Para Medina, la crisis actual del Parlamento es un reflejo de la crisis de los partidos políticos. (Foto: Anthony Niño de Guzmán/El Comercio)
Para Medina, la crisis actual del Parlamento es un reflejo de la crisis de los partidos políticos. (Foto: Anthony Niño de Guzmán/El Comercio)
Jonathan Castro

Percy Medina, jefe de misión de IDEA Internacional en Perú, ha estado en varias reuniones con las misiones de observadores que han llegado al país para el proceso electoral de este domingo. No puede hacer muchos comentarios sobre esas conversaciones, pero sí puede otorgar un punto de vista sobre el proceso y las responsabilidades de los candidatos tras los resultados.

¿Las misiones de observadores con las que ha conversado consideran que los entes electorales dan la confianza que deben tener los peruanos en este proceso?

Las misiones de observación electoral han emitido un pronunciamiento después de la primera vuelta en relación a los procedimientos que se aplican en el Perú, la normatividad y las autoridades electorales. De hecho, no ha habido cambios en las autoridades ni en lo fundamental del procedimiento. Por tanto, hay que ir a la segunda vuelta con mucha confianza. La ONPE ha hecho mejoras pero son básicamente de organización del horario de las personas mayores, y algunos ajustes en los locales.

¿ONPE ha hecho las correcciones sanitarias necesarias?

La ONPE ha hecho dos ajustes importantes. Uno es pasar el horario de votación de las personas mayores y vulnerables a la tarde, que da más tranquilidad para la instalación de mesas en las primeras horas. Y el segundo cambio es el uso de doble mascarilla. Es el nuevo estándar que ha establecido el Ministerio de Salud para el uso de espacios públicos. Ambos garantizan que las personas mayores puedan votar con seguridad.

¿Qué es lo que más le preocupa de la campaña de segunda vuelta?

Hemos tenido una campaña polarizada, con discursos de odio, apelación al miedo, que creo que ha generado un clima de desconfianza y de mucha incertidumbre sobre lo que pasará luego de la elección. Más que preocuparme lo que pase el 6 de junio, que las autoridades electorales lo tienen bien controlado, me preocupa el 7 de junio, qué es lo que va a pasar al día siguiente de la elección en relación con esa mitad del país que no verá a su candidato o candidata elegidos. Vamos a tener una elección muy ajustada, y quien gane lo hará por algunos miles de votos. Es muy importante que toda esta polarización no signifique para el día siguiente de la votación un enfrentamiento nacional. Hay una tarea del ganador que es tomar el triunfo con humildad, con apertura, pero también hay un gran reto para quien pierda la elección, porque tiene que representar y guiar a la mitad del electorado. No solo tiene que reconocer los resultados, sino llamar a sus partidarios a respetar esos resultados, y respaldar al ganador. Eso no es fácil.

Al principio de la segunda vuelta, Ud. señaló que . Lamentablemente eso ha pasado. ¿Cómo va a afectar a la gobernabilidad después del 7 de junio?

El nuevo presidente va a tener que armar gobierno entre el 7 de junio y el 28 de julio. Si tenemos un ambiente polarizado, lleno de miedo, controversias, no le va a ser fácil empezar con el pie derecho. Creo que va a requerir gestos de apertura y llamados a la confianza, pero también que el perdedor colabore con esa nueva etapa, no solo que señale que ha perdido la elección, sino que convoque a sus partidarios a un proceso de voltear la página. Si no se constituye una nueva visión nacional, va a ser bien difícil el arranque del nuevo gobierno. Quien gane no va a tener mayoría en el Congreso, sino una minoría que lo blinde de la posibilidad de ser vacado, pero necesita construir mayorías para hacer cambios en la legislación, recibir la confianza del Gabinete que proponga, etc. Eso supone tejer alianzas con las fuerzas políticas y con la ciudadanía.

Hemos visto que una candidata tejió alianzas con buena parte de los partidos, y otra que lo ha hecho más con sectores sociales. ¿Qué tan difícil va a ser ganarse a la otra mitad del país? No necesariamente los líderes políticos son tan fuertes para jalar esa adhesión ciudadana.

Después del 7 de junio empieza un nuevo partido y todos los actores políticos tienen que verlo así. Si es que se arrastran las divisiones, va a ser muy difícil tener gobernabilidad. Quien gane tendrá que convocar a todos, sin rencores y tratando de voltear la página construyendo nuevas alianzas, pensando en el Congreso y en la ciudadanía. El reto es convocar a la unidad, sumar esfuerzos, revertir la crisis económica, seguir combatiendo la pandemia.

¿Qué tan importante es que rápidamente la ONPE termine el conteo y que el perdedor reconozca los resultados?

Es probable que el flash electoral de las 7 de la noche no nos diga nada. El conteo rápido de las 10 de la noche ya dará mayores resultados, pero quizás tampoco baste. Habrá que esperar a que empiecen a llegar los resultados oficiales y estén avanzados en un porcentaje significativo. Las cifras que da la ONPE a las 11 de la noche todavía son parciales, y eso podría variar. Eso lleva a decir que con mucha responsabilidad, nadie debe proclamarse vencedor. Pero una vez las cosas estén claras, hay que reconocer las cosas en los mejores términos.

