Huaca El Respiro es usada como botadero de basura
Huaca El Respiro es usada como botadero de basura
Redacción EC

MARTÍN ACOSTA GONZÁLEZ / 
Redactor de Sociedad

Olvidada en medio un arenal y a espaldas de un cerro, la huaca El Respiro luce su peor cara. Con sus muros  pintados con spray y convertido ahora en un botadero de basura, este sitio arqueológico agoniza en medio del abandono del Ministerio de Cultura (Mincu) y la Municipalidad de Puente Piedra.

Pese a que se pueden ver los hitos del Mincu, nada impide ingresar al terreno de aproximadamente 1000 metros cuadrados. La ausencia de muros y la falta de vigilancia, han contribuido a que el lugar esté completamente descuidado e incluso con peligro de ser invadido.

“El lugar se ha convertido en guarida de fumones y de gente de mal vivir. Los pobladores lo usan como depósito de basura, desconociendo que se trata de un sitio de gran valor arqueológico”, comentó Miguel Rabanal, dueño de un terreno frente a la huaca.

El complejo arqueológico está ubicado al margen izquierdo del río Chillón, a espaldas del Asentamiento Humano “Nueva Esperanza” en Puente Piedra. La zona está al límite de los distritos de Ventanilla y San Martín de Porres.

La antigüedad de este complejo corresponde al periodo del Intermedio Tardío (1000 d. C.), aunque recientes estudios refieren una antigüedad aún mayor.

El Ministerio de Cultura informó que el complejo El Respiro está bajo el cuidado y jurisdicción de la Dirección Desconcentrada de Cultura del Callao. El Comercio intentó comunicarse con este departamento pero no tuvo éxito.

Más allá de la responsabilidad del Mincu, para el regidor de Puente Piedra, Luis Francisco Huarez, existe una responsabilidad del municipio en no resguardar el lugar de posibles invasiones. “Poco a poco, algunas personas han ido ganando terreno y eso es preocupante”, dijo.

OTRO PANORAMA

Diferente situación se observa en la huaca El Paraíso, ubicada en San Martín de Porres. En julio de 2013, una de las pirámides de este complejo, contemporáneo a Caral, había sido destruida por inmobiliarias. Además, se observaban pintas en los muros del sitio.

En una visita realizada por El Comercio, se comprobó que el sitio es vigilado por guardianes y que regularmente la policía y el Ministerio de Cultura realizan visitas

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