemplo el cmic Cabriola la Cabra, cuyas primeras vietas trabaj junto a Carlos Carln Tovar en 1982. Sera en los noventa cuando comenzara a trabajar en el formato de libro-lbum, para la editorial Peisa, escribiendo las tramas y las descripciones de las vietas aun cuando le sobrevino el cncer de esfago que acabara con su vida entre las que destacan Andrs Nuez y los colores, Un perro muy raro o El pjaro pintado, cuyas ilustraciones terminara su hija Issa Watanabe.

Ni ah se agota, sin embargo, el nimo creativo de Watanabe: cuando el msico Rafo Rez fue a buscarlo luego de leer su poemario Cosas del cuerpo, con el objetivo de musicalizar sus poemas, el poeta le dijo que no se poda porque los versos eran libres e irregular. Entonces Rez le ret a escribir letras de canciones para un disco, Watanabe acept gustoso, y as naci la colaboracin Pez de fango (2005) y la breve trayectoria de Jos Watanabe como letrista de rock.

Despedida del guardin

Ama rpido, me dijo el sol./ Y as aprend, en su ardiente y perverso reino,/ a cumplir con la vida:/ yo soy el guardin del hielo, dice uno de sus poemas ms conocidos El guardin del hieloque tambin sirvi de ttulo para un sentido documental, en el que amigos del poeta lo recuerdan. Ante sus palabras y ante la poesa, solo nos queda concluir que Watanabe, efectivamente, cumpli con la vida, y ahora an persiste en los rumores de los animales y paisajes que poetiz.

Me gustara trascender en otra cosa, en otra conciencia o en una inconsciencia, dijo en una de sus ltimas entrevistas. Sus agradecidos lectores sabemos que trascendi en ambos sentidos.

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