Redacción EC

LOURDES FERNÁNDEZ CALVO /
Redactora de Sociedad

Ni rojo ni ámbar ni verde. Como si fuera parte de un pueblo fantasma, el ubicado en el cruce de la avenida México con el jirón Lucanas, en La Victoria, no emite una sola señal de luz. Las tres filas de autos que vienen por México siguen de largo sin ceder un milímetro a los que pasan por Lucanas. 

“Aquí avanza el más rápido”, comenta un taxista en medio de las ensordecedoras bocinas. Los peatones miran desconcertados el camino.En las vías de Lima, solo 300 de las 1.500 intersecciones tienen semáforos con sistema inteligente. En total, suman unos ocho mil.

El 80% restante de semáforos se divide entre equipos que subsisten con focos incandescentes y otros que han sido parcialmente renovados con iluminación LED. “Este año esperamos colocar semáforos inteligentes en 54 cruces viales”, promete Maribel Vidal, la subgerenta de de la comuna metropolitana.

Vidal recuerda que desde hace tres años los semáforos de avenidas como Petit Thouars y Arenales son monitoreados y sincronizados en el

Desde esa matriz se programan, por ejemplo, las ‘olas verdes’, apreciados segundos de luz verde en que los vehículos circulan con fluidez. Pero esa no es la realidad de toda la capital. “La idea es modernizar todo, pero es una inversión muy fuerte”, concluye Vidal.

¿Pero cuánto puede empeorar el tráfico un semáforo malogrado? Manuel Gregorio, gerente de TEC Corporation, brinda un estimado: la velocidad promedio de circulación vehicular disminuye hasta en un 33%. “Hoy la velocidad en horas punta es de 26 km/h y cada vez será menor”, advierte. El problema, asegura, es el inadecuado mantenimiento que hacen los municipios a los semáforos. Lo ideal, según Gregorio, es hacerlo cada semana.

NO ESTAN SINCRONIZADOS
Los especialistas en el rubro coinciden en que la principal debilidad del sistema es la falta de sincronización. Según no hay un reglamento que establezca cómo debe ser un semáforo para que luego pueda ser sincronizado. “Se debería obligar a los municipios a compartir el software [de control] para coordinar las ‘olas verdes’”, señala.

Esa falta de sincronización hace que en avenidas como Del Aire, en San Luis, los vehículos y solo para cruzar un par de cuadras. “Lima necesita un único centro de ingeniería de tránsito. El actual no basta”, opina Alfonso Flórez, gerente de Transitemos.

Con esa central, agrega Flórez, la ciudad puede igualar a otras como Santiago de Chile, donde 4.873 semáforos son controlados al mismo son.

Manuel Gregorio estima que se necesitan entre 200 y 250 millones de dólares para modernizar todos los semáforos de la capital. Los expertos vuelven a coincidir: las soluciones existen, solo falta aplicarlas.

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