Tzvetan Todorov es inmortal; murió el ‘otro’
Tzvetan Todorov es inmortal; murió el ‘otro’
Alejandro Neyra

Sus intereses eran diversos e iban desde las estructuras de la ficción literaria (su Introducción a la literatura fantástica es un clásico) hasta las consecuencias del holocausto judío, pasando por el colonialismo o la pintura de Goya. Pero detrás de cada obra de este intelectual búlgaro-francés había siempre —además de una pluma aparentemente sencilla pero siempre punzante— una reflexión sobre la propia singularidad, un cuestionamiento de la memoria y una defensa permanente de un valor que consideraba supremo: la dignidad humana.

Con sus primeras publicaciones, Todorov puso en evidencia que la conquista de América fue un proceso complejo en lo cultural, económico y social, pero además trastocó completamente la lógica del mundo. Al verse enfrentado al habitante de América, un ‘otro’ distinto, el europeo tuvo conciencia de sí y definió su identidad sobre la base de esa mirada; algo que, bien pensado, le sucede a todo ser humano cuando busca su aceptación en una comunidad. Esta sola idea le habría valido a Todorov un espacio entre los pensadores más destacados de la historia contemporánea.


Entrevista realizada en el campus de la PUCP a Tzvetan Todorov por los doctores Miguel Giusti y Fidel Tubino, a partir de su libro "La conquista de América: el problema del otro", el año 2012.

Pero el pensamiento de Tzvetan Todorov atraviesa todas las humanidades, no para ostentar su comprobada erudición ni mucho menos por diletantismo. Sus reflexiones —ilustradas generalmente con ejemplos sobre la guerra o el arte, esas dos grandes ilusiones transformadoras que surgen en tiempos de crisis— cuestionan sus propias ideas previas y por eso dan pie a múltiples lecturas. Sin embargo, hay un punto común en cada uno de sus escritos, que es el valor subjetivo (y por eso mismo relativo) que nos asignamos como seres humanos; solo entendiendo los límites que como hombres tenemos, lograremos comprender que aquel que tenemos al frente tiene la misma libertad, los mismos derechos, y la misma dignidad. Algo que suena muy simple pero que es extremadamente difícil de asumir y tanto más de cumplir a cabalidad.

En estos tiempos en los que se discute sobre la posverdad y el narcisismo asociado a la imagen en los medios, las redes sociales y el poder mismo, la obra de Todorov es imprescindible. Por suerte no es más que un cuerpo el que se ha desvanecido; el ‘otro’, el campeón de las ideas, se queda para siempre entre nosotros.