Dice Gioia que, para experimentar plenamente la música, es importante escuchar con los oídos y el corazón abierto. [Foto: Archivo]
Dice Gioia que, para experimentar plenamente la música, es importante escuchar con los oídos y el corazón abierto. [Foto: Archivo]
Francisco Melgar Wong


Desde la publicación, en 1988, de su primer libro, The Imperfect Art: Reflections on Jazz and Modern Culture, el crítico estadounidense Ted Gioia ha desarrollado una de las bibliografías más extensas sobre este género musical. Con The History of Jazz —considerado el texto definitivo sobre su historia—, su obra empezó a traducirse a decenas de idiomas y no pasaría mucho tiempo para que las librerías locales comenzaran a ofrecer en sus estantes cada uno de sus lanzamientos: Blues. La música del Delta del Mississippi, El canon del jazz, Canciones de amor. Ahora, con ocasión de la llegada de su libro más reciente al español (Cómo escuchar jazz, Turner, 2017), Gioia nos regala algunos secretos para develar los misterios detrás de este deslumbrante —aunque, en ocasiones, esquivo— género musical. ¿Cuál es la relación entre el jazz y la música pop? ¿Qué nos puede enseñar el jazz sobre nuestras vidas? ¿Cómo entender el extraño equilibrio que mantiene entre la estructura y la espontaneidad? ¿Se pueden seguir reglas musicales sin dejar de improvisar o estamos frente a una paradoja que yace en la esencia misma del jazz?

“Una forma de explicar esta supuesta paradoja es comparando el jazz con narrar historias para niños”, explica Gioia. “Cuando les cuentas a los jóvenes ‘Los tres cerditos’ o ‘La caperucita roja’, la historia es siempre la misma. Pero cada narrador la relata un poco distinto. Incluso la misma persona puede cambiar algunos detalles cuando la vuelve a narrar. El jazz es así. Es contar una historia una y otra vez, pero un poco diferente en cada ocasión. Parte de la emoción de escuchar jazz es descubrir estas historias familiares sonando frescas y nuevas por la forma en que son narradas”, agrega.

Justamente, la espontaneidad es una de las cualidades que uno suele asociar de inmediato con este género musical. Desde que era muy joven, Gioia se vio seducido por su misterio y por la facilidad con que los gigantes del jazz podían dejarse llevar por ella.

“Cuando empecé a escuchar jazz, la espontaneidad era muy emocionante”, dice. “Cuando iba a un club sabía que esa noche escucharía algo que podría no volver a ocurrir. Mejor todavía, ni siquiera los propios músicos sabían lo que iban a tocar hasta que lo hacían. A veces, una suerte de milagro ocurría y nos sorprendía a todos. Nunca antes había experimentado algo así, ni en la música clásica, ni en el rock, ni en el pop. Después de descubrir el jazz, todos los otros estilos musicales me parecieron predecibles. Si quieres escuchar la misma canción siempre de la misma manera, es mejor que evites el jazz. El jazz es música para gente que cree en los milagros”, sentencia.

                            —Sentido y percepción—
En Cómo escuchar jazz, Gioia propone algunos ejes para aprender a apreciar la música, como el ritmo, el fraseo, la espontaneidad, etc. El ritmo se evalúa según el nivel de cohesión entre los integrantes de un conjunto. Se trata de lo que comúnmente llamamos swing. El fraseo es la forma en que los músicos moldean las voces de sus instrumentos. Se trata de algo similar a la forma en que enunciamos una frase y de ello depende, en gran medida, la expresión o evocación de emociones a través de la música. Después del fraseo, Gioia habla del tono y el timbre, de los reguladores y de la personalidad que poseen los músicos. Todo esto no es más que mostrar —a la manera de los cursos para catadores— las propiedades de la música y los descriptores que deben usarse para dar cuenta de ellas.

Pero, antes que nada, Gioia nos habla de percepción. Para él, es el fundamento del cual debe partir toda apreciación musical. Se trata de aprender a escuchar lo que los músicos están haciendo. ¿Cómo lo están haciendo? ¿Por qué? “El paso más importante para experimentar música es escuchar con los oídos y el corazón abiertos”, señala. “Esto es muy raro de encontrar en la actualidad. Hay música por todas partes —en carros, en tiendas, incluso en minúsculos aparatos electrónicos que guardamos en nuestros bolsillos—. Pero se escucha menos. Hay más música que nunca, pero también hay menos escucha. Ponemos la música como un telón de fondo. Pero no vamos a sentir su alegría o su pasión si la tratamos de este modo”, añade.

