Caso Oropeza: el atentado que destapó lucha de narcos en Callao
Caso Oropeza: el atentado que destapó lucha de narcos en Callao
Enrique Vera

La noche del 1 de abril del 2015 el narcotraficante volaba desde México hacia Lima sin imaginar que siete sicarios ya habían reconocido bien su fotografía y preparaban pistolas, fusiles y granadas de guerra para ultimarlo de la forma más brutal que se pudiera. Con él iban sus allegados Luis Carlos Acuña Pomar, Carlos Sulca Cruz ‘Catri’, así como las jóvenes Olenka Cuba Veramatos y Xamia Rodríguez Flores, por quien Oropeza había organizado un viaje de cinco días al balneario de Cancún.

El avión que traía al grupo aterrizó a las 9:21 p.m. en la capital. En el estacionamiento del aeropuerto internacional Jorge Chávez otro sujeto cercano a Oropeza, Juan Fidel Berrío Navarro ‘Cara de Chancho’, esperaba en la camioneta Porsche modelo Cayenne Turbo, de placa D7Q-298, para dejar a cada uno en sus viviendas.

Cerca, en el frontis del centro comercial Inoutlet Faucett, los hermanos Magnun y Nick Romaní Tuanama, el sanguinario Jhairol Torres Cáceres ‘Chato Jhairol’ y Jerson Rosales Bardales ‘Cigarrito’ aguardaban armados dentro de un auto Volkswagen Passat para iniciar el ataque apenas Oropeza y compañía abordaran el Porsche. Otros tres asesinos a sueldo estaban en dos motos y premunidos con explosivos para anular cualquier reacción policial ante la inminente balacera. La idea era eliminar al narco dentro del terminal aéreo.

Algunos minutos de confusión entre los sicarios fueron determinantes para que el Porsche saliera sin sobresaltos. Cuando estos se percataron, el vehículo valorizado en más de US$200 mil ya había tomado la avenida Elmer Faucett rumbo a San Miguel. Lo piloteaba Gerald Oropeza, a su lado estaba Luis Acuña, y en el asiento posterior –de izquierda a derecha- iban Juan Berrío, Olenka Cuba y Carlos Sulca. Patrick Zapata y Xamia Rodríguez subieron a un taxi y se fueron por separado.

Hubo entonces una persecución sigilosa pero accidentada. Los sujetos en moto abandonaron la operación y solo los ocupantes del Volkswagen Passat continuaron detrás del Porsche. Este siguió por la avenida Venezuela y luego tomó Insurgentes hasta el cruce con Precursores. Oropeza se había pasado de largo el punto donde Olenka Cuba debía bajar y por ello, a la altura de la cuadra 7 de Precursores, hizo una vuelta en ‘U’ para retornar. Aquel fue el momento que aprovecharon los sicarios para iniciar la embestida. En total descargaron 24 balazos contra la parte trasera de la camioneta y le arrojaron dos granadas. El vehículo quedó a un lado de la pista.

Al parecer la velocidad con que el Porsche salió del aeropuerto había impedido a los pistoleros detectar que Oropeza conducía y no que viajaba en el asiento posterior. Ileso, corrió hacia un condominio cercano y después tomó un taxi rumbo a su casa de la calle Tomasal, en Surco. Acuña, el copiloto, tampoco sufrió daños mayores por su posición en la unidad y pudo auxiliar a Juan Berrío y Carlos Sulca. Al primero, con impactos en la espalda, lo llevó al hospital Alberto Sabogal del Callao. ‘Catri’, que resultó con heridas en el rostro y el brazo, fue internado en la clínica San Gabriel.

La Policía comprobaría durante las inspecciones al Porsche que Olenka Cuba logró agacharse a tiempo y evitó que una bala de fusil le perforara la nuca. Ella se dirigió a trote hacia su domicilio ubicado a dos cuadras.

