"La gata sobre el tejado de zinc" fue llevada a la pantalla en 1954. Esta semana, una versión teatral de la obra se presenta en el C.C.PUCP.
"La gata sobre el tejado de zinc" fue llevada a la pantalla en 1954. Esta semana, una versión teatral de la obra se presenta en el C.C.PUCP.

Vale la pena ponerse a pensar si Thomas Lanier Williams III (1911 - 1983) escogió convertirse en Tennessee Williams con la esperanza de, bajo su nuevo nombre, reescribir su propia historia. No nos centraremos ahora en su drama familiar, en que las excentricidades de su madre y el alcoholismo y la violencia de su padre fueron los pilares de una estabilidad emocional endeble para él y su hermana Rose, quien acabó sus días internada en un manicomio. Sin embargo, Williams es de esos autores cuyo genio y obra se explican mejor a la luz de sus tormentas.

No es que la infelicidad sea un requisito para ser talentoso. Si así fuera, el mundo rebosaría de genialidad. Sucede que hay que tener un don para pulir el carbón y obtener un diamante. Y vaya que él lo tuvo. Endemoniadamente, lo tuvo.

El zoológico de cristal, escrita en 1944, le abrió las puertas de Broadway, de la fama y la fortuna, y de la exigente industria cinematográfica de Hollywood. Esta obra, la más autobiográfica del autor, cuenta la historia de una tímida muchacha, personaje parecido a su hermana Rose, una madre controladora y un muchacho melancólico que encuentra en el cine una forma de huir de la realidad. Desde muy joven Williams prefirió la ficción a la vida misma.

Desde entonces, y por lo menos durante veinte años, el éxito no le sería esquivo. Visto en retrospectiva, no deja de causar cierta sorpresa: en una época en la que la gente buscaba olvidar, Tennessee Williams ofrecía historias en las que era inevitable, si no indispensable, mirarse profundamente.

                            —Alcohol casi rima con dolor—
El refugio natural de los personajes de Williams que tengan problemas para ver la realidad y apuesten por una visión melancólica del pasado será el alcohol. Sea que ese pasado los haya hecho o no felices, pudo haber sido mejor. La ucronía, el what if, la posibilidad de pensar qué hubiera pasado si, los consume.Así, Vivien Leigh brilló como la conflictuada y alcohólica Blanche DuBois en Un tranvía llamado deseo, dirigida por Elia Kazan en 1951. El director griego también dirigió la obra para su estreno en el teatro, en 1947. Sin embargo, esta película, como otras, tuvo que adaptarse a la censura macartista, y atajar las referencias a la homosexualidad de uno de los personajes ausentes.

El apetito sexual también tiene un papel relevante en las historias de Williams, pero no en tono estrictamente lujurioso, sino más bien como parte de la realización plena del ser humano. Ejemplo de ello es La gata sobre el tejado de zinc caliente, de 1954. La obra, ganadora del Pulitzer al mejor drama, también fue dirigida por Kazan en su estreno teatral, pero fue llevada a las salas de cine en 1958 bajo la dirección de Richard Brooks. En ella, actúan Elizabeth Taylor como Maggie y Paul Newman como Brick. Él, alcohólico que vive bajo el drama de haber perdido a su mejor amigo; ella, consumida de pasión por un hombre que ya no la toca y se refugia en la bebida.

La adaptación cinematográfica también desliza de forma muy sutil el tema de la homosexualidad, mientras que en la obra es evidente que este es el verdadero conflicto de Brick. Valeriano Durán Manso, investigador de la Universidad de Sevilla, explica en el paper “Sobre la complejidad psicológica de los personajes de Tennessee Williams”, que Brick no sufre porque la sociedad censure su homosexualidad, sino porque, sabiendo la respuesta de su entorno, no puede permitirse asimilar la realidad. En la película esto se disfraza de conflictos familiares no resueltos.

Bajo la misma premisa podemos ver La noche de la iguana. Escrita en 1961, se convirtió en película en 1964 de la mano de John Huston, y fue protagonizada por Richard Burton, Deborah Kerr y Ava Gardner. En ella el alcohólico y retirado sacerdote Lawrence Shannon vive una severa crisis emocional. Shannon es un hombre que se siente profundamente atraído por las mujeres, pero que tiene un fuerte sentimiento religioso. El apetito sexual lo llena de culpa, y elige sumergirse en ella para negar su realidad: ya no es sacerdote y debe buscar un nuevo norte para su vida.

Sin embargo, como destaca Durán Manso, hay un personaje en La noche de la iguana que constituye una rareza en la producción de Williams. Se trata de Hannah Jelkes, interpretada por Deborah Kerr,una fugitiva de su propia vida pero en paz consigo misma, pues acepta con serenidad el hecho de que el no haber encontrado su camino en la vida no signifique que su existencia no tenga sentido.

                                   —Un legado de lujo—
Entre las películas más famosas basadas en obras de Tennessee Williams encontramos también La rosa tatuada (Daniel Mann, 1955); Baby Doll (Elia Kazan, 1956), Piel de serpiente (Sidney Lumet, 1959), De repente, el último verano (Joseph L. Mankiewicz, 1959), Verano y humo (Peter Glenville, 1961) o Dulce pájaro de juventud (Richard Brooks, 1962). En todas ellas es transversal la infelicidad.

Tennessee Williams murió solo en 1983, atorado con la tapa del colirio, mientras se lo aplicaba. Fue encontrado en la habitación del hotel en el que vivía, rodeado de alcohol y sedantes. Sus últimos años no fueron precisamente felices o exitosos, pues dejó de ser el favorito de los críticos y de Broadway. Tal vez ya no supo traducir su dolor al mundo. Tal vez su tiempo se había agotado.

UNA GATA SOBRE EL TEJADO CALIENTE DE ZINC

Hasta el lunes 16 de julio, en el teatro CCPUCP (Av. Camino Real 1075 San Isidro), se presentará la obra "Una gata sobre le tejado caliente de zinc". De jueves a lunes a las 20:00. Entradas desde S/. 25.00

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