Alberto Quintanilla estudió pintura fueron en la Escuela Regional de Bellas Artes del Cuzco, bajo la dirección de Mariano Fuentes Lira. Luego se trasladó a Lima como ganador de una beca para estudiar restauración de obras de arte.  [Foto: Eduardo Cavero]
Alberto Quintanilla estudió pintura fueron en la Escuela Regional de Bellas Artes del Cuzco, bajo la dirección de Mariano Fuentes Lira. Luego se trasladó a Lima como ganador de una beca para estudiar restauración de obras de arte. [Foto: Eduardo Cavero]
Jorge Paredes Laos



En el décimo piso de un edificio ubicado entre los límites de Santa Beatriz y Jesús María, existe un paraíso de metal poblado por seres celestiales y diabólicos. Un espacio cerrado bajo llave y controlado por un creador incansable. “Yo creo que trabajo más que cualquier otro pintor en el mundo; estoy sacando la cuenta y tengo para llenar tres museos”, dice el padre de estas criaturas, con gran vitalidad a sus 85 años.

Alberto Quintanilla —quien radica en Francia y viene a Lima cada cierto tiempo— está listo para inaugurar una retrospectiva en la Galería Germán Krüger Espantoso, en el Icpna de Miraflores, y en su taller no entra ni una figura más. Cuadros, objetos, artesanías, esculturas de todo tamaño llenan mesas, paredes y estantes. El maestro se ufana de no haber dejado de crear desde que era niño, cuando hacía figuras con migas de pan en su Cusco querido.

Cuénteme sobre esta nueva exposición. Me dicen qué está presentando obras nuevas.
Sí, habrá algunas esculturas inéditas. En realidad, casi todas las que presentaré las he estado trabajando en los últimos años. Yo creo que es una muestra de todo el camino recorrido hasta ahora; van a ser algo de 25 piezas, además de pinturas, grabados… Muchos críticos no conocen mi vida. Como buen cusqueño he sido siempre conversador y también me he peleado con algunas personas, sobre todo porque nunca me gustó que la gente de Lima hablara mal de quienes somos de la sierra. Es una situación lamentable. Una vez un cura me dijo: “No hables quechua; es una lengua atrasada”. En ese momento yo no supe responderle, pero eso fue una insolencia. Cuando viajé a Europa, conocí a lingüistas que se interesaban por el quechua; y muchos peruanos que acá despreciaban lo andino, allá se ufanaban de que eran descendientes de los incas. Eran los mismos que aquí me habían choleado.

"Historia del perro verde"
"Historia del perro verde"

Usted viajó a Europa en los sesenta, donde radica. ¿Aprendió a conocer el Perú desde allá?
No, tal vez una parte del Perú. Allá yo comencé a reflexionar sobre lo que España le había dado al Perú: todos afirman que nos dio la lengua, pero yo me preguntaba si acaso acá no teníamos cosas maravillosas. ¿La cultura cusqueña no es fruto de nuestro país? Nosotros hemos sido los mejores dibujantes; las líneas de Nasca son un ejemplo de eso. Los mantos paracas, que después fueron copiados por artistas contemporáneos como Paul Klee... Yo me hice una promesa cuando decidí vivir en Europa, que cada año iba a regresar dos veces al Perú, y eso he hecho desde los setenta. Hay años en que he venido hasta tres veces. La última me quedé dos meses, pero me fui porque me operaron de la pierna.

¿De dónde ha surgido toda esta fauna que se repite en sus pinturas y esculturas, estos seres bicéfalos? ¿Cómo llegó a ellos?
Fue algo que surgió en Cusco, cuando era niño. Siempre he tenido mucha imaginación para crear… Por eso yo tengo una teoría: no creo que el arte se pueda enseñar; el arte se aprende, y yo lo he aprendido más de la gente del pueblo que de las conferencias o las escuelas. Cuando dicen que me fui a perfeccionar a Europa, yo me pregunto ¿de qué imperfección me fui yo a perfeccionar? Yo estudié aquí en Bellas Artes, y alguien dijo, por envidia, que gané la medalla de oro de mi promoción porque era el favorito de Ugarte Eléspuru, y eso me molesta.

"Los músicos de la aldea"
"Los músicos de la aldea"

También se dice que alguna vez Picasso alabó su trabajo…
Acá se ha escrito mucho sobre lo que dijo Picasso (Quintanilla rebusca entre sus papeles y saca un recorte de un diario de los setenta y me enseña una columna del periodista Guido Monteverde. Leemos lo que dijo Picasso: “Es el único pintor latinoamericano que realmente hace un aporte a la pintura europea”.

Ese es un gran elogio
Yo en París conocí a personas interesantes, por ejemplo, a Giacometti, a quien una vez le canté tres huainitos. Estábamos en una fiesta, me lo presentaron, y como estaba con mi guitarra y él sabía que era peruano me pidió que cantara. Después, he cantado también con Violeta Parra, aunque la experiencia no fue tan agradable porque ella se presentaba como india, pero no hablaba ningún idioma nativo, mientras que yo sí. Se produjo una competencia innecesaria. Hay muchas cosas que no he podido hacer. Yo quería ser cantante, músico, poeta… aunque próximamente voy a presentar un libro ilustrado con poemas.

"El perro", de Alberto Quintanilla
"El perro", de Alberto Quintanilla

Usted conoció a Fernando de Szyszlo en París. ¿Eran amigos?
Claro, de él y de su mujer, Lila. Ella también era cusqueña, de la familia Yábar, de Paucartambo. Cómo son las cosas, justo llego y se mueren ambos. También se han muerto Cajahuaringa, Venancio Shinki y su mujer, Elda [Di Malio]. Ya quedamos pocos. Pero yo sigo trabajando con entusiasmo y cada vez tengo más interés en mi país. Justamente eso nos falta a los peruanos: interesarnos más por el Perú.

Contenido sugerido

Contenido GEC