"Apostar porla creación", porJorge Arrunátegui

Por Jorge Arrunátegui
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Hace algunas semanas, el festival Lollapalooza Chile albergó el debut de la banda Laguna y el Río, proyecto chileno de folclore orientado al público infantil, interpretado a través de dibujos animados. A fines del año pasado, tuvimos en Lima a los canadienses de Arcade Fire, cabeza de cartel de los más grandes festivales del planeta y cuyos discos han sido premiados en ambos lados del Atlántico.

Ambos proyectos recibieron fondos públicos en algún momento de su trayectoria. En Chile, el Fondo de la Música que conduce el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes promueve la difusión, promoción y desarrollo creativo e industrial. En Canadá, los fondos tienen, además, el objetivo explícito de reforzar la identidad nacional a través del éxito de sus compatriotas.

El 2017, por iniciativa del Ejecutivo, el Congreso permitió, por primera vez, que el Ministerio de Cultura otorgue estímulos económicos que promuevan, además de los proyectos cinematográficos, las obras audiovisuales, las artes escénicas, las artes visuales, la música, la producción editorial y la promoción de la lectura.

La capacidad dinamizadora de las industrias culturales es enorme. Según el BID, en el 2015, este sector creó 1,9 millones de empleos y generó 124 billones de dólares en la región. Chile y México cuentan con estrategias sostenidas y fondos de 60 y 90 millones de dólares anuales, respectivamente. En el Perú, este año bordearemos los 7,5 millones de dólares, un récord histórico.

El financiamiento de las artes e industrias culturales permitirá que nuestros ciudadanos tengan un mayor acceso a la producción cultural contemporánea, así como su exportación a otros mercados. Los peruanos necesitamos conectarnos y encontrarnos en un espacio común de reflexión crítica rumbo al bicentenario.