La sala de Ik Projets con obras de Andrey Zignatto
La sala de Ik Projets con obras de Andrey Zignatto
Jorge Paredes Laos

Andrey Zignatto creció entre ladrillos. Su abuelo era albañil y su madre tenía una tienda de venta de materiales de construcción en Jundiaí, un pueblito del interior de Sao Paulo, donde las ladrilleras son una especie de atractivo turístico. “Para mí era como Disneylandia”, dice Zignatto con una sonrisa. Él pasó su niñez en estos lugares, donde aprendió las técnicas de cocido y corte de los ladrillos, y también se empapó de toda la sabiduría popular de los hombres que se dedicaban a este oficio.
Estos dos elementos —el oficio de hacer ladrillos y la sabiduría que ello encierra— Zignatto los ha convertido en materia prima de su producción artística: en sus intervenciones y esculturas no solo explota las posibilidades estéticas de estas piezas cocidas de barro, sino que lleva a los límites las técnicas de horneado y de corte. De esta manera, crea piezas diversas en esa frontera entre la construcción y la destrucción: extraños paisajes naranjas que parecen suelos atacados por la erosión o esculturas de formas diversas que demuestran la maleabilidad y fragilidad de un material de aparente dureza.

Territorios forjados
Zignatto llegó a Lima para inaugurar su exposición titulada “Territorios forjados” en la galería IK Projects (av. La Mar 1265, Miraflores), en la que presenta doce trabajos de técnicas diversas: esculturas, instalaciones, fotografías y videos. Para desarrollar estas obras, el artista ha trabajado en una ladrillera local y ha involucrado en sus creaciones a los operarios de esta fábrica. Algo usual en su trabajo artístico que tiene también un fuerte componente social.
“Me interesa trabajar con personas de zonas vulnerables. En Brasil he trabajado con de hijos de presidiarios, con personas que viven en condiciones de marginalidad, con quienes realizo diversas acciones artísticas”, cuenta.

Instalación de Andrey Zignatto
Instalación de Andrey Zignatto

En Damasco
Zignatto no solo ha realizado estas intervenciones en las favelas de Sao Paulo, sino hace poco estuvo en Damasco, Siria, donde pudo experimentar todo el espanto de la guerra civil que desangra a este país del medio oriente.
“Cuando vi la ciudad, me quedé paralizado —cuenta—. No te imaginas el grado de destrucción hasta que estás ahí”. Le resulta difícil encontrar las palabras necesarias para explicar lo vivido. “Con decirte que la casa en la que me alojé tenía todas las ventanas rotas. Las bombas caían a un kilómetro de ahí y se escuchaba el ruido de las aviones desde las cuatro de la mañana hasta el mediodía”, agrega.
Resulta irónico, pero Zignatto no solo usa los ladrillos y el cemento sino también le interesan los escombros: esos vestigios que demuestran el paso violento de los seres humanos por este mundo. En Siria, por ejemplo, realizó instalaciones con los restos de armamento abandonado, con las ropas regadas por las calles. “Cuando tomaba estas vestimentas pensaba en las personas que alguna vez las usaron. Me preguntaba si estaban vivas o muertas”, dice.


El artista en el Puente Villena, en Miraflores
El artista en el Puente Villena, en Miraflores

Ahí pudo constatar el estado de abandono y vulnerabilidad en el que se encontraban cientos de niños huérfanos que apenas sobrevivían en refugios y otros lugares de Damasco. Con ellos, realizó diversos talleres y trabajos artísticos. Por ejemplo convirtieron los restos de metralletas y misiles en columpios y subibajas. “Ver a los niños divertirse sobre un misil abandonado puede resultar absurdo, irónico, pero es algo que pasa en la realidad”, reflexiona.
En Damasco, como antes lo hizo en barrios pobres de Brasil, Zignatto también realizó acciones urbanas en las que transformó el popular juego de la Amarelinha (Mundo, para nosotros), y lo transformó en una diversión circular, sin inicio ni final, en el que los niños podían saltar hasta el cansancio.
Hace un tiempo, un artista francés —Vincent Mauger— que también trabaja con ladrillos lo acusó de haber copiado algunas de sus obras. Zignatto responde con calma: “obviamente, no soy el único que trabaja con este material, pero yo tengo una historia de vida detrás de mis obras”. Una historia que le recuerda a su abuelo albañil y a su niñez en Jundiaí.

Galería IK Projects
Av. Mariscal La Mar 1265, Miraflores
Horario: Hasta el 15 de agosto, de martes a viernes de 11:30 a.m. a 7:00 p.m. y sábados de 1:00 p.m. a 6:00 p.m. Ingreso libre.  

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