Gino Alva Olivera

Micaela dejó su camioneta estacionada en una calle cercana al centro comercial Arenales, en Lince, para recoger un arreglo floral. Era mediodía y tardó apenas unos minutos en volver, pero enseguida notó que alguien había arrancado los cuatro aros de metal que forman el emblema de su vehículo. En el lugar, nadie vio nada.

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