Dos Miraflores y un decreto, por Gonzalo Torres del Pino
Dos Miraflores y un decreto, por Gonzalo Torres del Pino
Gonzalo Torres

La Municipalidad de Lima ya emprendió un proyecto en la Costa Verde entre las playas Punta Roquitas y Makaha: . Esta es una buena idea, pues le devuelve el espacio natural al tránsito de bajo impacto y conceptualmente nos da una visión de que la Costa Verde es un espacio que puede y debe ser intervenido para beneficio de la recreación pública. Es también, de alguna manera, reconocer que el proyecto de la vía de alto tránsito le quitó ese espacio a la ciudad. Este vendría a ser, pues, un paliativo complementario que no estuvo contemplado desde el inicio.

A través de un video producido por la misma municipalidad se puede ver el resultado que, sin embargo, nos deja una interrogante acerca del acceso a la playa. ¿Será este interrumpido por 700 metros, pues en el video no se muestra ninguna bajada a la playa? Por otro lado, esta debió ser una oportunidad para que un proyecto así sea abierto a concurso público de diseño, vía el Colegio de Arquitectos o de Ingenieros. Es hora de que a la sociedad civil y profesional se le involucre en proyectos de alcance público para generar espacios más consensuados entre gobierno y ciudadanos.

Algo así debió suceder con el proyecto del , por el que esta semana se empezó con un plan de desvíos en la zona. Hay cuestionamientos bastante atendibles con el tema de los árboles de extendidas y profundas raíces. Estos árboles son consustanciales al parque y la municipalidad realmente debería aclarar si van a quedar o no. No soy técnico, pero tengo preguntas como ciudadano preocupado por su entorno: ¿por qué no se pensó en un ingreso a través del óvalo y una continuación, como cuña, por debajo de Ricardo Palma, casi sin árboles, o de la avenida Arequipa? ¿Será por las oportunidades comerciales que el parque le brinda al estacionamiento? ¿Será porque el estacionamiento tendrá tiendas también? La falta de estacionamientos en Miraflores es un hecho que debe ser atendido (una pena que el óvalo haya perdido aquel edificio de parqueos situado donde hoy funciona una tienda por departamentos; esos espacios hubiesen sido muy útiles hoy), pero creo que se necesitan mayores consensos, más transparencia y menor impacto en la creación de estos lugares.

La eliminación del Decreto Legislativo 1198 que permitía la asociación público-privada en la puesta en valor de nuestro patrimonio es un error por parte del Congreso, que apresurado por una presión de la región cusqueña claudicó rápidamente. El tema no era vinculante, no era obligatorio, pero parece que en este tema pesa más la ideología que pensar en verdaderas soluciones para nuestros monumentos. Hay ejemplos actuales de eficiente gestión público-privada que no han sido tomadas en consideración para mostrar los beneficios de esa asociación. Una gran oportunidad perdida por una mirada politizada. El Estado no puede hacerlo todo, entiéndanlo de una vez.

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