Adulto mayor: Sepa cómo leer cuentos y ser feliz en el intento
Luis Silva Nole

De pronto, todos extienden sus brazos y los mueven para arriba y para abajo, onduladamente, como alzando vuelo. Pero lo que alza vuelo es su imaginación. Mientras Napoleón lee, los niños y las niñas, que lo escuchan abstraídos, sienten que atraviesan nubes, mirando desde el cielo la maravillosa y multiforme geografía del

-Paloma sigue su vuelo hacia la sierra. Está feliz divisando cada lugar, según avanza. Aquí, todo es tan diferente; observa ríos, montañas, nevados.

A sus 60 años, Napoleón Salvatierra Mendizábal modula su voz para que cada línea del cuento “Las aventuras de Paloma por el Perú”, de Yenny Delgado, produzca emociones en los chicos. Y lo logra. Acostumbrado a dominar auditorios criollos con su guitarra y su voz jaranera, ahora, a sus 60 años, Napoleón descubre que también puede transmitir sentimientos de una forma aun más tierna.

Napoléon Salvatierra disfruta mucho leer cuentos a los niños. Es uno de los narradores más elocuentes del programa. (Foto: Luis Silva Nole / El Comercio)

En el Parque de la Cruz, cerca al Puente de los Suspiros, en , alumnos de educación inicial del colegio estatal Reino de España han ocupado un espacio destinado para la lectura y que hoy es un auditorio para los relatos de adultos mayores.

Apenas el sábado pasado se inauguró el programa Abuelito, Cuéntame un Cuento, de la municipalidad distrital. Napoleón no solo lee: con sus brazos imita el movimiento de las alas de Paloma, la niña convertida en ave y que vuela por la costa, sierra y selva del país. Logra captar la atención de los chicos. Estos lo imitan y, sin saberlo, van saboreando las mieles de la literatura. Eso –dice el narrador– es el pago por su esfuerzo voluntario.

El programa es un voluntariado de personas adultas mayores. Sus actividades se desarrollan los viernes, sábados y domingos, de 3 p.m. a 6 p.m. Por ahora, las lecturas de cuentos se llevan a cabo solo en el Parque de la Cruz, pero el plan de la comuna es llevarlas próximamente al Raimondi y la plaza Butters, explica a El Comercio Carmen González Horta, coordinadora del programa y una de los, hasta ahora, cinco voluntarios.

Los niños prestan atención a los relatos en el Parque de la Cruz, en Barranco. (Foto: Luis Silva Nole / El Comercio)

El programa también pone a disposición de los más chicos, en el parque, material de lectura, de la biblioteca municipal, en anaqueles. La misión –subraya González– es también atraer a padres e hijos o abuelos y nietos. Los chicos se sientan o echan sobre una superficie acolchada a escuchar los cuentos. También se habilitan mesas para que pinten o hagan dibujos, siempre supervisados, alentados y ayudados por los adultos mayores voluntarios.

“El programa no solamente busca incentivar en los chicos la lectura: también que, a través de los chicos, los grandes vuelvan a agarrar el gusto por la lectura”, refiere la coordinadora.

CONVOCATORIA ABIERTA
La lectura y los agradables minutos al lado de los chicos hacen que Napoleón deje aflorar un cariz infantil. “Tengo tres nietos y estar con los niños es algo muy especial. Les leo con mucho cariño. Es algo que me hubiera gustado hicieran conmigo de niño”, manifiesta.

Cristian Pesantes Silva, de 64 años, otro abuelo cuentacuentos, siente retroceder el tiempo durante las narraciones. “Es una buena forma de impulsar a los niños a que lean, algo que tanta falta hace en nuestra sociedad”, refiere el ex docente de primaria y secundaria.

Los adultos mayores que quieran participar en el programa pueden inscribirse en la biblioteca municipal del distrito, donde también se pueden donar libros para implementar los módulos del programa.

La señora Carmen González Horta, de 66 años, es la coordinadora del programa de voluntariado Abuelito, Cuéntame un Cuento. Las actividades incluyen mesas para dibujar. Adultos mayores voluntarios también apoyan. (Foto: Luis Silva Nole / El Comercio)

AUTOESTIMA PARA LOS MAYORES Y CREATIVIDAD PARA LOS NIÑOS

Participar en programas como el llamado Abuelito, Cuéntame un Cuento, de Barranco, ayuda a los adultos mayores a afianzar su sentido de pertenencia a un grupo, lo cual les da confianza, seguridad y autoestima. Así lo explica a El Comercio la psicóloga Vivian Landázuri, directora de Arcade, centro especializado en promover talentos y aspectos socioemocionales, cognitivos en las personas.

“Además, los adultos mayores ocupan así desinteresadamente su tiempo libre en una actividad voluntaria y altruista, en beneficio de otras personas, niños en este caso.  Eso los hace crecer como seres humanos y dan ejemplo a la sociedad”, indica Landázuri.

Agrega que los relatos estimulan en los niños la imaginación, el lenguaje, la socialización y la creatividad. “Es una actividad intergeneracional que lleva a la aceptación de las diferencias y el respeto hacia los mayores”,  dice Landázuri.

ACCIÓN SIMILAR
La Casa de la Literatura ofrece el programa Abuelos Cuentacuentos a colegios. Informes: 426-2573 anexos 103 y 104.

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