Retrato de un hombre contradictorio
Retrato de un hombre contradictorio
Juan Francisco Ugarte

La mañana del 13 de mayo de 1995, Renato Cisneros empezó a envejecer en un segundo. Tenía solo 17 años cuando entró a la cocina de su casa y vio a su padre temblando sobre la mesa, con los ojos vacíos, expulsando espuma por la boca. Era la imagen de la muerte, pero esa mañana Luis Federico “El Gaucho” Cisneros no murió. Ocurrió semanas después, rodeado de sábanas y tubos en la habitación de una clínica, aunque en la mente de Cisneros su padre comenzó a morirse esa mañana de mayo, cuando dejó de ser el hombre duro y autoritario, el militar severo e invencible, para convertirse en un anciano derrotado por el cáncer, en un hombre más cercano a la muerte que a la vida. Y Cisneros empezó a envejecer con él. “Eso hace la muerte con la gente: los cambios interiores que te tomaría una década asumir te son implantados de golpe: envejeces de un tirón, tus facciones oscurecen”, escribe en La distancia que nos separa, un libro sobre su padre, que es en el fondo un relato sobre los hijos, sobre cómo uno asume los errores y excesos de su progenitor. 
     Más que un ajuste de cuentas, Cisneros examina la vida de su padre para buscarse a sí mismo. La biografía paterna también es una forma de saber quiénes somos, un ejercicio de comprensión: no pretende juzgar los actos de “El Gaucho” Cisneros, un polémico militar que fue dos veces ministro de Estado, sino que indaga en su vida para entenderlo y, con esto, entenderse a sí mismo. Cisneros discute con su propio recuerdo e intenta llenar los vacíos de su infancia. Vacíos que tienen que ver directamente con los episodios más oscuros de su padre. Un ministro represor que ordenó encarcelar e incluso “desaparecer” a líderes comunistas, clausuró publicaciones, implantó una censura a los diarios, admiró a dictadores como Pinochet y Videla, despidió a miles de dirigentes sindicales por organizar una huelga. Renato Cisneros tenía menos de dos años cuando su padre ejecutaba estas acciones. Por las noches su hijo lo esperaba para recibir un beso e irse a dormir. 
     Este es el complejo retrato de un hombre contradictorio: un padre cariñoso (a su manera) y un ministro despiadado, un amante enamoradizo y un militar implacable. Es, también, una forma de conciliar el pasado personal. Cisneros no se guarda nada, y la apuesta por escribir desde la completa honestidad coincide con su madurez narrativa. No se trata de una biografía, tampoco de una novela: es, sobre todo, un manifiesto valiente y conmovedor sobre el recuerdo de un padre. Un modo visceral de buscar en esa imagen la esencia de lo que somos. 

Libro: La distancia que nos separa
Autor: Renato Cisneros
Editorial: Planeta
Páginas: 355
Precio: S/.49.00

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