En el lugar del atentado, mientras personal de la Divincri San Miguel recogía evidencias, los movimientos de Patrick Zapata Colleti eran muy sospechosos. Fue alertado vía una llamada telefónica de lo ocurrido y, aparentemente, tenía el encargo de recuperar el celular que Oropeza dejó en el Porsche baleado. Buscaba con la mirada, preguntaba a los testigos, se retiraba y volvía a acercarse a la camioneta, pero la presencia de los primeros peritos obligó a que se retirara. Mientras tanto, Juan Berrío ‘Cara de Chancho’ entregaba su teléfono móvil y otras pertenencias en el nosocomio. Antes, él y Acuña se aseguraron de no dejar la memoria y el chip en el aparato.

Hasta entonces Gerald Oropeza solo era conocido por su extrema afición a los vehículos de lujo y a la práctica de piques en el autódromo de ‘La Chutana’. Alguna vez fue entrevistado en televisión cuando su padre, el militante aprista Américo Oropeza, fue asesinado, y luego de protagonizar un accidente de tránsito en la Vía Expresa. Carlos Sulca y Juan Berrío habían sido intervenidos por la Policía en noviembre del 2014 cuando iban por Breña en la misma camioneta atacada. Dentro del vehículo se halló droga y una pistola, sin embargo ambos salieron en libertad tras denunciar por extorsión a los agentes que los investigaban.

Nada hacía presagiar con certeza que eran parte de una mafia de narcotráfico a escala internacional, cuyo principal tentáculo en Perú era precisamente Gerald Oropeza. Los primeros indicios salieron de las conversaciones vía WhatsApp que la Policía halló en su celular que no terminó de calcinarse dentro de la camioneta. En uno de estos, Oropeza sostiene un desencuentro con Enmanuel Salvatore Zazo ‘Zaza’, capo de la Camorra Napolitana, en torno al envío de 350 mil euros para una remesa de droga que debía salir del puerto del Callao. La discusión ocurre porque el italiano, al parecer, aún no había mandado a Lima con el dinero a Brian Camps Gutiérrez, hombre de Oropeza encargado de recoger los pagos del cártel extranjero y traerlo a Lima. ‘Tony Montana’ deja un teléfono a Zazá y pide que lo ubiquen ahí. Se despide alterado.

Todo hace indicar que para la fecha en que se había programado la llegada de Camps a la capital, Oropeza ya tenía comprado los pasajes a Cancún y esa era su molestia mayor. No obstante, dejó en el país para recibirlo a Juan Fidel Berrío Navarro. Agentes de la División de Homicidios comprobarían ello luego de que sometieran a una pericia de alta tecnología el celular que Berrío entregó cuando fue hospitalizado el 1 de abril. El número de este equipo era el mismo que Oropeza había dejado a Zazá para que Brian Camps comunique que ya estaba en Lima y lo puedan recoger.

Pero Berrío nunca llegó a ver a Camps. Los prontuariados Renzo Espinoza Brissolesi alias ‘Renzito’ y David Hidalgo ‘Ciego David’, también del entorno de Oropeza, habrían adelantado a ‘Cara de chancho’, recibieron el dinero que era para Oropeza y mandaron a Camps de regreso a Italia. Ello, a fines de marzo del 2015.

Los días pasaban, la mafia de Nápoles no sabía nada del cargamento ya pagado y entonces la muerte de ‘Tony Montana’ fue ordenada. Para ello, desde la ciudad italiana se iniciaron contactos con un delincuente de alto rango, que conocía bien a Oropeza, sus movimientos, y capaz de conseguir rápido a una banda de asesinos por encargo. Es ahí donde surge el nombre de Gerson Gálvez Calle ‘Caracol’, ex socio del objetivo en el tráfico de drogas y hoy convertido en su principal enemigo. Esta era la principal pista seguida por la Policía hasta que la Fiscalía de Crimen Organizado tomó el caso, desde noviembre del año pasado.

Fuentes de Inteligencia dieron cuenta a este Diario de que, en su momento, el vínculo entre Espinoza Brissolesi y Oropeza se fortaleció por el fácil acceso del primero a los contenedores que salían del puerto chalaco. Su padre, Luis Espinoza Oroche, habría sido el encargado de dirigir los preñados con droga y las remesas al extranjero de parte de Gerald, pues trabajaba allí como capataz. Los detectives sospechan que las intenciones de ‘Renzito’ por pasar rápidamente del mundo de las extorsiones y el sicariato al narcotráfico de alto vuelo, lo llevaron a cortar abruptamente con Oropeza tomando el fajo de euros enviado de Italia. La Policía baraja además la posibilidad de una deuda anterior entre ambos.

