Después del voto [INFORME]
Después del voto [INFORME]

En lo que va del año se han reportado 52 feminicidios y no hay día en que no escuchemos de actos de violencia física o sexual contra las mujeres que podrían ser nuestras madres, hermanas o hijas.

Mañana lunes se celebran 60 años desde que se otorgó a las mujeres el , lo que nos lleva a preguntarnos cuál es su actual situación en nuestro país y qué cambios están pendientes.
 
LOS LOGROS
Es cierto que, desde que adquirieron el derecho a voto, las mujeres han conseguido que su situación mejore considerablemente.
Por solo dar algunos ejemplos, encontramos que la cantidad de chicas entre 12 y 16 años que asisten al grado educativo que corresponde a su edad continúa aumentando (según cifras del INEI, entre el 2005 y el 2013 ha pasado de 39,1% a 48,7%). Lo mismo sucede con el número de mujeres empresarias, que cada vez ocupan un papel más importante en la economía. O con la cantidad de congresistas y representantes mujeres.
Sin embargo, debemos concentrarnos en las brechas con las cuales todavía tienen que enfrentarse las mujeres todos los días. Sesenta años después de haber conseguido un importante paso en la lucha por la igualdad, es mucho todavía lo que hay por hacer.
 
LAS BRECHAS
A pesar de que la situación de la mujer ha mejorado en diversos aspectos, aún existen importantes desigualdades con respecto a los hombres, especialmente para las mujeres del sector rural.

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1) Educación
La tasa de analfabetismo de las mujeres supera en más de tres veces a la de los hombres. Ocupamos, así, el último puesto de Sudamérica.
La situación es más crítica en zonas rurales, donde aproximadamente una de cada cuatro mujeres no sabe leer ni escribir. La brecha de la asistencia a educación secundaria entre zonas rurales y urbanas para mujeres es de 14 puntos porcentuales.
Estas desigualdades educativas complican mucho la situación de las mujeres, ya que las personas con estudios incompletos acceden a trabajos menos remunerados y se perpetúa un ciclo de pobreza.
 
2) Trabajo
Las diferencias también se observan en los salarios. Cifras del INEI indican que, en el Perú, mientras los hombres ganan un sueldo promedio mensual de S/.1.341,6, las mujeres reciben S/.935,4. Una diferencia de 43%.
Según Gustavo Yamada, decano de la Facultad de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico, esto se explica, en parte, porque las mujeres optan por profesiones de servicio y trabajos de tiempo parcial, que suelen ser menos remunerados.
El último informe sobre brechas de género del INEI muestra que las mujeres escogen carreras como educación, enfermería y nutrición, mientras que los hombres prefieren las ingenierías y la administración. En estas últimas profesiones los sueldos son, en promedio, 40% más altos que en las primeras.
Además, de las 66 horas que los hombres dedican al trabajo, 50 corresponden a labores remuneradas. Las mujeres, en cambio, dedican 36 de las 75 horas de trabajo promedio a labores no remuneradas.  
La IX Encuesta Anual a Gerentes Generales de “Semana Económica”, reveló que el 43% de las empresas de capital totalmente nacional tiene no más de 10% de mujeres en puestos gerenciales. Esto pese a que, de acuerdo con Verónica Zavala, ex ministra de Transportes y Comunicaciones, estudios sobre el desempeño del sector privado muestran que las empresas que incorporan a mujeres en sus directorios operan mejor en términos financieros y de ventas.
No por nada, como lo explica Alwyn Young, profesor de la Universidad de Economía y Ciencias Políticas de Londres, es que la incorporación de población femenina en la fuerza laboral y el incremento en las tasas de educación contribuyeron al sorprendente crecimiento económico (6-7% por más de dos décadas) de Singapur, Corea del Sur y Taiwán.
 
3) Salud 
Según el INEI, las mujeres en el Perú presentan una mayor tasa de problemas de salud crónicos (40,5% frente a 30,9% en los hombres).
Asimismo, el número de hospitalizaciones es casi el triple en las mujeres respecto de los hombres. Estas padecen con más frecuencia que el sexo opuesto enfermedades nutricionales, respiratorias y digestivas.
Una de las causas de esto es que, debido al restringido acceso al control natal, mujeres mayores de 50 años quedan embarazadas. Los embarazos muy seguidos y sin adecuado control producen un déficit nutricional alto en las madres, que luego se puede expresar en enfermedades como anemia, parasitosis, osteoporosis y fracturas.
Su situación se agrava porque nuestro sistema de salud no ofrece un tratamiento adecuado para ciertas enfermedades de predominancia en mujeres, como hipotiroidismo, males reumáticos, cáncer de mama y de cuello uterino. Aquí se evidencia la falta de prevención, especialistas e infraestructura.

4) Violencia
Las mujeres en nuestro país se enfrentan a diversas situaciones de violencia, que ponen en riesgo su integridad física y psicológica.
Según el INEI, el 71,5% de mujeres ha sido víctima de algún tipo de violencia por parte de su pareja. El Ministerio Público señala que 15.000 mujeres son agredidas sexualmente cada año y, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, el Perú es el segundo país de la región con más casos de feminicidio (homicidio de una mujer por su condición de tal).
Las situaciones de violencia contra la mujer no son manejadas correctamente por las autoridades. Los médicos y enfermeras no están capacitados para detectarlas y alertar de estos delitos. El procedimiento de denuncia también presenta deficiencias. Muchas veces las mujeres son recibidas en las comisarías por personal que no está suficientemente preparado y que, lejos de brindarles la atención adecuada, les atribuye la responsabilidad del hecho.
 
5) Participación Política
Según el Foro Económico Mundial, el Perú se encuentra en el puesto 27 de 142 países en cuanto a participación política de la mujer. En la región estamos por encima de Colombia, Chile y Brasil. Esto se explica por el número de mujeres en el Consejo de Ministros (6 de 19) y en el Parlamento (28 de 130), que se estableció por un mecanismo de cuotas.
Sin embargo, cuando uno ve más allá y se fija, por ejemplo, en las cifras para gobernadores regionales y alcaldes, los porcentajes son solo de 4% y 2,6%, respectivamente.
 
(*) Con colaboración de Elody Malpartida y Diego Villarán.

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