(Foto: El Comercio)
(Foto: El Comercio)
Angus Laurie

La experiencia de ser peatón en Lima es desagradable. Entre la agresión de los choferes, la falta de seguridad en los cruces, veredas extraordinariamente angostas y la falta de estas en algunos sitios, la gran mayoría de limeños, quienes caminan parte o la totalidad de su viaje, son tratados como ciudadanos de segunda clase.

Entre los varios problemas de diseño de la ciudad que contribuyen con esta situación, figura el ‘estorbo urbano’. Me refiero a la colocación de postes, tachos, faroles, paraderos, entre otros elementos en el medio de las veredas, sin ninguna lógica holística de diseño. Mientras que una vereda típica limeña puede medir un metro de ancho, con la cantidad de estorbos de infraestructura colocados, el ancho efectivo podría ser la mitad.

Para dar un ejemplo, en la esquina de la avenida Pérez Araníbar con la calle Valle Riestra, en San Isidro, dentro de un metro cuadrado hay un poste para cada semáforo, un poste para cada farol, un poste para cables de luz, otro poste para colocar carteles de las calles y un cable de acero para anclar uno de los postes ubicados justamente en la esquina donde los peatones cruzan.

Otro caso es la esquina de los jirones De la Unión con Tambo de Belén, en el Centro de Lima, donde existen no menos de siete postes en una esquina, incluyendo un farol, varios postes de luz de diferentes escalas y diseños, postes para los cables y unos que parecen no tener ninguna función obvia.

El impacto de estos estorbos no es solamente la reducción para la accesibilidad peatonal, sino también el impacto visual, que hace sentir a uno que el espacio público es desordenado y menos atractivo.

Con un poco de coordinación entre las autoridades respectivas, los diferentes elementos en la calle podrían compartir un solo poste. Podríamos imaginar un poste que apoya un farol, un semáforo, los cables de luz, los carteles de las calles e incluso un tacho. Así podríamos liberar más espacio para los peatones en las veredas y especialmente en los cruces. Además, esta infraestructura debería ser colocada de una forma en que ocupen un corredor lineal de infraestructura, y así solamente quiten un mínimo de área a las veredas, otorgando un ancho efectivo máximo para los peatones.

Evitar estos postes es un inconveniente para los peatones. Para una persona en silla ruedas, en cambio, el lugar en el que uno coloca un poste podría ser la diferencia entre poder pasar o no. Así, la reducción de este estorbo urbano es un paso fundamental para mejorar el acceso universal en las calles de Lima.

Contenido sugerido

Contenido GEC