Los asomos de la roída relación entre Oropeza y ‘Renzito’ estaban en el celular que la Policía incautó a Jonathan Navarro Berrío, alias ‘Cara de dedo’, encargado de la seguridad de Oropeza, cuando lo capturó en una calle de Jesús María más de 35 días después del ataque al Porsche. Para entonces, Patrick Zapata Colleti ya había sido asesinado a balazos en un descampado de San Martín de Porres.

En un diálogo extraído del teléfono, 'Cara de dedo' le dice a su primo Juan Berrío Navarro que había advertido a Oropeza sobre la posibilidad de que ‘Renzito’ lo "cierre con una plata". ‘Cara de chancho’ reafirma allí que era él quien debía haber recogido a Camps pero en su lugar lo hizo Espinoza Brissolesi.

EL ESCUADRÓN DE LA MUERTE

El principal sospechoso de haber coordinado en Lima el acribillamiento de Oropeza es hasta el momento Gerson Gálvez Calle, alias ‘Caracol’. Para esto, los contactos fueron iniciados con dos internos en el penal Miguel Castro Castro por homicidio: Max Romaní y Akira Cumpa Carreño, alias ‘Kira’. Ambos arreglaron el pago de S/30 mil por el homicidio y dieron las directivas a los integrantes operativos de su banda: Jhairol Torres y los hermanos Nick y Magnun Romaní.

La Policía ha corroborado que un familiar muy cercano a estos últimos fue quien consiguió el duplicado de la placa de un auto Volkswagen Passat idéntico al que la banda utilizó para la arremetida contra Oropeza. Días previos al ataque los sicarios se reunieron en un billar de la avenida Canta Callao, en San Martín de Porres, y afinaron detalles: ¿Quiénes iban al frente? ¿Quiénes de contención? De allí los criminales salieron a las 7 p.m. del 1 de abril rumbo al Jorge Chávez.

En el mismo billar también maquinaron la muerte de Patrick Zapata Colleti, cuando ya Oropeza había dejado la casa de la calle Tomasal y su paradero era incierto. La intensión, presuntamente, era que Zapata revele la ubicación de ‘Tony Montana’ para luego acribillarlo con ciega brutalidad. Patrick había declarado ante la Policía y seguía su rutina con normalidad. Por ello fue fácilmente ‘reglado’ por Jhairol y sus secuaces durante las horas que permaneció en una discoteca de Los Olivos, el 19 de abril del 2015, hasta que abordó un taxi y fue luego llevado a un terreno baldío del sector Chuquitanta. El delincuente José Montes Rengifo ‘Charapa’ grabó en video cuando ‘Colleti’ fue baleado 13 veces. Aquel registro fue llevado días después a ‘Kira’ y Max Romaní hasta la cárcel de Castro Castro.

El crimen mantuvo agazapado a Oropeza. Lejos de sus fastuosas fiestas en mansiones con mujeres exuberantes y la colección de Audis y Ferraris que la Policía ya había incautado. Recién en setiembre, cuando ya estaba fichado como el delincuente más buscado del país, fue detenido en el balneario de Salinas, Ecuador. Una semana antes había caído en Máncora el brazo armado de ‘Caracol’: ocho hampones que al parecer le seguían el rastro a ‘Tony Montana’ para consumar lo que el 1 de abril del 2015 quedó pendiente.

Los últimos golpes en el amplio organigrama delictivo que abrió el atentado al Porsche han sido las capturas de Renzo Espinoza Brissolesi y su banda criminal, en dos departamentos de San Borja, y la de Carlos Sulca ‘Chato Catri’, lugarteniente de Gerald Oropeza, sorprendido por las autoridades hace unos días en San Juan de Lurigancho.

La estela de sangre que dejó la salvaje ofensiva del 1 de abril del 2015 en la calle Insurgentes de San Miguel destapó una guerra de sicarios que había convertido al Callao en tierra de nadie. Esa sanguinaria lucha por el control de las drogas y el puerto chalaco que no haber terminado.

Contenido sugerido

Contenido GEC