Coronavirus: Típica imagen de un mercado en Lima durante la cuarentena por el Covid-19. Foto: AFP.
Coronavirus: Típica imagen de un mercado en Lima durante la cuarentena por el Covid-19. Foto: AFP.
/ CRIS BOURONCLE
Paola Miglio

En el contexto del , el aviso de inamovilidad por Semana Santa desató una suerte de ansiedad que se apoderó de las ciudades: todos trataron de satisfacer sus necesidades, al mismo tiempo y en la medida de lo posible, de sus prioridades (y de sus privilegios). Este fenómeno, que parecería poder calmarse un poco en las dos siguientes semanas de (solo inamovilidad el domingo), revelaría, en parte, hábitos de consumo y un escenario de compra dominado por grandes supermercados y mercados que concentran a las mayorías.

La antropóloga Fátima Valdivia explica que “el sistema económico como lo hemos conocido da muestras de no haber estado funcionando. El endeudamiento permanente, el consumo desmedido, el priorizar el comprar en vez de cocinar, botar comida... En un contexto de cuarentena y encierro, saber cómo vivir con lo básico -y cocinar con sobras, por ejemplo- termina siendo una habilidad de superhéroe. Quiero pensar que de esta crisis saldremos fortalecidos, reconociendo la importancia de los pequeños negocios, de apoyar a productores locales, lo fundamental de la agricultura urbana y familiar”.

El ahora es complicado. La pandemia nos revoluciona los pensares y nos desata las angustias, pero no por eso podemos dejar de ensayar posibilidades. El mundo, tal y como lo conocíamos hasta hace un mes ya no está más. Esto no dura dos semanas, tomará meses recuperarnos y años volver a confiar: los patrones de conducta no serán los mismos. Pensaremos dos veces antes de ir a grandes emplazamientos donde haya contacto con mucha gente y la agenda social modificará su ritmo. Por supuesto, la industria gastronómica y todos sus actores se verán afectados. Pero por esta vez, enfoquémonos en quienes proveen bienes básicos. “Vivíamos imbuidos en una rutina precaria, pero mal que bien estábamos transitando. Entonces viene este mazo que irrumpe. Existe además una infraestructura o cultura de hacer las compras diarias, a lo que se suma que el número de núcleos familiares ha crecido, así como el de las jefas de familia. Nunca se ha vivido un escenario así, por eso es preciso encontrar un nuevo mejor equilibrio”, apunta el economista Hugo Ñopo. Para él no existe una bala de plata que resuelva el problema de un día para el otro, es imposible. Es un proceso de ensayo y error, y los errores se van corrigiendo en el camino.

En paralelo a la respuesta inmediata, es necesario apostar por ideas de largo aliento fomentadas por las autoridades, para que cuando lo álgido de la crisis pase, se reformule el universo de la compra básica. Las bodegas, carnicerías, minimarkets, mercados pequeños, pescaderías, fruterías y verdulerías pueden ser oportunidades para emprendedores. Ñopo insiste en que hay que darle una capilaridad mayor a la red de medianos y minimercados y no concentrarse en grandes supermercados. “Estos debería penetrar en zonas más populares, cosa que venía sucediendo, pero no a la rapidez que se necesitó ante esta pandemia. El asesor de negocios y Director de Fábrica de Empresarios, Juan Infante, coincide: “Nos vamos a reducir a una economía de barrio. Puntos de compra más cercanos y más espacios de venta, independientes o de cadena. Se necesita liderazgo para estimular y que esto se haga de forma formal y legal. Forjar un esqueleto y los músculos de una distribución minorista que no existía”.

El delivery o reparto en casa (que no, no es un tontería y sí, sí llega a muchos distritos de Lima y Callao) es uno de los elementos que entra en juego, no el único, pero que ayuda en una población en la que cerca del 37% de hogares están compuestos por adultos mayores (población de riesgo). Claro está, siguiendo las reglas y no basado en el aprovechamiento de la necesidad. Encaja en un conjunto de propuestas que pueden ayudar a descongestionar y evitar contagios, incluso cuando los restaurantes abran. Pero también existe, anota Infante, la necesidad de un cambio de estrategia de distribución. “No tenemos puntos de articulación con mercados de abastos y bodegas, y toda la red que ha usado los canales de bodegas no ha hecho un trabajo de modernizarlas. Hay una oportunidad y una necesidad”.

¿Quién dictará los protocolos? ¿Se estarán construyendo desde ya proyectos que propongan soluciones a largo plazo? ¿Protocolos que garanticen inocuidad de alimentos? ¿O cada emprendimiento o restaurante tendrá que invertir de su ya magullada billetera? Es necesario promover, desde las autoridades competentes, acciones efectivas que faciliten estos procesos siguiendo la ley, por supuesto, y empezar a edificar posibilidades. No podemos esperar a que llegue el 27 de abril y volver lo mismo, por más que queramos, no podemos frenar. Hay que adaptarnos.

(*) Paola Miglio es periodista y Academy Chair para los 50 Best Restaurants.

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¿Cuáles son los síntomas del nuevo coronavirus?

Entre los síntomas más comunes del covid-19 están: fiebre, cansancio y tos seca, aunque en algunos pacientes se ha detectado dolor corporal, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta y diarrea. Estos malestares pueden ser leves o presentarse de forma gradual; sin embargo, existen casos en los que la gente se infecta, pero no desarrolla ningún síntoma, precisó la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, la entidad dio a conocer que el 80 % de personas que adquieren la enfermedad se recupera sin llevar un tratamiento especial, 1 de cada 6 casos desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar, la gente mayor y quienes padecen afecciones médicas subyacentes (hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes) tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave y que solo el 2 % de los que contrajeron el virus murieron.

¿Cómo se contagia el coronavirus?

La covid-19 se contagia por el contacto de una persona sana con otra que esté infectada. Esta enfermedad se propaga de persona a persona mediante las gotículas procedentes de la nariz o boca cuando el que se encuentra enfermo tose o exhala.

En muchos casos, estas gotículas caen sobre objetos o superficies, que después tocan otros individuos y se llevan a la nariz, ojos o boca cuando pasan sus manos por la cara.

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