Los presos llegaban por miles cada día al Estadio Nacional. Eran los primeros días del golpe de Augusto Pinochet y los centros de detención se multiplicaban. Desaparecer se empezaba a hacer común. Y ya se sabía en dónde preguntar cuando el padre, la madre, el hijo o la esposa no volvían. En esa situación de angustia estuvo Danai Höhne Stratigopoulo, de 18 años, quien recorría Santiago preguntando por su padre, Herbert Höhne.“Fue horrible porque nadie nos quería decir dónde estaba. En el Estadio Nacional nos decían que no. En esa época, llegar a preguntar por alguien era terrible”, recuerda desde La Haya (Holanda) Ricardo Mendeville, pareja de Danai en ese entonces. Haber ayudado a perseguidos políticos a conseguir asilo en la embajada alemana fue su “delito”.
Luego de más de 10 días, Herbert, finalmente volvió a casa, y nunca quiso mencionar esta visita obligada a las cárceles de la dictadura. Antes del golpe contra Salvador Allende, Danai y Ricardo estudiaban en el Conservatorio Nacional de Chile y trabajaban tocando en el café Rosso Nero, donde ella se subió por primera vez un escenario, cantando temas de Aretha Franklin y Carole King. También participaron de la versión chilena de Jesucristo Superstar. Pero la represión de Pinochet llegó a todos los ámbitos, incluyendo al Conservatorio. Entonces, la joven pareja se casó y en el verano de 1974, tomaron sus maletas, una guitarra y un charango y dejaron Santiago.
En Buenos Aires abordaron un barco, lleno de otros chilenos exiliados y temerosos, hasta Nápoles. La pareja dio vueltas por Italia, Grecia, Polonia y Alemania. Pero luego sus caminos se separaron. Danai siguió por París y llegó a Lima, donde la esperaba quien se convertiría en el padre de sus dos hijas.…Llevaba un poncho, una guitarra y se había cortado y teñido de negro el pelo rubio. Así la conocieron en Lima quienes militarían con ella en el grupo musical Tiempo Nuevo. Frente a ellos, Danai interpretó un huayno que hablaba de la nostalgia por la tierra: Recuerdos de Calahuayo.
***
Cada familia conserva sus propias historias. Entre algunos amigos y familiares de Danai se cuenta que, luego del golpe, ella fue detenida durante algunas horas debido a su cercanía con Rodrigo Ramírez, un importante dirigente del Partido Socialista de Chile. Para salvar su vida, Rodrigo pudo refugiarse en la embajada peruana. Unos meses después, obtuvo el salvoconducto para llegar a Lima, donde se reencontró con Danai. Se estabilizaron, consiguieron trabajo e hicieron una familia.
Ella no podía tener otro destino que no sea la música. Su madre, Mirka Stratigopoulou, nacida en Grecia, fue primera bailarina del Ballet Nacional de Chile, fundadora del Conjunto de Música Antigua en ese país y etnomusicóloga. Y su tía Danai fue una de las voces más importantes del canto popular griego y llegó a traducir a ese idioma la poesía de Pablo Neruda.
Durante la dictadura de Morales Bermúdez, Tiempo Nuevo puso la banda sonora a la lucha de las izquierdas. Pero, a diferencia de sus compañeros de grupo, la disciplina partidaria no era para Danai. Era una mujer libre, desapegada por lo material, sumamente sensible, que compartía los ideales de justicia social e igualdad. Era además alegre, bella y magnética. A la par, colaboró con los comités de solidaridad a los exiliados chilenos en el Perú. Se le recuerda abriendo los conciertos de Tiempo Nuevo cantando Vamos por ancho camino, compuesta por Víctor Jara y Celso Garrido Lecca. De todas formas, el folclore no era lo suyo. Y, en 1983, tras dos giras por Europa y 3 discos grabados, deja Tiempo Nuevo y se integra a TV Color.
Fundada por el ex Tiempo Nuevo, Alberto “Chino” Chávez, la banda TV Color apostó por algo que en esos años aún no era tan común: rock en español y con instrumentos andinos. “En rock ya se hizo todo. Se llegó a cosas más extraordinarias con grupos como Yes o Genesis… la fusión queda mucho más rica que un rock común y corriente que tiene unos cuantos acordes o que es un techno, sintético”, dijo en marzo de 1985 en una entrevista con El Comercio. Estaba convencida de que “era necesario crear un rock latinoamericano-limeño”, como dijo a El Nacional en octubre de ese año.
Tras el fin de TV Color, y con el tecladista Alberto “Chino” Chong, dan forma a Pateando Latas, grupo al que se van sumando otros músicos como Eduardo Freyre o Ernesto Samamé. “Me siento muy bien haciendo rock... Nacida en Santiago de Chile y viviendo en Lima, no me sentía muy bien interpretando música andina. Si provengo de la ciudad, ¿cómo voy a hacer música andina mejor que la gente del ande”, confesó a La República por esa época.
Como Pateando Latas no decía mucho, su manager, Ayo Rivasplata, la convence de grabar como Danai. Y bajo ese nombre lanza Hevy Rats, su primer éxito radial. Luego siguió Maquillaje sensual, abrirle a Soda Stereo, giras por todo el Perú, apariciones en televisión y la cumbre del éxito con el álbum Ídolos, en 1988.
Danai era presentada por Pablo de Madalengoitia como “la máxima figura femenina del rock nacional”, pero, en el mejor momento de su carrera se vio forzada a dejar la música. La crisis económica, algunos conflictos en la banda, problemas de salud y los excesos propios del rock and roll podrían enumerarse como las causas. En busca de paz y de curarse, volvió a Santiago. Ahí preparó su revancha contra quienes lanzaban habladurías y chismes contra ella. Planeaba volver por lo alto, recuperada y demostrando su enorme talento. Lamentablemente eso no pasó y el 8 de junio de 1992, se desplomó en la habitación que tenía en casa de su padre. Acababa d cumplir 37 años. La causa fue un paro cardíaco, derivado del asma que siempre padeció.
Hoy que se reivindica a las mujeres pioneras en distintas áreas del arte y la cultura, se hace necesario rescatar del olvido a Danai Hohne, la primera solista femenina del rock peruano.
(*) Fernando Pinzás es periodista y prepara un libro sobre Danai.