Lo que uno lee en las revistas especializadas se aleja por completo  de lo que ocurre en la vida real, no hay mejor maestro que la propia experiencia. (Foto: Freepik)
Lo que uno lee en las revistas especializadas se aleja por completo de lo que ocurre en la vida real, no hay mejor maestro que la propia experiencia. (Foto: Freepik)
/ Goncalo Costa
Edimar Vargas

Ser o madre por primera vez es una experiencia retadora, pero a la vez maravillosa. Asumimos un reto que nunca antes hemos afrontado, y aunque hemos leído y consultado por todos los medios respecto a la crianza, es cuando llega el momento de tener a nuestro pequeño en brazos que comenzamos a vivir realmente la experiencia de criar.

Aunque al inicio la incertidumbre y el temor son frecuentes, poco a poco nos vamos acostumbrando a las nuevas dinámicas y, sobre todo, creando vínculos con nuestro que nos permitirán conocerlo e interpretarlo mejor. Entre las lecciones que los primerizos aprendemos durante los primeros meses viviendo con nuestro pequeño.

La dinámica se repite

Cuando un es recién nacido necesita dos actividades esenciales: alimentarse y cambiar de pañal. Esto se repite una y otra vez durante el día, y sin importar lo que hagas para mantenerlo distraído, estas dos cosas serán siempre lo que más va a reclamar durante el día. Por ello, es esencial que tengas mapeados los horarios en los que pide leche y en base a ello, calcular en cuanto tiempo podría necesitar un cambio de pañal. Ojo, eso no quiere decir que las rutinas de mimitos, paseos y siestas no sean importantes, al final todo el conjunto favorece el confort del bebé.

Mientras más pequeños son, más horas suelen dormir. Sin embargo, se realizan en cortos periodos de tiempo, por lo que es muy probable que su sueño se vea interrumpido.
Mientras más pequeños son, más horas suelen dormir. Sin embargo, se realizan en cortos periodos de tiempo, por lo que es muy probable que su sueño se vea interrumpido.

Terminó la hora de dormir de corrido

Eso que dicen las abuelas es cierto, si antes podíamos dormir ocho horas corridas, con un recién nacido esto es casi imposible. Mientras más pequeños son, más horas suelen dormir. Sin embargo, se realizan en cortos periodos de tiempo, entre dos a tres horas (aproximadamente), por lo que es muy probable que su sueño se vea interrumpido más de una vez en las noches. A ello hay que sumar otros factores como las ganas de mamar o algún malestar que lo aqueje.

Los lazos afectivos son esencial

La cercanía física entre los bebés y sus progenitores permite fortalecer su desarrollo emocional y crear vínculos que permiten conocer más de cerca sus necesidades y expresiones, nos permitirá ayudarlo a dormir y a calmarlo si está llorando. También nos ayudará a saber si está malhumorado o si siente algún malestar.

La realidad supera a la ficción

Tal como mencionamos líneas arriba, durante la gestación escuchamos todo tipo de comentarios, leemos artículos, consultamos con expertos y pasamos largas jornadas de lectura. No obstante, al dar a luz nos encontramos con una realidad totalmente ajena a la que creíamos conocer. Lo importante es que la práctica siempre hace al maestro.

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