Barba Blanca quedó inhabitable tras caída de huaicos
Barba Blanca quedó inhabitable tras caída de huaicos
Cristina Fernández

Sentado en lo alto de un cerro, Filiberto Presentación Sánchez, de 72 años, observa el pueblo que fue su hogar desde hace diez: Barba Blanca, un pequeño centro poblado del distrito de Callahuanca, asentado en el valle de Santa Eulalia. De ese acogedor pueblo hoy solo quedan escombros. Hace más de una semana dos huaicos sepultaron por completo las sesenta casas de la comunidad, incluida la vivienda de don Filiberto.

“Ese día [miércoles 15] yo estaba solo en mi casa viendo televisión. Escuché que caía una lluvia fuerte. Después, parecía que era más fuerte, como rocas, pero no salí de mi casa. Como a las cinco de la tarde mis vecinos tocaron con fuerza y me ayudaron a salir”, cuenta este agricultor que, de no ser rescatado por sus vecinos, hubiese muerto sepultado por la avalancha de lodo y piedras.

La mayor parte de los habitantes de Barba Blanca, un pequeño pueblo dedicado a la agricultura y crianza de animales, son adultos mayores. El día del huaico, los más jóvenes trataron hasta el final de auxiliar a los ancianos. 

“Fue desesperante ver que algunos vecinos no podían correr y, en lugar de pedir ayuda, decían que los dejaran para no poner en peligro a los demás. Muchos se arriesgaron para ayudar a los ancianos. Fue un milagro, nadie resultó herido”, afirma Aurora Escalante. Desde su vivienda en el centro poblado de Purunhuasi, en la parte alta de Barba Blanca, ella vio con dolor cómo el pueblo vecino era sepultado por el lodo.

Durante las cinco horas de los deslizamientos, los vecinos de Barba Blanca corrieron a refugiarse frente a las instalaciones de la compañía Isa-Rep, empresa de interconexión eléctrica ubicada en la entrada de Purunhuasi. Desde ese fatídico día, la compañía se convirtió en el albergue de más de un centenar de personas que lo perdieron todo y de quienes, por desabastecimiento de agua y comida y el temor a más huaicos, buscaron protección.

—Cifras de la tragedia—
Según el registro preliminar de daños de la Municipalidad de Callahuanca, Barba Blanca fue el centro poblado más golpeado por las lluvias y huaicos en el distrito. Los otros cuatro: Callahuanca, Purunhuasi, Tucre y Chauca resultaron afectados, pero en menor grado.

El secretario técnico de la oficina distrital de Defensa Civil, César Rueda, informó que el 98% de Barba Blanca fue sepultado por el lodo, solo se salvaron el local comunal y unas cuantas viviendas cercanas a este, y en total 120 personas se quedaron en la calle porque sus casas fueron destruidas.

“El distrito recibirá S/100 mil por la emergencia, pero creemos que no será suficiente. Lo que tenemos claro es que Barba Blanca no podrá ser reconstruida en el mismo lugar, es una zona altamente vulnerable a huaicos  por la presencia de dos quebradas. Tener población ahí sería exponerlos”, señaló el especialista.

El municipio distrital considera que Callahuanca sufrió el miércoles 15 de marzo una de las peores lluvias de los últimos 40 años, pues estas dañaron toda la infraestructura de riego, un 70% de la pista que conecta Barba Blanca con el centro del distrito, la vía alterna de San Jerónimo y toda la carretera a Chauca. El desborde por la activación de las quebradas, además, arrasó los terrenos de cultivo.

“Nací aquí hace 75 años, en este pueblo viví toda mi vida y nunca vi algo similar. Cuando llovía mucho, corrían huaicos pequeños, pero nunca algo torrencial como esa tarde. Ese día avancé hasta donde pude y dos jóvenes me ayudaron a llegar a este lugar”, cuenta María Lázaro Castillo, vecina de Barba Blanca que perdió su casa y hoy vive refugiada en las instalaciones de la empresa Isa-Rep.

María es una de los pocos adultos mayores que permanecen en el lugar, pues la mayoría se fue con sus familiares. Hace una semana, y tras cuatro días aislados, un helicóptero de la Fuerza Aérea rescató a 30 ancianos por orden del ministro de Energía y Minas, Gonzalo Tamayo. Él llegó a la zona llevando la ayuda humanitaria que era imposible de trasladar por el estado de las vías.

—Hidroeléctrica sepultada—
En Barba Blanca, decenas de obreros y máquinas especiales trabajan en la limpieza de la planta hidroeléctrica de Enel Generación Perú (antes Edegel), que se ubica en el centro del pueblo y que el día de la avalancha terminó sepultada.  

“Estamos evaluando los daños en Callahuanca para iniciar la implementación del plan de recuperación lo antes posible”, señaló Carlos Temboury, country manager de Enel.
La empresa afirmó que la inoperatividad de la hidroeléctrica de Barba Blanca no compromete el suministro de energía y que dos de sus cuatro plantas afectadas ya se encuentran operando en su totalidad. 

“No sabemos qué pasará, nadie nos dice si recibiremos alguna ayuda del gobierno. Me da pena, pero no podré seguir aquí porque es difícil que reconstruyan esto”, señala Filiberto Presentación.

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