Ingobernabilidad en Lima, por Angus Laurie
Ingobernabilidad en Lima, por Angus Laurie
Angus Laurie

Hace una semana escribí sobre la idea de que la formación de una autoridad única de transporte público sería un gran avance para Lima. Por otro lado, dije también que es solo un paso de muchos para reformar un sistema burocrático que hace ingobernable esta ciudad.

En la última semana ocurrieron dos acontecimientos que reafirman mi posición.

El primero fue el caso de la plataforma baja de la Costa Verde, en San Isidro. Allí, la Municipalidad de Lima ha empezado a trazar un proyecto para un malecón, sobre terrenos registrados en el municipio distrital y donde se acordó con el Ministerio de Educación hacer una obra completamente distinta, para ubicar las sedes de vóley playa y BMX para los Juegos Panamericanos 2019.

En un terreno totalmente eriazo, los dos proyectos públicos podrían tener beneficios, respondiendo al déficit de área verde y dando valor al litoral de la ciudad. El hecho de que haya dos propuestas distintas en camino para el mismo terreno muestra la frustrante realidad del sistema de gobernanza en Lima.

Más frustrante aún es que la Municipalidad de San Isidro ha tenido varias reuniones con la Autoridad del Proyecto Costa Verde (APCV) –que debería tener el rol de planificar la costa limeña de manera holística– justamente para evitar este tipo de conflictos.

Este tramo de la Costa Verde, que mide solamente 800 metros de largo, ya tiene nada menos que seis planes para su ordenamiento: el Plan Maestro de la Costa Verde de 1995, un plan del 2007, uno del 2010, el proyecto Costa Verde para Todos de Susana Villarán en el 2012, un proyecto de la Municipalidad de Lima del 2016 y el proyecto para los Juegos Panamericanos 2019.

Falta de planes no hay. Lo que falta es una estructura burocrática eficaz para implementar una visión del litoral.

El segundo ejemplo es la propuesta de convertir a San Juan de Lurigancho en una provincia con, posiblemente, cuatro nuevos distritos, en una ciudad que, incluyendo al Callao, ya tiene alrededor de 50.

El lado positivo de esta propuesta es que representa una oportunidad para entregar un mayor presupuesto de fondos públicos a ese distrito, en donde falta inversión pública. Sin embargo, esta estrategia no hace nada para resolver un gran problema: Lima ya tiene demasiados alcaldes, y todos y ninguno tienen responsabilidad para el planeamiento y regeneración de la ciudad.

Más bien, si el problema es que San Juan de Lurigancho tiene a la población más numerosa de los distritos de Lima pero uno de los presupuestos más limitados, entonces hay que reformar el sistema de distribución de fondos para que sea más equitativo, sin crear más niveles de burocracia.

Quizás la barrera más fuerte para el desarrollo de Lima es nuestra gobernanza.

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