                                —La vuelta del jazz—
Desde el año pasado, Gioia ha escrito varios artículos desestimando las predicciones que anunciaban la muerte del jazz. Sus argumentos se apoyan en hechos que los justifican. Estamos pasando por un periodo de intercambio sonoro como no se veía desde finales de los setenta. En la actualidad, los músicos de jazz y los cantantes de pop se han entregado a una febril colaboración. La muerte del jazz, tan anunciada desde, quizá, la muerte de Miles Davis, parece estar de retirada para darle lugar a su renacimiento.

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Cómo escuchar jazz

Ted Gioia
Editorial: Turner
Páginas: 224
Precio: S/ 88,00

“Pocos años atrás, los periódicos anunciaban la muerte del jazz”, recuerda Gioia. “Pero nadie habla de eso ahora. Y la razón es que el jazz está ejerciendo una influencia enorme sobre la cultura popular. Puedes verlo en todas partes. En su último álbum, David Bowie trabajó con importantes músicos de jazz. En esa misma época, Lady Gaga empezó a cantar con Tony Bennett, y Kendrick Lamar colaboró con el saxofonista de jazz Kamasi Washington. Hollywood empezó a hacer películas sobre músicos de jazz —Whiplash, Miles Ahead, Born to Be Blue, La La Land— y algunas de ellas hasta llegaron a obtener óscares y atrajeron a una audiencia comercial. Si eres un amante del jazz, como yo, tendrías que emocionarte con esos avances. Si el género dialoga con la música popular, ambos lados se benefician. La música comercial sería más vital si aprende del jazz, y el jazz crecerá si usa estas influencias”.

Gioia tiene una teoría acerca de este nuevo diálogo que ha surgido entre el jazz, el rock, el pop y el hip hop: “El jazz está de regreso por una razón muy simple: establece los estándares para la excelencia en la música. Por ello, los intérpretes de otros géneros son atraídos por él. No importa el tipo de música que toques, la tocarás mejor si aprendes algo de jazz. Lo mismo pasa con los oyentes. Entenderán mejor el rock, el pop, el hip hop y otros estilos si abren sus oídos al jazz. Creo que el mundo de la música se está volviendo cada vez más como el de la comida. En el mundo de la comida, los consumidores astutos están rechazando la oferta procesada y la comida rápida. Quieren algo de buena calidad y hecho con el talento de un artesano. Lo mismo está ocurriendo en la música y eso está llevando a la gente al jazz. La gente está cansada de la música procesada del mismo modo en que se está cansando de la comida procesada. El jazz es la música artesanal de nuestro tiempo”.

                                    —La vida misma—
Desde que las aguas del jazz se partieron y el swing se dividió del bebop, el desarrollo del género se ha visto como un reflejo de las actitudes que tomamos en nuestras vidas. El heroísmo kamikaze de Charlie Parker, el cool infranqueable de Miles Davis, la elevación mística de Coltrane. Pero, más allá de la mitopoiesis a la que en ocasiones sucumbimos, hay algo en la esencia misma del jazz que ejerce una fuerza de gravedad que promete darle sentido al plano contingente en el que se desplazan nuestras efímeras existencias: la reacción adecuada ante lo inesperado, el talento para la improvisación, la espontaneidad que se requiere frente a la aparición de situaciones que no teníamos planeadas.

“El jazz no es solo un tipo de música, sino una forma de vida”, afirma Gioia, con un fraseo que recuerda al de un maestro jedi. “El jazz nos enseña a ser receptivos ante las posibilidades de cada instante de la vida. Nos enseña flexibilidad y apertura. Nos enseña a disfrutar la espontaneidad, a ir en busca de lo nuevo y de lo diferente. Muchas personas viven sus vidas acostumbradas a su rutina. Son criaturas del hábito, pero puede llegar el momento en que la costumbre no les permita experimentar la riqueza que hay en el mundo. Cuando uno se convierte en un músico de jazz o, incluso, en un oyente de jazz, lo que escuchas es cómo la rutina se hace pedazos. Y esta experiencia puede cambiar tu vida para siempre”.

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