Paloma Abregu (Saphichay) y Karla Gabaldoni (Slow Food Perú) rodean a Celia Ramos, agricultora de Pachacámac que irá al congreso.
Paloma Abregu (Saphichay) y Karla Gabaldoni (Slow Food Perú) rodean a Celia Ramos, agricultora de Pachacámac que irá al congreso.
Catherine Contreras

La que sigue es la historia de una cadena saludable que está en busca de más eslabones. Empieza con Paloma Abregu, joven de 34 años y raíces huancaínas que, aunque nació en EE.UU., al crecer conectó con sus orígenes chancas. Hace tres años ella creó Saphichay, nombre quechua que se traduce como “nuestras raíces” y que presenta a una asociación sin fines de lucro que persigue un objetivo: “Luchar por los derechos de comunidades originarias y rescatar el conocimiento y prácticas tradicionales, retomando nuestra identidad como personas indígenas”, dice Paloma, quien instaló sedes de su ONG en EE.UU. y Huancayo, aunque el trabajo se concentra en la ciudad Incontrastable.
Investigando instituciones que persigan objetivos como el suyo, Paloma llegó a Slow Food, un movimiento mundial que extendió desde Italia una filosofía que se aleja de la estandarización y asume la alimentación desde múltiples ángulos, desde el bien comer hasta la defensa de productos saludables y de pequeños productores respetuosos del medio ambiente y el comercio justo, entre otros factores.

Paloma encontró en Lima a otro eslabón en esta cadena: Karla Gabaldoni y Antonieta Manrique, coordinadoras de Slow Food Perú. Integrando una delegación de pequeños productores ecológicos viajaron a Terra Madre, una asamblea que cada dos años congrega a miles de campesinos, pescadores y ganaderos del mundo que comparten la misma mirada. Allí, en el 2016, Paloma se dio cuenta de algo: todos los países participantes tenían en común que no cuentan con muchos agricultores jóvenes.

“En una reunión que hubo con representantes de Latinoamérica sugerí hacer un encuentro de agricultores jóvenes de todas las Américas, desde Canadá hasta Chile. A muchos les gustó la idea”, cuenta Paloma. Para iniciar el camino hacia este entendimiento regional, Saphichay y Slow Food Perú decidieron organizar el Primer Encuentro Nacional de Jóvenes Agricultores, que será en Huancayo del 23 al 25 de setiembre.

—Al detalle—
Sisay ('florecer' en quechua) se llama este encuentro que enfocará su mirada en tres ejes: jóvenes agricultores en riesgo (personas que se están alejando del campo porque no avizoran un futuro prometedor), agricultores exitosos e inspiradores y agricultores urbanos (gente que podría aprender los conocimientos de sus pares del campo).

Al término de este Primer Encuentro Nacional de Jóvenes Agricultores del Perú –donde productores, cocineros, profesionales de otras disciplinas y estudiantes se sentarán a debatir y proponer acciones que empoderen a los jóvenes del campo–, sus organizadores redactarán una lista de necesidades y desafíos comunes en los tres ejes, pero también concretarán información que permita establecer tres redes de agricultores en el país, agrupadas en jóvenes, indígenas y mujeres.Esta data brindará información útil a cocineros y pequeñas empresas que estén en busca de proveedores comprometidos con la sostenibilidad; incluso será de utilidad para ONG y amas de casa, quienes son las principales guardianas de la mesa saludable. Pero también buscará dejar un aporte para las políticas de gobierno e instituciones llamadas a revertir una realidad que pone en peligro la seguridad alimentaria global: en el mundo, de cada 10 agricultores apenas uno es joven.

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