Wilmer Cayllahua, virtual congresista por el Frepap, en la única conferencia de prensa que el partido ha ofrecido desde que dio la sorpresa en las últimas elecciones parlamentarias. (Foto: GEC)
Wilmer Cayllahua, virtual congresista por el Frepap, en la única conferencia de prensa que el partido ha ofrecido desde que dio la sorpresa en las últimas elecciones parlamentarias. (Foto: GEC)
/ NUCLEO-FOTOGRAFIA > MARCO RAMON
Paolo Benza

Un joven de camisa negra cuida por estos días celosamente la reja de ingreso al local del en Surco. En esa casa azul de tres pisos el partido recibió a la prensa el lunes pasado, al día siguiente de la en la que ha obtenido la segunda votación más alta del país. Hoy, sin embargo, la reja permanece cerrada para todo aquel que no lleve la barba larga o un velo sobre la cabeza.

Desde aquella conferencia de prensa, el Frepap ha decidido recluirse a un estricto silencio mediático. En su local indican que no harán declaraciones hasta que la publique los resultados finales, y sus futuros congresistas declinaron conversar con El Comercio usando la misma excusa.

Fuentes cercanas al partido, sin embargo, explicaron que la verdadera razón es que la cobertura periodística no ha sido la que esperaban. Entre los líderes israelitas no ha caído bien, por ejemplo, que el foco se haya puesto sobre las declaraciones del virtual congresista Wilmer Cayllahua –quien dijo que los homosexuales “tienen enquistado el mal en la sangre”– en vez de temas como la salud o el empleo.

“El Frepap ha mantenido el conservadurismo en la esfera interna y ha construido un discurso público en torno a la misericordia con el pobre. Pero la prensa y ciertos actores políticos han decidido que su identidad se debe definir con base en esos valores que ellos no han puesto en la esfera pública, como su posición pro familia”, explica Guillermo Flores, especialista en religión, política y políticas públicas de la Universidad del Pacífico.

–La razón del éxito–

Así, el silencio no solo es una forma momentánea de protesta, sino una directiva interna para recalcular el discurso, según fuentes cercanas al Frepap. Si bien la moral israelita es transversal a su propuesta política, el objetivo es centrarse en otras ideas. De lo contrario, advirtieron las fuentes, su conservadurismo tendería a radicalizarse.

Nuestra preocupación es educación, salud y agricultura, dijo también Cayllahua en la conferencia de prensa, pero esa declaración no fue destacada en la cobertura del tema. Ello pese a que es sobre esta agenda –y no sobre la que se opone al enfoque de género– que el Frepap cimentó su segundo lugar en las elecciones, según Flores. Por ejemplo, durante la campaña, el partido propuso la reducción de la jornada laboral de 48 a 44 horas.

“El Frepap presentó agendas materiales que atienden necesidades inmediatas: salud, educación, salario digno. Eso cala mucho más en personas de bajos recursos que la agenda inmaterial del género, porque son temas de los que depende su supervivencia. También cala en las clases medias que alguna vez estuvieron en esa situación, ellos o sus familias”, dice Flores.

Luego, se encuentra el vínculo directo con los electores. Al ser parte del mismo grupo vulnerable que ellos, los candidatos pudieron prescindir de los medios en la campaña. “Si otro candidato propone y hace lo mismo, es menos creíble porque no parte de su experiencia de vida. Ellos sufren las mismas carencias que sus votantes”, explica el especialista.

Es el caso, por ejemplo, de María Cristina Retamozo. Ella vive con su familia sobre un chifa en el asentamiento humano Vicentelo Bajo, en El Agustino. Aunque optó por no declarar, tres vecinos contaron a El Comercio que se dedicaba a la venta ambulatoria de anticuchos antes de ser candidata. Desde esa inusual vulnerabilidad ha conectado con sus más de 28.000 votantes.

–El poder detrás de Jonás–

Los vacíos políticos, sin embargo, tienden a llenarse. Y quien más ha aprovechado el silencio israelita ha sido Juan Noé, hijo mayor de Ezequiel Ataucusi. Él no milita en el partido y dirige una facción disidente dentro de la congregación. En la última semana, ha atacado a su hermano Jonás, presidente del Frepap y líder espiritual del movimiento que él busca recuperar.

El problema para el Frepap es que el liderazgo que ejerce Jonás es extremadamente ausente. Desde que tomó el lugar de su padre, en el 2000, pocos siquiera lo han visto en persona. “Es manejado por determinados grupos”, dice el antropólogo Juan Ossio. ¿Quién organiza, entonces, al partido?

Las fuentes cercanas indican que el poder real lo ejerce su primo, el personero legal Wilfredo Tenorio Molina. Él habría manejado la elección interna de candidatos y fue quien deslindó públicamente del fujimorismo el último domingo. Martha Chávez, la cabeza de lista de Fuerza Popular, les había mandado horas antes un guiño diciendo que “el Frepap se parece mucho a Fuerza Popular”.

Según la Reniec, Tenorio registra la misma dirección que Jonás, una casa de tres pisos en la urbanización Las Delicias, en Chorrillos. El Comercio fue a buscarlos allí, pero fieles israelitas negaron enfáticamente su presencia y rechazaron el acercamiento desde adentro de la vivienda.

Ello, pese a que los vecinos aseguraron que la familia Molina –el apellido que comparten Tenorio y Jonás– es conocida residente de ese barrio. Así, de Jonás Ataucusi Molina, a quien los miembros de la tercera bancada más nutrida del nuevo Congreso veneran como a un Dios, se sabe hoy muy poco.

–Lima como bastión–

El Frepap ha obtenido importantes triunfos en regiones de selva y ceja de selva donde tiene la mayoría de sus colonias, como Ucayali, Loreto, Junín o Huánuco.

Pero el partido tuvo su principal bolsón electoral en Lima Metropolitana, donde sacó casi medio millón de votos. También ganó la elección en Lima Provincias.

Además de la reducción de la jornada laboral, propone tener institutos de administración agraria en cada microclima del Perú y promover la venta de medicamentos genéricos.


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