Entrevista a Charles Tesson, crítico francés de cine
Entrevista a Charles Tesson, crítico francés de cine
Jaime Akamine

Con su extrema gentileza y sonrisa cincelada, Tesson desdice aquel estereotipo del crítico de cine adusto. Igual, no hay que equivocarse: como programador de la Semana de la Crítica, una de las secciones del Festival de Cannes, trata de ser implacable. Es el juez que detecta las costuras de los filmes y que trata de honrar lo original. Además de haber sido editor de la legendaria revista Cahiers du Cinéma, ha publicado ensayos sobre directores como Satyajit Ray, Buñuel y Kurosawa, y es profesor de Historia del Cine en La Sorbona. 
En su tercera visita, invitado al 19.o Festival de Lima, se mostró optimista por el futuro del cine de esta parte del mundo. 

Tienes la oportunidad de conocer distintas cinematografías. ¿Cómo ves la salud del cine mundial? 
No es una realidad uniforme. Si hablamos de países, hay algunos con una herencia cinematográfica importante que está todavía en buena forma; otros, que fueron representativos, hoy adolecen de una renovación de talentos; y unos cuantos emergen y sorprenden.
Hace años se celebraba el cine rumano; luego, la atención pasó a los directores portugueses, y hoy se habla del cine indio. ¿No se apura la crítica a levantar cinematografías?
Los críticos no inventan nada. Es el cine el que lo hace y los críticos solo opinan. Conozco el cine indio desde hace 30 años y es cierto que ahora muestra una renovación inédita. Portugal siempre tuvo autores singulares. Todo pasa por períodos. Hay cinematografías que producen un ciclo brillante que, con el tiempo, se desgasta; entonces, hay que esperar 10 años para que vuelvan a alcanzar un nivel similar. Es como el fútbol: después de Platini, pasó mucho para que apareciera Zidane, y ahora no hay nada. Claro que hay países que han contado siempre con Maradonas.
Si uno de los objetivos de los festivales es descubrir talentos, ¿cómo evitas el riesgo de sobrevalorarlos? 
Debes estar vigilante. Hay que ver muchísimo, conocer el estado del cine y estar atento a las costuras de cada película. Se necesita ser muy cuidadoso para analizar e identificar las producciones artificiosas, con una estética demasiado específica 
para festivales. 
Precisamente, se tiende a criticar cierta estética barroca y contenidos marginales en las cintas latinoamericanas.
Sí, hay ciertas películas que pueden parecer así, pero, mirando el conjunto, no puedo afirmar que sea una constante en el cine latinoamericano. Por ejemplo, un filme 
como "Paulina" se desmarca de esa imaginería. No se parece a nada de lo que he visto recientemente. 
Cannes suele ser el termómetro del cine mundial, pero en los últimos años no ha habido gran presencia de esta región en la competencia oficial. ¿Por qué?
Se ven muchas películas latinoamericanas en otras secciones de Cannes. Pero es cierto, no han estado en la selección oficial, quizás porque aún les falta un poco para acceder allí. En la Semana de la Crítica siempre hay representantes de Sudamérica y Centroamérica.
Has estado varias veces en el Festival de Lima. ¿Encuentras diferencias entre la calidad de las películas en las distintas ediciones?
Lo que más me impresionó fue la evolución del público. Las salas estuvieron llenas. Eso indica que hay carencia de un cine diferente. El mercado siempre subestima la curiosidad de los espectadores; existe el prejuicio de que no les van a interesar las películas distintas a la cartelera. Por eso, es importante mantener esta oferta alternativa el resto del año. Eso sería un incentivo para la gente.
¿Qué películas peruanas te han gustado en los últimos años?
Recuerdo "Casa adentro" de Joanna Lombardi, y "Octubre" [de los hermanos Vega]. También "Magallanes", que es un cine bastante más clásico, pero se trata de una historia bien contada, con actores de oficio. Es una buena película.

La del estribo
¿Sigues las producciones de Hollywood?

Las veo, y ha sido interesante su evolución. A mí me gustó mucho la renovación de los setenta, con Spielberg, Coppola. Pero con la influencia de los videojuegos, se empezó a priorizar una sobreproducción de efectos especiales que dejaron de lado las historias. Allí se dio una fórmula esquizofrénica, que se repite hasta ahora. 

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