Un fragmento de un cuento incluido en "Niños héroes", el nuevo libro de relatos de Diego Zúñiga, quien participará en el Festival de la Palabra PUCP. (Ilustración: Manuel Gómez Burns)
Un fragmento de un cuento incluido en "Niños héroes", el nuevo libro de relatos de Diego Zúñiga, quien participará en el Festival de la Palabra PUCP. (Ilustración: Manuel Gómez Burns)

Todos recordamos la maana en que Vergara comenz a planificar el robo.

Ese da falt la profesora de religin, as que a primera hora nos enviaron a la biblioteca a leer. Fue ah cuando lo vi reunido con Manrquez y con Bennett conversando en voz baja, alejados del grupo, haciendo como que lean, pero en realidad planificaban lo que semanas despus nos pediran que hiciramos: asaltar un banco y arrancarnos con toda la plata.

En esa biblioteca empez todo: Vergara agarr una hoja de cuaderno y dibuj un mapa indicando los lugares estratgicos, las salidas de emergencia, los movimientos que Bennett y Manrquez deban controlar. Abajo, en un costado de la hoja, anot nuestros nombres y nos dividi en dos grupos: los que servamos aquellos que guardaramos el secreto y le juraramos lealtad y los que podamos arruinarlo todo, contndole al profe Maldonado o a alguno de nuestros padres.

Yo, como podrn imaginar, qued en el segundo grupo.

Vergara saba que lo iban a expulsar a fin de ao. Sus paps deban varios meses en el colegio era en ese entonces uno de los ms caros de Santiago y nos haba llegado el rumor de que no iba a seguir con nosotros. Fue la mam de Tapia la que lo ech a correr. Era as esa seora: todo lo que se hablaba en las reuniones de apoderados ella lo transmita. Sin embargo, ninguno de nosotros fue capaz de preguntarle a Vergara si era cierto eso que comentaban, si era verdad que se haba tenido que ir a vivir donde su ta porque haban embargado su casa. Parece que al pap lo haban echado del trabajo y andaba prfugo, pues tena varios cheques protestados. De hecho, se deca que le deba tambin a la mam de la Jose Aguayo y que por eso ya no se hablaban.

Pero la verdad es que en ese entonces no tenamos cmo confirmar si esos rumores eran ciertos. No es que Vergara fuera el lder del curso ni mucho menos, pero le tenamos un respeto difcil de explicar.

[] Vergara se acerc en el segundo recreo y me dijo que en la tarde, despus de clases, nos juntaramos en la casa de la Bernardita Aguilera.

Nos encerramos en la pieza de ella y nos sentamos en crculo, alrededor de Vergara. ramos siete los que lo rodebamos: Bennett, Manrquez, Navarro, la Bernardita, la Rosario Silva, la Flo Costello mejor promedio del curso y yo. Ah, sentados en el piso, escuchamos atentos cada una de sus indicaciones, sus argumentos, los motivos por los que tenamos que asaltar el banco y luego arrancarnos con toda la plata.

El plan era simple: dos de nosotros apuntbamos a los guardias, otros dos tomaban de rehenes a las cajeras y el resto se preocupaba de retirar el dinero y facilitar la huida. Segn sus clculos, no podamos demorarnos ms de un minuto, pues las alarmas se activaran solo unos segundos despus de que abriramos la caja fuerte; entonces, al poco rato, estaramos completamente rodeados.

Cuando Vergara termin de hablar, la Flo Costello le pregunt cul era el motivo real por el que haramos todo esto.

Vergara la mir con molestia primero, y luego con una cierta desilusin: esto es una venganza contra el sistema, dijo l, pero no les puedo dar ms detalles. Estoy seguro que lo entendern.

Despus de eso, por supuesto, no hubo ms preguntas.

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Conocamos el lugar a la perfeccin. Lo habamos visitado muchas veces con nuestros padres, celebramos ah el cumpleaos de algn compaero, fuimos con amigos el fin de semana e incluso una vez habamos ido como curso: fue en tercero bsico, cuando recin lo inauguraron. El pap de Mosquera consigui que lo abrieran exclusivamente para nosotros un mircoles por la maana.

