El género epistolar permite entrar a la historia desde los afectos: sus protagonistas abren su corazón y comparten dudas y miedos con su remitente. En “Tu ausencia ha sido causa para todo esto”, emocionante selección de 33 cartas analizadas por el historiador estadounidense Charles Walker, vemos a José Gabriel Condoncarqui, su esposa Micaela Bastidas, y la colaboradora de la pareja Tomasa Tito Condemayta no solo como heroicos líderes de una rebelión que, en 1780, levantó por primera vez al sur andino contra el poder borbónico. Nos muestran a tres rebeldes compartiendo angustias, sospechas y padecimientos, semanas antes de ser capturados, llevados a juicio y ejecutados cruelmente.
Descubiertas en la década del 30 en el Archivo de Indias de Sevilla por el diplomático peruano Francisco Loayza, la existencia de esta correspondencia se debe, como explica Walker, a que el español era un “imperio de papel”, que mantuvo a una enorme burocracia, capaz de archivar cada documento del juicio a Túpac Amaru II en el Cusco. “Todos estos registros llegaron al Archivo de Indias, y esperaron hasta el siglo XX, cuando creció el interés y las indagaciones históricas”, afirma.
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—En el prólogo del libro, propones que esta correspondencia debería formar parte del corpus literario en el Perú. ¿Cómo leer estas cartas?
Alberto Vergara, en una reseña sobre un libro anterior mío sobre Túpac Amaru, señaló que “lo único que faltaba” era llegar a estos personajes como seres humanos. Estas son cartas de urgencia: se siente el miedo, la ansiedad de quien entiende la muerte muy cerca. Son breves y menos íntimas, pero a la vez muy verdaderas.
—En ellas, Micaela Bastidas recrimina la ausencia de Túpac Amaru y lo apura para atacar el Cusco. ¿Qué podemos decir de él como estratega? ¿Por qué demoró tanto su ataque?
No estaba vagando ni haciendo tiempo. Quería ir al sur para prevenir un posible ataque desde Arequipa o de Charcas, en el Alto Perú. Y tenía mucho éxito al reclutar. Ella teme un ataque, pues entiende que los españoles ya van a llegar desde Lima, con un ejército de “pardos” y “mulatos”, todos soldados levados. Siempre es más fácil opinar luego de sucedidos los hechos, pero lo cierto es que Túpac Amaru no pudo tomar el Cusco. ¿Fue por su demora? ¿Su negativa a entrar matando a los miles de indígenas que los españoles pusieron a defender la ciudad? Es todo un debate y hay muchos factores.
— ¿Hay una carta icónica, que escribe Micaela Bastidas en Tungasuca, el 6 de diciembre de 1780, donde dice su célebre frase: “Yo ya no tengo paciencia para aguantar todo esto”. Por mucho tiempo se consideró esta línea el reclamo insistente de una esposa a su marido. ¿La lees diferente?
En la presentación del libro en el Cusco, la escritora Karina Pacheco leyó esta carta e hizo llorar a todos. Es muy fuerte, muy bien escrita. Yo creo que revela la desesperación de Micaela. Su argumento central no es el temor por su vida o la de su marido: son sus hijos. Veo aquí a una mujer muy decidida y una estratega muy capaz. Ella usa su retórica más espectacular para conseguir que él vuelva.
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— La quema del templo en el levantamiento de Sangarará y su posterior excomunión afectaron profundamente a Túpac Amaru, que era un ferviente creyente. ¿La culpa religiosa afectó el liderazgo del caudillo?
A Túpac Amaru la quema de la iglesia de Sangarará le dolió muchísimo. Su carta más sentida no es aquella en que lamenta la muerte de su sobrino o alguna de sus derrotas. Es la de saberse excomulgado. Su frustración es enorme. Y no tiene cómo reclamar: es un rebelde que quema haciendas y mata españoles.
— ¿Qué tan difícil es trabajar con un personaje como Túpac Amaru, que llega a nosotros como una estatua de piedra?
El historiador no debe crear héroes ni heroínas. Me han criticado por ser “muy duro” con Túpac Amaru, de no presentarlo como un revolucionario militante para el siglo XXI. Eso no me molesta: hablamos de un personaje muy complejo, de alguien que mata españoles en nombre del rey de España. Era un líder radical, pero no sabemos cuál era su proyecto político exactamente. La ambigüedad de su discurso le sirvió para captar adeptos a su causa. El suyo era una especie de nacionalismo inca cusqueño, enfrentado al poder limeño. Túpac Amaru no tenía un modelo. Todavía no había sucedido la Revolución Francesa ni la haitiana. Él buscaba la expulsión de los españoles, pero manteniéndose fiel a la Iglesia Católica y las leyes de la época. Al principio tuvo apoyo de muchos, tanto criollos como indígenas, pero empezaron a verlo peligroso cuando se empezaron a quemar obrajes tras el levantamiento.
-La rebelión de Túpac Amaru II significó un precedente para las guerras de independencia que emergieron en América a inicios del siglo XIX.-
-El 25 de mayo de 1758, Condorcanqui se casó con Micaela Bastidas, con quien tuvo tres hijos: Hipólito, Mariano y Fernando.
— La historiografía nos presenta la gesta de Túpac Amaru como la semilla del proceso independentista que culmina en la batalla de Ayacucho. ¿Qué tan cierta es esta continuidad?
De alguna forma es el comienzo. El primer paso para romper el pacto colonial que creó el virrey Toledo en el siglo XVI, cuando los indígenas tenían ciertos derechos y autonomía, pero pagaban impuestos. Pero no es el comienzo de una historia lineal, pues el mundo era muy diferente.
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—¿Cuándo la historiografía fragua ese vínculo?
A partir de los años 30 del siglo XX, hay trabajos sueltos. Yo encontré en los años 50, en un periódico, unapeña tupamarista” en Pueblo Libre, donde iba la gente a celebrar. Pero es con Velasco cuando Túpac Amaru se convierte en figura nacional.
—¿Crees que hay aún cartas de Túpac Amaru y Micaela por descubrir?
Yo espero que sí, tengo esa fantasía. Encontrarlas en un fólder perdido en el archivo en Acos, en la provincia de Acomayo, en Cusco, por ejemplo. Creo que hay más. Mantengo esa esperanza.
TU AUSENCIA HA SIDO CAUSA PARA TODO ESTO
EDITOR: Charles Walker
Editorial: Debate
Año: 2024
Páginas: 128
Charles Walker revela el papel crucial de Túpac Amaru y Micaela Bastidas en la rebelión de 1780, destacando su liderazgo y la dimensión humana detrás del movimiento.