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Catacaos

El último martes, cerró sus juegos de Carnavales con un colorido concurso de carros alegóricos, y este viernes inició el tiempo de Cuaresma, que es la preparación antes de la Semana Santa. Durante siete semanas, todos los viernes –desde hoy– este distrito ofrece la famosa malarrabia. Se trata de un plato preparado con plátanos maduros, queso, aderezo y culantro. Suele acompañarse con arroz, menestra de frejoles y sudado de pescado.

Agobiado por el Niño costero, el año pasado Catacaos no vivió, como de costumbre, los viernes de Cuaresma, ni de la malarrabia. Este año, sin embargo, las cosas han cambiado, dijo Jhon Zapata Imaz, hijo de la famosa Chayo. “Ya han arreglado la carretera Piura-Catacaos, y nosotros nos estamos recuperando de las lluvias de El Niño”, comentó.

El restaurante que fundó su madre, La Chayo, en Catacaos, es uno de los sitios obligados para los visitantes que buscan deleitarse con la comida norteña. “La malarrabia es el plato pedido todos los viernes. Vendemos entre 100 y 300 platos. Ya nos hemos recuperado de las lluvias, y estamos pensando en ampliar el negocio”, contó el administrador del local.

En todos los restaurantes y picanterías de Catacaos y Piura, la malarrabia se sirve en un plato de calabaza o en una vajilla de barro, para conservar la tradición. Se le acompaña con arroz, menestra de frejol blanco y sudado de mero o cabrillón. Los clientes casi siempre lo degustan con clarito helado o chicha de jora de Catacaos.

UN POCO DE HISTORIA
Muchos se han preguntado acerca del origen de este potaje norteño de los viernes de Cuaresma. Cuenta la tradición que en el distrito de Catacaos una señora le preparó a su esposo –un tipo bastante exigente, pero tacaño– un platillo de bajo presupuesto. La señora usó lo que tenía al alcance: arroz, pescado, plátanos maduros y queso. Estos últimos ingredientes los mezcló y, renegando, le sirvió a su marido este potaje, sin sospechar que el hombre quedaría maravillado.

El esposo le preguntó a la mujer el nombre del plato que le había servido. “Malarrabia es lo que te doy”, le respondió la mujer en alusión a la cólera con que había preparado el potaje. Hay, sin embargo, otras teorías que sostienen que el nombre del plato proviene de la fusión de sabores: dulce, salado y agrio.

Más allá del nombre, lo que importa es que quienes han probado este plato –igual que aquel primer hombre de la tradición– quedan encantados. En Catacaos, además de La Chayo se sirve en El Ganso Azul, el Gallero, y en picanterías que aún conservan esta tradición.

No obstante, hay un pueblo que se ha puesto de moda para la degustación de este potaje de los viernes de Cuaresma: La Legua. Ubicado a solo 10 minutos de la ciudad de Piura, ofrece una variada mejor colección de potajes elaborados con pescados, mariscos, carne aliñada y costillas de chancho. Destacan la Socorrito Sandoval y Las Dos Copas.



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