Creo que haba sido la Jose Aguayo la que ley en internet en qu consista Kidzania, o tal vez fue Buschmann el que nos dijo que era el mejor lugar del mundo, segn sus hermanos, que haban visitado el que hay en Mxico. El asunto es que esos comentarios nos pusieron ansiosos. Tenamos expectativas: era la ciudad de los nios, un lugar hecho a nuestra medida, donde podramos hacer las cosas que hacan nuestros padres y hermanos mayores: sacar dinero de un cajero automtico, comer pizza cuando se nos ocurriera, ir al supermercado y comprar lo que quisiramos, subirnos a un avin y decirle al piloto que se hiciera a un lado, que era nuestro turno de pilotear; ese tipo de cosas nos imaginamos, por lo que llegar all y ver que todo era una mentira fue demoledor.

No solo el dinero que nos entregaban en la entrada era insuficiente, un cheque por unos pocos KidZos, sino que cuando se acababa algo que ocurra slo minutos despus de cobrarlo, tenamos que ponernos a trabajar para conseguir un poco ms de plata, como si efectivamente furamos adultos.

Qu basura, me acuerdo que dijo uno de mis compaeros mientras se pona el uniforme para ser cajero de supermercado. Era la vida, y en eso consista el juego y la diversin de Kidzania.

Una basura, creo que repet cuando me di cuenta de que tambin tendra que buscar un trabajo. El problema, claro, es que no saba qu quera ser cuando grande, as que no tena idea de a qu me poda dedicar. Una basura.

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Yo segua perdido, deambulando por la ciudad, aunque aquella caminata me sirvi mucho, pues me di cuenta de que no quera ser nada cuando grande; sin embargo, al percatarme de que todos mis compaeros ya estaban ubicados en sus puestos, vi que haba un oficio que nadie eligi, por lo que me inscrib ah, en Prosegur: primero fui vigilante de seguridad, pero luego me destinaron a manejar el camin de valores, esos que retiran el dinero en el banco y lo trasladan a distintos puntos de la ciudad o viceversa.

Creo que lo pasamos bien en ese lugar, o al menos supimos disimular el tedio en ese par de horas en que trabajamos para conseguir un poco de dinero.

Al final, ni s en qu nos gastamos la plata. S recuerdo que mientras el profe Maldonado nos llamaba para formarnos y subirnos al bus, Vergara abri una cuenta de ahorro en el banco y dej ah todo lo que haba ganado ese da.

Voy a volver, dijo en el bus.

Y s, volvimos ese viernes en que ocurri todo.

Era una Bruni 9mm que su pap dej en el garage de su antigua casa antes de irse. Vergara la escondi primero en su pieza y luego se la llev a la casa de su ta.

Es lo ms preciado que tengo, nos dijo ese viernes cuando llegamos temprano al colegio y nos mostr la pistola. Al rato, llegaron Manrquez y Bennett y nos pasaron las otras armas: estbamos listos.

Los dems compaeros de curso que participaran en el atraco saban perfectamente lo que tenan que hacer, por lo que solo intercambiamos saludos esa maana. Nos sentamos bien separados en el bus que nos llevara a Kidzania, no queramos levantar sospechas. El trayecto era de una media hora, aproximadamente. Nos fuimos escuchando msica o viendo videos en nuestros iPhone. De vez en cuando mirbamos nuestros relojes, mientras el bus bajaba hacia el Parque Araucano. Vergara se sent en la ltima fila, se puso sus audfonos grandes, cerr los ojos y se fue durmiendo.

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Me gusta pensar que al menos en ese sueo breve pero intenso fue feliz. Que se sinti tranquilo, que por eso cuando despert nos dijo que bamos a hacer historia. Ahora s que era, sin dudas, el lder. Lo saba l y lo sabamos nosotros, y no queramos perderlo, pero a esas alturas Vergara ya era un hombre muerto. Eso lo saba l y tambin lo sabamos nosotros.

SOBRE EL AUTOR

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Escritor y periodista. Su primera novela, Camanchaca (2009), gan el Premio Juegos Literarios Gabriela Mistral. Tambin es autor de la novela Racimo (2014) Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura de Chile y del libro sobre ftbol Soy de Catlica (2014). Ha recibido el Premio Roberto Bolao a la Creacin Literaria Joven (2008) y una beca de creacin literaria del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile. Este mes llegar a Lima para participar en la tercera edicin del Festival de la Palabra PUCP (del 19 al 23 de octubre).

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