"Lima bonita, Lima fea", por Raúl Castro
"Lima bonita, Lima fea", por Raúl Castro
Raúl Castro

Suena bien, pero, ¿puede Lima ser el secreto mejor guardado de Latinoamérica para los viajeros? Los cazadores de tendencias, los exploradores de nuevas corrientes y experiencias en Europa creen que sí. No exentos de sospechas vale decir.
Empezó la revista “Dazed and Confused”, una referencia en la cultura y la moda más ‘trendy’ de Inglaterra, atreviéndose a incluir a Lima entre las diez ciudades más creativas del planeta. Más aun, la destacó como “la inesperada estrella mundial del nuevo arte emergente”. 

Afirmaba que con “París cansado, Nueva York obsesionado con el éxito y Londres inalcanzable”, la búsqueda de nuevos focos de innovación tenía que complementarse con otros valores, como costos accesibles y escenas artísticas en efervescencia. Y Lima, como otras ciudades históricas,  está ahora en inmejorable posición.  

“The Guardian” ha ido más allá. Hace pocos días, puso a la capital “en el radar”, informando sobre cómo el “boca a boca” de los usuarios hace que la energía de nuestra gris ciudad empiece a ganarle algunas pulseadas a los sitios ancestrales. De hecho Lima ha sido el departamento más visitado por turistas extranjeros en el 2014, con el 72%, según Prom-Perú. Le sigue Cusco, con 35%.

¿Qué despierta el repentino entusiasmo de los especialistas? Lo que “The Guardian” subraya es, claro, la oferta gastronómica. Y con ella, el surgimiento de sectores innovadores como la moda, la música, la escena nocturna y el arte. 

En una evaluación objetiva, es evidente que toda pasión colisiona con las magras condiciones que índices como el de Competitividad de Viajes y Turismo, del Foro Económico Mundial, acusan en nuestro país. En su evaluación del 2015, el Perú ocupa el puesto 58, de 144 países, en preparación para el turismo. Esta medianía se explica por una realidad bipolar: un expectante duodécimo lugar en recursos naturales, pero tristes resultados en infraestructura y seguridad, en los que caemos hasta los lugares 117 y 118. 

Días atrás, también, el periodista Javier Lizarzaburu comentó las circunstancias en que un equipo de Hollywood llegó a Lima a filmar escenas de una película de época, pero el lamentable estado del patrimonio monumental del Centro Histórico lo hizo desistir. “¿Por qué han destruido su ciudad de esa manera?”, preguntaron, decepcionados. 

Lima podrá ser, en efecto, el secreto mejor guardado, cuando sus gestores públicos estén al nivel de sus artistas y creadores. Mientras el transporte siga siendo calamitoso y 4 de cada 10 seamos víctimas de la delincuencia, no habrá muchos que quieran develarlo. 

Asimismo, mientras zonas claves como el Centro Histórico, que pueden ser su mayor activo, sigan abandonadas, la oportunidad seguirá estando perdida. Sin misterio no hay romance, dicen. Vale también para las ciudades. 

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