Poco a poco las celebraciones han ido adquiriendo nuevos significados.
Poco a poco las celebraciones han ido adquiriendo nuevos significados.

Por: Homar Paúcar

Muchas veces nos hemos preguntado ¿qué es el tiempo o si existen los números? El ser humano es quizás la única especie en la tierra con esa capacidad de filosofar, de hacer ciencia y arte, pero paradójicamente el universo no existe ni funciona gracias a él. Podremos gobernar la Tierra, pero esta es solo una minúscula mota de polvo flotando en el vasto cosmos.

Algún día nuestra estrella, el Sol, se apagará, pero eso al universo no le afectará en absoluto y seguirá existiendo sin nosotros.

El tiempo, los números, las leyes son inventos humanos para organizar nuestra sociedad. El curioso homínido, desde sus primitivos inicios, ha observado ciclos de principio y fin, de luz y oscuridad, de nacimiento y muerte.

Las fiestas de fin de año simbolizan ese ciclo que finaliza y vuelve a renacer. Desde tiempos ancestrales estas celebraciones estuvieron relacionadas con las cosechas y las siembras. Ahora se intercambian regalos como antes se hacían trueques en tiempos de cosecha y se fijan metas que serán alcanzadas durante el año como antes se planificaban los cultivos.

La diferencia es quizás que ahora estas prácticas han derivado en beneficio económico para otros Homo sapiens y hasta donde sabemos solo suceden aquí en la tierra. No son un hecho natural sino artificial —como diría Platón—, una invención cultural como muchas otras que se ha inventado el animal humano para que su vida adquiera sentido, o quizás para sentirse superior a las demás especies o para no sentirse tan solo en el cosmos, sino para ser “el centro de la creación”. Para dar a su vida un propósito. Ahí puede estar el significado de estas fiestas en las que se celebra un renacer.

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