Redacción EC

Con cuatro personas, entre ellos una mujer, estuvo Hugo Daniel Quintana Bardelli (46) la tarde del miércoles en una cebichería de Surquillo antes de ser cuando se encontraba manejando su lujoso auto Lamborghini. Los atacantes del empresario al que dispararon 48 veces.

Uno de los puntos importantes de las investigaciones policiales tiene que ver con esos acompañantes. Según declaraciones de testigos, se ha determinado la probabilidad de que uno de ellos avisara a los asesinos que Quintana estaba a punto de salir del local. Se trata de un joven moreno que ingresó al baño del lugar con un celular en la mano.

La policía sospecha que aquel joven moreno que almorzó con la víctima y dio información a los sicarios sería el mismo que sacó el canguro de Quintana del vehículo de este. Imágenes de “Cuarto Poder” muestran a esa persona llorando, pero no mirando el cadáver, sino el auto, como calculando esperando el momento para actuar.

Entre las hipótesis que maneja la policía se encuentra el ajuste de cuentas por una promesa no cumplida al haberse quedado con dinero que no le pertenecía y que sería del tráfico ilícito de drogas.

Otra hipótesis señala que una organización criminal habría pretendido llamar la atención de sus subordinados. Y es que Quintana habría pretendido ascender en una supuesta organización de narcotráfico a la que supuestamente pertenecía, pero no se lo permitieron.

La planificación del crimen por encargo y la cantidad de personas que lo ejecutaron (serían unas tres) también llama la atención. “Por esta modalidad no se ha visto en los últimos años este tipo de crímenes desde el 2006, cuando se asesinó a un vocal supremo que estaba llevando el caso del cartel de Tijuana”, comentó César Arévalo, jefe de Operaciones de la Dirandro.

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