Como si Lima estuviera en Nepal, por Raúl Castro
Como si Lima estuviera en Nepal, por Raúl Castro
Raúl Castro

Imposible dormir. Decenas de miles de habitantes de Katmandú, capital de , hacen ahora mismo vigilia en las calles por miedo a las réplicas del aterrador terremoto que asoló esta región de los Himalayas.

Nuevos sismos los crispan de rato en rato, llueve a cántaros sobre sus precarias carpas y, como es de esperar frente a su precaria organización social, la ausencia de servicios, los cortes de luz y telefonía y el desconcierto general los tienen entre el pánico y la desesperación.  

Se calcula que más de 3.600 personas han muerto y más de 6 mil quedaron heridas con este devastador terremoto, de magnitud 7,9 grados en la escala de Richter.

Pero Katmandú no es el único lugar en el mundo donde más terremotos se esperan ahora con impotencia. El Dr. Brian Tucker, presidente del observatorio GeoHazards de California, sostiene enfáticamente que Teherán, capital de Irán; Padang, en Indonesia; Haití, nuevamente; y la ciudad de Lima, capital del Perú, serán los próximos escenarios de una calamidad equivalente.

El informe de “The New York Times” que difundió sus declaraciones, dos días atrás, nos ha puesto sobre aviso: en común tenemos “las profundas fallas tectónicas en tensión, tanto como sus inadecuados estándares en la construcción de edificios y sistemas de prevención de desastres”.

Como en Nepal, los limeños sabemos que el “silencio sísmico” de estos años hace inevitable que afrontemos un devastador terremoto tarde o temprano. Como en Nepal, también, aquí tenemos una crónica de miles de muertes anunciadas: más de 50 mil según Indeci. El Plan Nacional de Gestión de Riesgos de Desastres pronosticó, asimismo, más de seis millones de damnificados.

Puente Piedra, Carabayllo, Comas, Ate, por la calidad de sus edificaciones. El Cercado de Lima, el Callao y parte de La Victoria, por la antigüedad de sus casas. Y los acantilados de Chorrillos, Barranco y Villa El Salvador están en el mapa del lamento. Barrios Altos se caería como un castillo de naipes.

Tristemente, Nepal y el Perú son semejantes en lo telúrico, por la abrumadora presencia de sus cadenas montañosas en tensión y por su flagrante informalidad, diagnostica el antropólogo Vladimir Gil, conocedor de ambos sistemas geográficos. El peor parecido es la falta de preparación: el 70% de nuestras casas no tiene garantías frente a un sismo de magnitud.

Solo el 10% de peruanos afirma estar “algo preparado” ante un cataclismo como el notificado, según una encuesta de Ipsos-El Comercio del 2014. Otro 37% se considera poco preparado, y un aterrador 52% se declara nada preparado. Como en Haití el 2010, nuestro frágil estado, y la pavorosa inactividad de la comuna metropolitana, ya nos condenan a una catástrofe.

Nos queda entonces atender lo dicho por Tucker y organizar un sistema de revisión urgente de edificaciones en toda la ciudad, al grado de certificarlas, por un lado. Por otro, dar prioridad a la aplicación extendida de los planes de prevención como los ya delineados por Indeci. La idea es dormir tranquilos.

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