"La piedra en el agua" fue publicada originalmente en 1977. Animal de Invierno la reeditó con motivo de su 40 aniversario.
"La piedra en el agua" fue publicada originalmente en 1977. Animal de Invierno la reeditó con motivo de su 40 aniversario.
José Carlos Yrigoyen

Hace muchos años, cuando era feliz e indocumentado, encontré en una feria un tomito que se llamaba Escuchando tras la puerta. Su autor era Harry Belevan (Lima, 1945) y los cuentos que contenía estaban muy alejados del terco realismo al que la mayoría de autores peruanos me tenía acostumbrado. Metido de lleno en los linderos de lo fantástico, Belevan no solo asediaba el reino de los muertos y el misterio de civilizaciones remotas, sino también reelaboraba, con ingenio y humor, algunas piezas literarias clásicas, destacando en ese rubro un relato en el que le sacaba la vuelta con mucho desparpajo a La metamorfosis, de Kafka.

Recuerdo que Escuchando tras la puerta me produjo la sensación de lo logrado, pero también la impresión de ser un texto marginal, casi una curiosidad dentro de la tradición en la que se inscribía. Belevan sabía que el camino que había elegido era agreste y solitario; de los lectores obtuvo, durante mucho tiempo, solo extrañeza e incomprensión. Algo parecido le ocurrió a José Adolph, un escritor cuya adhesión a lo fantástico lo convirtió para la crítica en una rara avis, cuando es más bien uno de los narradores más valiosos de la generación del setenta. Este desdén duró largo tiempo. Recién desde la década anterior especialistas como Elton Honores y José Güich se han propuesto darle su sitio a esta corriente excéntrica de nuestras letras, dedicando agudos estudios a las novelas y cuentos fantásticos y a sus primeros cultores de valía.

Belevan es sin duda uno de ellos. Asumió su difícil papel con convicción y no solo se convirtió en un autor prolífico, sino que en cada una de sus entregas fue puliendo los hallazgos que mostró en su primer libro. Después de este publicó una novela breve, La piedra en el agua (1977), que hace unos meses fue reeditada a propósito de haber cumplido cuarenta años de publicada. En su momento tuvo una escasa difusión entre el público peruano, pues muy pocos ejemplares de la edición española llegaron aquí y la posterior edición nacional tuvo restringido alcance.

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La piedra en el agua
Editorial: Animal de Invierno, 2017
Páginas: 132
Precio: S/39,00

Con todo este tiempo encima, la novela de Belevan sigue fresca y los riesgos que corrió por entonces continúan vigentes y tan retadores para el lector como cuando se publicó. Su argumento nos emplaza a un angustiante juego de espejos entre literatura y realidad: Gesine, una mujer francesa, arrienda un departamento con un contrato ventajoso, bajo la condición de que no abra la puerta de un cuarto donde el esposo de la arrendataria, un escritor llamado Roderick Usher —el mismo nombre del célebre personaje de Edgar Allan Poe— mantiene guardados sus libros y papeles. Junto a su hija, la decidida Claudia Catherina, y Bruno, un impasible investigador, Gesine pretenderá resolver los acertijos que una de las novelas de Usher le impone, mientras su vida se va convirtiendo en un maleable instrumento de la ficción que aquel rocambolesco escritor, sin estar presente, le demanda como destino.

El virtuosismo formal de Belevan le permite yuxtaponer una novela dentro de otra sin caer en la desigualdad o el artificio y que su lenguaje, elaborado y clásico, resulte a la vez fluido y ameno. Quizá sí se le pueda reprochar que las discusiones entre Gesine y sus espontáneos colaboradores por momentos sean excesivamente teatrales y demostrativas, enfocadas casi exclusivamente en ilustrar las elucubraciones sobre lo real y lo inventado que animan el fantasma de Usher y su dominio mental sobre la protagonista. Pero esto al final es perdonable cuando avanzamos la lectura hasta llegar a una poderosa conclusión climática que, en lugar de desenredar la madeja de este enigma, le otorga una dimensión más inesperada y trágica.

Si queremos bucear en las profundidades de la literatura fantástica nacional, La piedra en el agua es un buen comienzo para esa aventura.

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