(Alonso Chero/El Comercio)
(Alonso Chero/El Comercio)
Cristina Fernández

Katherine Junco Armas estuvo 12 días en estado de coma. Tras despertar, durante ocho meses no pudo comer ni bañarse: primero estuvo postrada en una cama de hospital y después en una silla de ruedas debido a sus heridas abiertas. Hoy camina con dificultad y permanece parcialmente vendada.

“Los médicos me desahuciaron, pero sobreviví. Ahora me siento fuerte para buscar justicia”, afirma la joven madre que acusa a su ex pareja de haberle prendido fuego para matarla.

Katherine tiene quemaduras en el 80% del cuerpo y desde hace un mes y medio se recupera –de las heridas que lleva en la piel y en el alma– en la Casa Vida Mujer, un centro privado de tratamiento para víctimas de violencia, que costea por medio de donaciones.

“Llegó muy mal, apenas podía pararse y dar unos pasos. Aquí recibe terapia psicológica, una enfermera cura sus heridas y también participa en actividades”, cuenta Nelly Canción, directora de la Casa Vida Mujer.

La agresión brutal contra Katherine Junco ocurrió en octubre del 2016. El miércoles de la semana pasada, ella cumplió 29 años. Un día antes, su presunto agresor, Héctor Velásquez Nieto, fue capturado en el distrito de Independencia. Contra él pesaba desde marzo último una orden de prisión preventiva. Su nombre además aparecía en el programa de recompensas del Ministerio del Interior.

“Su captura fue el mejor regalo de cumpleaños que Dios pudo darme. Sé que solo de esa forma dejará de seguir lastimando a más mujeres”, comenta Katherine.

Ante la policía el presunto agresor dijo que un cortocircuito en la habitación que ambos compartían provocó el fuego que terminó envolviendo a Katherine, pero ella afirma que Héctor la agredió brutalmente.

“Dijo que de esa casa yo solo saldría muerta. Logré llamar a mi mamá para pedirle auxilio. Cuando estaba en la cama sentí que me arrojó un líquido, luego sacó un encendedor y el fuego avanzó rápidamente”, narra la joven. Katherine necesita una cirugía reconstructiva, valorizada en 25.000 soles. Debido a las quemaduras, su barbilla quedó unida a su pecho, lo que le impide mover el cuello.

—No fue la primera vez—
El agresor de Katherine no pudo quitarle la vida, pero sí le arrebató la del hijo que ella llevaba en el vientre. Tras salir del coma, se enteró de que había tenido ocho semanas de gestación.

Aquella fatal madrugada de octubre no habría sido la primera vez que Katherine era golpeada por el hombre con el que llevaba siete meses de relación.

“Los dos meses que conviví con él fueron un infierno. Una vez me golpeó con un fierro, otra me acuchilló, pero no lo denuncié porque me amenazaba con hacerle daño a mi familia”, afirma esta joven que intentó quitarse la vida dos veces, pues no concebía la idea de seguir viviendo con dolor y marcas en el cuerpo.

Llena de desesperación por verla sufrir, la madre de Katherine, Janet Armas, tocó varias puertas en busca de ayuda. “Un programa de televisión gestionó su internamiento en un centro de tratamiento, porque desde el Ministerio de la Mujer no tuvimos ese apoyo”, afirma la madre que vela ahora por los tres hijos de Katherine.

—Busca justicia—
Aunque Héctor Velásquez está recluido en el penal Miguel Castro Castro, Katherine Junco sabe que el camino para encontrar justicia será largo y está dispuesta a participar en todas las diligencias que demande el proceso.

El defensor público asignado al caso, Wilder Chávez, informa que solicitará al Poder Judicial la ampliación del reconocimiento médico legal y la reconstrucción de los hechos. El abogado considera que hay muchos agravantes para solicitar la máxima pena por intento de feminicidio: 25 años de cárcel.

La historia de Katherine es la misma que la de otras 70 mujeres de Lima, quienes en el 2016 fueron víctimas de intento de feminicidio, según los centros de Emergencia Mujer. Otras 39 no salieron con vida de los ataques. El 80% fueron agredidas por sus parejas o ex parejas.

“De corazón lo he perdonado, pero quiero que se cumpla la ley y que le impongan la máxima pena”, añade Katherine, ahora más repuesta y con el anhelo de estudiar para cumplir su sueño de ser enfermera

Contenido sugerido

Contenido GEC