En Nueva York donde Nadine Heredia comparecía hace unos días en la sede de las Naciones Unidas no debe ser difícil encontrar algún refugio de comida orgánica que presente en su carta una propuesta con quinua. Tampoco en Londres, Toronto o Berlín. Ya no es un ingrediente ignorado en el exterior, pero desde que se hiciera público que este sería el Año Internacional de la Quinua, la labor de promoción del virtuoso grano ha cobrado una relevancia superior.
Su gran capacidad para adaptarse a la sequía, a suelos pobres y a diferentes alturas la convierte en una esperanza, señaló la primera dama durante la ceremonia oficial organizada por la ONU, el pasado miércoles 20 de febrero. El nombramiento es, sin duda, una oportunidad de oro para atraer la atención del mundo hacia el Ande. Pero implica, asimismo, un reto interno: la puesta en valor de un insumo en su propio territorio.
Si el 2013 pone a la quinua en la agenda del gobierno, también debe ponerla en la mesa.
EN BOCA DE TODOS Que vendamos quinua fuera de nuestras fronteras para muchos es un orgullo. Para otros, es la razón que explica el incremento de precio dentro de nuestro mercado local. El año pasado las exportaciones de este grano representaron unos US$30,7 millones, 20% más que el 2011. Estados Unidos se lleva una buena tajada de nuestra producción: un 66% del total. El resto queda para repartir entre Canadá, Australia, Alemania, Inglaterra y Francia, principalmente.
Hay una creciente demanda internacional por la quinua. Bolivia se ha convertido en un gran exportador, que le lleva la delantera al Perú. Eso hace que la quinua que se vende acá, suba. Se le sigue dando un tratamiento como si fuese un producto lejan, explica el economista y ex presidente del Banco Central de Reserva, Jorge Chávez. A S/.10 el kilo de quinua blanca en el mercado peruano y S/.25 el de roja y negra, respectivamente, no es de sorprender que escasee en la compra semanal de muchos hogares.
Le vendo más que todo a estudiantes de cocina y gente de restaurantes”, explica Gladys, una vendedora del mercado de Surquillo, cuyo puesto es el más surtido en variedades del grano. No sale mucho para cocinar, añade. Si bien la demanda externa es quizás el factor más importante, también hay una demanda interna creciente a partir del boom gastronómico en restaurantes. Que sea orgánica es un plus que influye en el aumento del precio.
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