Los niños que participan en los talleres de La Revolución descubren sabores a partir de una metodología diseñada por esta ONG. (Foto: La Revolución)
Los niños que participan en los talleres de La Revolución descubren sabores a partir de una metodología diseñada por esta ONG. (Foto: La Revolución)
Alicia Rojas Sánchez

En esta vorágine y desconcierto que tiene la sociedad sobre qué tipo de alimentos está consumiendo, resulta imperativo regular los espacios en los que la generación más vulnerable, los niños, está inmersa.

Para Karissa Becerra, fundadora y directora de La Revolución, no comprometerse o no invertir en una buena educación alimentaria para los niños es mellar el futuro de nuestro país.

¿Hay una desunión grave entre lo que comemos y saber lo que estamos ingiriendo?
Son dos planos distintos. Uno es tu imaginario de identidad y cultura y el otro es tu salud, que están completamente disociados. La gastronomía se está viendo solo como comida, no como alimentación y no se dan cuenta que están absolutamente vinculados.

A través de La Revolución y sus talleres, ¿qué cambios se han logrado a partir de la educación que ofrecen?
Tenemos talleres en la sede de La Revolución y vamos a varios colegios públicos, y tenemos ahora una alianza con Rímac Seguros en temas de prevención.

Lo que hacemos es empoderar a los niños a hacer elecciones correctas. Damos talleres para que entiendan cuáles son sus percepciones, sus órganos vinculados a los sentidos, que puedan utilizar un lenguaje que describa ese alimento, que los conozcan.

El niño genera todo un pensamiento alrededor de un alimento, aprendiendo a usar adjetivos para describirlo y también va a decirte si le gusta o no.

Esa para nosotros es la mejor manera de educación alimentaria porque empoderas al niño a dar su opinión sobre algo que va a comer.

¿En cuántos colegios han impartido estos talleres hasta el momento?
A públicos unos 30, privados menos. Nuestras clases privadas han sido más de 100. Lo que hacemos es tratar de poner nuestra metodología y hacer un piloto de educación alimentaria para presentárselo al Ministerio de Educación y que esté en la currícula con nuestra metodología, que funciona y está medida.

Por iniciativa propia, ¿los colegios han tenido la disposición - antes de la reglamentación de la Ley - de acudir a ustedes y que puedan diseñar un quiosco saludable?
El tema de quiosco es que no es del colegio, es del concesionario, y ese concesionario es la industria y si le importa, no tiene opciones, o son muy caras. Es bastante más complejo, es ver cuál va a ser la oferta y que llegue a precios accesibles. Pero, sí nos han llamado de colegios a enseñar educación alimentaria.

Por lo pronto, ¿qué deben empezar a asumir los colegios en cuanto a la educación en alimentos para los niños?
El etiquetado, regulación y educación alimentaria. Esas tres cosas son fundamentales. No se le puede hacer daño a un niño que es el futuro de tu país.

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