Luis Martínez-Betanzos, asesor del PNUD, señalaba en una entrevista que le hicimos que le preocupaba la desinformación en relación a los entes electorales. ¿Eso te preocupa a ti también?

El desconocimiento que existe entre la ciudadanía sobre las funciones de los organismos permite que proliferen las fakenews con mayor facilidad. Personas informadas me han preguntado si es posible que el JNE manipule el conteo de los votos. Entonces, hay que explicar que el JNE nada tiene que ver con el conteo; que es labor de ONPE, que es una labor sujeta a protocolos de seguridad, que tenemos protocolos mucho mayores que países que tienen democracias más antiguas. Entonces, el desconocimiento sobre las funciones y sobre cómo se da el procedimiento de escrutinio y cómputo permite que las noticias falsas tengan asidero.

En el último tramo, lo que se ha señalado es los fallecidos en el padrón.

Todos los padrones electorales que hemos utilizado en el Perú han tenido muertos o personas que no viven en el país, o personas hospitalizadas o en prisión, y que por tanto no pueden votar. Es normal, que estén en la lista de electores no quiere decir que puedan votar, porque para eso necesitas una persona física, con DNI que se presente en el local. Y suplantar a un muerto es un delito que tampoco es tan fácil de cometer.

Da la sensación que existe un ánimo de desprestigiar a los organismos electorales. Ya vimos que en la primera vuelta circularon videos falsos. ¿Te parece que hay una intencionalidad de algunos grupos o es parte de una desconfianza colectiva no tan organizada?

Todas estas fakenews no son producto del error, sino de la mala intención. Cuando se comparan los resultados presidenciales de una mesa con los congresales de la misma, o de diferentes elecciones, obviamente son resultados diferentes. Cuando se hacen esas cosas con mala fe para crear la sensación de que se está montando un fraude, obviamente se está haciendo un daño grave a la elección, porque aparece la desconfianza y los peruanos somos los más desconfiados de América Latina. Este tipo de denuncias de sembrar la duda sobre la rectitud de las autoridades electorales y la limpieza de las elecciones pueden prender.

¿El desprestigio de la clase política puede afectar también al desprestigio de los organismos electorales?

Hay un desprestigio sobre los partidos y los políticos, pero también hay una desconfianza frente a las autoridades y al Estado. Para algunas personas es todo un mismo paquete porque se piensa que las autoridades podrían estar coludidas, y como parte de eso distorsionar el proceso electoral. Pero creo que hay suficientes elementos para pensar que hay procedimientos seguros y que hay caminos para verificar cada uno de los resultados parciales que se emiten.

Uno de los temas poco abordado en la campaña ha sido la continuación de las reformas políticas pendientes. ¿Cuáles deberían ser las prioritarias a partir del 7 de junio?

Un terreno que no se abordó en lo absoluto es el de la relación entre el Ejecutivo y el Congreso. Hay que hacer una reingeniería, incluso a nivel constitucional, sobre cómo debería darse un equilibrio adecuado que tienda a la colaboración entre poderes y que minimice las posibilidades de conflicto. Es evidente que el Congreso tiene que controlar al Ejecutivo, pero habría que garantizar fluidez en el trabajo, y que ese control se dé de manera colaborativa, positiva. En los últimos cinco años se ha exacerbado el uso de medidas extremas que tienden a la confrontación, como la cuestión de confianza, la interpelación y la censura de ministros. No se han usado adecuadamente mecanismos vinculados a la colaboración. Sobre todo considerando que el siguiente gobierno no va a tener mayoría, y que en un sistema de partidos fragmentados esta será la realidad en mucho tiempo.

El hecho que el Congreso haya metido una cuarta legislatura, en medio de una elección y de un debate sobre reformas a la vacancia, ¿afecta la gobernabilidad?

Las reformas constitucionales deberían hacerse después de una discusión amplia y con participación activa de los especialistas, la sociedad, los medios de comunicación. Por eso la Constitución establece un mecanismo de dos legislaturas. La razón es que haya tiempo para la reflexión y no se tomen decisiones apresuradas. El mecanismo de crear legislaturas adicionales se ha creado en el pasado, y es viable desde el punto de vista jurídico. Pero puede ser muy peligroso si se utiliza para festinar trámites y aprobar reformas con poco consenso. Lamentablemente ya esta discusión es muy controversial, y hace difícil que lo que se discuta y apruebe tenga legitimidad.

Una de las reformas más importantes fue la del financiamiento. Hemos visto que hay dificultades, y ONPE ha estado mandando cartas para hacer su supervisión. En medio de eso, se les ha acusado de hacer una campaña de hostigamiento. ¿Esa calificación tiene piso?

ONPE tiene el mandato de supervisar los fondos partidarios, y para hacerlo requiere los informes que mandan los partidos políticos. Pero esos informes tienen que ser contrastados. ONPE tiene la obligación, a través de su Gerencia de Supervisión de Fondos Partidarios, de cerciorarse de que esos informes están completos y dicen la verdad. Si tiene sospecha de que hay un potencial gasto no reportado, corresponde a ONPE preguntar. Eso es algo normal y no debería ofender a nadie.

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