“Quiero que cuando tomen mi café se les dibuje una sonrisa”
Renzo Giner Vásquez

Ignacio Tang tiene 16 años y domina a la perfección el ‘latte art’, técnica de dibujar en el café. “Utilizo leche”, explica Tang, que sueña con revalorizar el café peruano y crear una cultura de consumo que no se base solo en el dinero, sino en el aprecio al producto. 

En los últimos años las carretillas con sándwiches, jugos y piqueos se han multiplicado en la capital. Sin embargo, pocas veces encontramos una buena taza de café cerca. Unos jóvenes tuvieron la idea de ponerle ruedas a su máquina de expresso y explorar la técnica del ‘latte art’. 

—¿De quién nace la idea de hacer una cafetería sobre ruedas? 
De mis hermanos mayores y mis primos. Siempre hemos estado pegados a la cultura del café.

—¿Es un negocio enteramente familiar? 
Sí, eso es bueno porque nos permite estar cada vez más unidos y nos permite tener varios carritos, en diferentes puntos, que trabajan todos los días.

—¿Cuánto tiempo tienes trabajando en esto?
Empecé en el 2013 y jamás esperé ser un barista. Yo solo apoyaba a mis hermanos y mi primo porque me parecía superdivertido y diferente. Un día me dijeron que preparara un café. Poco a poco fui aprendiendo. Mi primo Tony me dio las primeras lecciones, luego yo fui averiguando por Internet y viendo diferentes videos. 

— Hasta convertirte en un artista del ‘latte’…
Sí, en todo lo que es barismo en realidad. Yo le pongo más énfasis a la bebida en sí que al dibujo.


—Mucha gente no sabe distinguir los diferentes sabores que tiene un café. ¿De qué depende que el cliente se conecte con eso?
Primero, depende del barista. Tienes que estar bien entrenado y conocer los pasos para poder prepararlo bien. En segundo lugar está el mismo café. Cada café tiene su propio sabor, necesitamos uno bueno, que haya sido bien tostado, bien procesado. En tercer lugar está la maquinaria y los accesorios que utilizamos.

—¿Cuáles son esos accesorios?
La máquina de expresso debe ser una que extraiga a 9 bares de presión. Además de un buen molino. Es importante que el café sea molido al instante para mantener la frescura. También están los accesorios como las jarras, de repente un prensador para café. Todos esos pequeños detalles son muy importantes.

—¿Cómo logras realizar esos dibujos?
En realidad es pura práctica, utilizas la jarra con la que echas la leche. Cuando viertes la leche debes ir moviendo la taza para formar el dibujo. Hay mucha gente que ni siquiera sabe que voy a hacer un dibujo.

—¿Cuánto te tomó aprenderlo?
Fueron varios meses de práctica diaria, pero esa es la única forma de dominarlo.

—¿Cuál fue la reacción que más te sorprendió cuando vieron uno de tus dibujos? 
Ocurrió cuando serví un diseño que ni siquiera creí que me saldría, solo intenté dibujarlo y me salió a la perfección. El cliente se quedó sorprendido y eso me pareció muy bonito, porque ha habido muchas veces en las que me he esmerado mucho en un dibujo y los clientes no han tenido ninguna reacción [risas]. Eso apena un poco. 

—¿Qué esperas de un cliente al tomar uno de tus cafés?
Lo que más quiero es que cuando lo tomen se dibuje una sonrisa en su cara. No interesa si lo toman con azúcar, canela o ninguna de ellas. Importa que aprecien algo por lo que me he esforzado tanto en hacer.

—¿Qué sabores o texturas se pueden encontrar en un café preparado por ti?
Depende mucho del café en realidad. Ahora estamos usando un café de Puno que es bien dulce y suave, es muy agradable. Hace unos meses usamos un café de Cusco que tiene sabores mucho más diferentes como nueces, dulces mucho más marcados. Eso se debe sentir en un expresso o americano. En un capuccino, el sabor es mucho más parecido a la mantequilla, gracias a la leche. 

—¿Has pensado en participar en algún torneo?
Sí, me gustaría participar en los campeonatos nacionales y mundiales. Si ganas el nacional, representas a tu país en el torneo internacional. Mi objetivo es ganar ese mundial y aprender más del ‘latte art’.

— ¿Hay algún artista del ‘latte art’ al que admires?
Países no productores como Estados Unidos, Australia o algunos europeos están muy desarrollados en barismo. Hay muy buenos ‘latteartistas’ en esos países, pero personalmente admiro a un alemán que se llama Dritan Alsela.

—¿Cuál es el diseño mas difícil que te han pedido?
Animales. A veces me piden chanchos o perros [risas], les digo que no los sé dibujar pero igual intento sacar algo por ahí.

—¿Qué esperas lograr como barista?
Por un lado, volver famoso al café peruano, porque no tiene la fama que merece, así como el de Costa Rica por ejemplo. Además, expandir la cultura del café por todo el Perú.

—Si tuvieras que servirle un café a alguien, ¿a quién lo harías?
A una persona importante en una empresa dedicada a eso.

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