Inseguridad: las familias se ven forzadas a cambiar sus hábitos
Inseguridad: las familias se ven forzadas a cambiar sus hábitos
Redacción EC

MILAGROS VERA COLENS 

Un reciente Organización de las Naciones Unidas reveló que Latinoamérica es la región más insegura del mundo y que, debido a ello, los hogares han adoptado cada vez más mecanismos de defensa para protegerse.

El estudio refiere, por ejemplo, que entre un 45% y 65% de los latinoamericanos ha dejado de salir por la noche a causa de la inseguridad, y un 13% vio la necesidad de cambiar su residencia por temor a ser víctima de un delito.

En nuestro país, la inseguridad es una constante: en el 2012 se registraron en Lima 30.646 delitos contra el patrimonio y 744 faltas contra la seguridad pública, según cifras gubernamentales, que además revelan que entre agosto del 2012 y enero del 2013 el 40,7% de limeños fue víctima de algún delito. Quizá por ello la percepción de inseguridad entre la gente alcanzó por entonces un preocupante 87,3%.

El temor a ser víctimas de robos al paso, o a sufrir un asalto en nuestras propias casas, nos ha llevado, por ejemplo, a enrejar los inmuebles, contratar vigilantes o adquirir alarmas y sistemas de monitoreo. Otros suelen comprar seguros monetarios contra robo e incluso se aprenden a manejar armas

Para el antropólogo de la PUCP Gabriel Calderón, experimentar o sufrir un cogoteo, peleas entre pandillas, asaltos, secuestros o la violencia contra la mujer origina de inmediato una serie de temores e inseguridades que derivan en una reacción punitiva. “Es decir, exigen mano dura y autoridades más despiadadas contra los agentes de la delincuencia y criminalidad, y dejan de lado la posibilidad de una reflexión y discusión de lo que la criminalidad y delincuencia dicen de nosotros como sociedad”.

“Aunque para la sensibilidad ciudadana del caso resulte difícil de aceptar, también somos parte del problema […]. Y se requiere un ciudadano más comprometido con su entorno inmediato, y que actúe y, al mismo tiempo, exija al Estado una mayor eficacia como proveedor de servicios de seguridad”, precisa.

El temor frente a la inseguridad ciudadana se ahonda al ser testigos de la crueldad con la que operan muchos delincuentes, quienes, bajo los efectos de las drogas o el alcohol, son capaces de herir e inclusive asesinar a sus víctimas por adueñarse de un bien material.

Para el criminólogo y jefe del Instituto Nacional Penitenciario (José Luis Pérez Guadalupe, la delincuencia es actualmente más violenta, y esto se evidencia en el uso de armas. “Hace 20 años, se tenía que contar con una carrera delictiva de mucho tiempo para portar un arma de fuego. Ahora se puede ver a jóvenes utilizándolas”, agrega.

El funcionario sostiene que en el pasado existían zonas de riesgo en las que ocurría la mayor parte de atracos, pero en la actualidad el fenómeno se ha generalizado

La movilidad social y el crecimiento económico ofrecen oportunidades para que los asaltantes se desplacen a nuevos sectores. “El delincuente puede vivir en un distrito, pero puede movilizarse en autos propios o robados a lo largo de toda la ciudad. Esto ha generado que la delincuencia deje de ser un problema de las grandes urbes y llegue a los pueblos pequeños, donde hasta hace algunos años no pasaba nada”, asegura Pérez Guadalupe. 

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