Aki Kaurismäki no solo es el cineasta más importante de Finlandia, sino un director de culto por su economía expresiva y agudo sentido de la ironía.
Aki Kaurismäki no solo es el cineasta más importante de Finlandia, sino un director de culto por su economía expresiva y agudo sentido de la ironía.
Claudio Cordero


Por Claudio Cordero

A fines de la década del noventa, la antigua Filmoteca de Lima programó uno de sus ciclos más memorables: una amplia retrospectiva en 35 mm dedicada a Aki Kaurismäki, sin discusión alguna el cineasta más importante surgido en Finlandia, convertido en héroe de culto por su economía expresiva y agudo sentido de la ironía. La poética de Kaurismäki ha tenido muchos imitadores alrededor del mundo, pero pocos han logrado acercarse con tanta empatía a las dichas y desdichas de los hombres y mujeres de la clase obrera.

Este año, una nueva generación de espectadores tendrá la oportunidad de revivir esta mágica experiencia cuando el Festival de Cine de Lima exhiba una muestra de diez largometrajes y varios cortos firmados por Kaurismäki, desde Crimen y castigo (1983) hasta la reciente El otro lado de la esperanza (2017), ganadora del premio al mejor director en la Berlinale, y anunciada por Kaurismäki como su última película. Oportunidad para comprobar la vigencia de sus postulados artísticos, aun cuando la Finlandia de hoy irradie al mundo una imagen de bienestar que contrasta visiblemente con los días grises de La chica de la fábrica de cerillas (1990) y Nubes pasajeras (1996), obras cumbres de que podremos disfrutar en formato DCP. Cine minimalista concebido para la pantalla grande, imperdible.

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